
SKF Tudela: innovación, sostenibilidad y personas para liderar el futuro de la automoción

La historia de SKF en España comenzó en los años 70, con la adquisición de varias empresas del sector industrial en la fabricación y comercialización de rodamientos y la posterior creación de la planta en Tudela. Fue una de las apuestas más ambiciosas del grupo, que vio en Navarra un enclave estratégico por su tradición industrial, su entorno tecnológico y el talento local. Desde entonces, ha evolucionado con una visión clara: combinar tecnología puntera, eficiencia operativa y compromiso medioambiental para ofrecer soluciones de alto valor añadido a los fabricantes de vehículos más exigentes del mundo.
“Llevamos más de 50 años trabajando para que cada rodamiento que sale de esta planta sea sinónimo de fiabilidad, precisión e innovación. Pero no nos detenemos ahí: el verdadero motor de SKF Tudela es la mejora continua”, afirma Julián Jiménez, director de la fábrica de Tudela.
En la actualidad, la planta se dedica a la producción de rodamientos para automoción, y desde 2022 ha incorporado una nueva línea de negocio dedicada al reacondicionamiento de aceites industriales, una tecnología pionera a nivel mundial basada en economía circular. “El proyecto RecondOil es un ejemplo perfecto de cómo combinamos ingeniería, sostenibilidad y visión de futuro. Somos capaces de devolver el aceite industrial a su estado original, y lo hacemos tanto para consumo interno como para clientes externos”, explica Francisco Oliver, responsable de operaciones.

Excelencia operativa con visión humana
La planta ha vivido una transformación profunda en la última década. A través de un ambicioso plan de digitalización y robotización, ha automatizado buena parte de sus procesos productivos, introducido IA en los sistemas de control de calidad y desarrollado un modelo de mantenimiento predictivo basado en sensórica avanzada.
“No se trata solo de incorporar tecnología, sino de hacerlo con sentido. Nuestros sistemas aprenden, se anticipan a fallos y permiten a los operarios centrarse en tareas de mayor valor añadido. Esto no ha supuesto una amenaza para el empleo, al contrario, ha fortalecido el vínculo entre tecnología y personas”, destaca Oliver.
De hecho, uno de los mayores logros ha sido la aceptación del cambio por parte de la plantilla, compuesta por profesionales altamente cualificados, estables y comprometidos. La dirección ha apostado por planes formativos internos continuos, preparando a los trabajadores para un entorno cada vez más digitalizado. “La clave ha sido hacer partícipe al equipo desde el inicio. La tecnología no debe ser un freno, sino una aliada. Aquí no hay resistencia al cambio porque todos entendemos que es la vía para mantener empleo de calidad en un entorno competitivo”, añade Julián Jiménez.

Sostenibilidad como compromiso real
SKF Tudela no solo habla de sostenibilidad: la practica y la mide. En 2019 se convirtió en una fábrica CO₂ neutral, y desde entonces ha seguido avanzando hacia nuevos retos medioambientales basados en cero residuos y en cero desperdicio de agua industrial, según explica Alonso Ríos, responsable de EHS. “En 2011 consumíamos 36 gigavatios de energía al año. Hoy, con mayor volumen de producción, hemos bajado a la mitad. En agua hemos pasado de 80.000 a 20.000 metros cúbicos anuales. Pero no nos conformamos y el objetivo es autoabastecernos y reutilizar el 100% del agua industrial”.
Además, la planta ha optimizado al máximo su intralogística, convirtiéndose en un referente dentro del grupo SKF a nivel global. Sus proveedores locales también han crecido tecnológicamente al ritmo de la fábrica, generando un ecosistema industrial potente en la región, del cual se beneficia la marca a nivel internacional.
Hacia el vehículo eléctrico
Uno de los proyectos estrella de SKF Tudela en la actualidad es el desarrollo de una solución híbrida de rodamientos para vehículos eléctricos, en colaboración con Mercedes-Benz. La planta navarra logró imponerse a otros competidores internacionales con una propuesta innovadora capaz de absorber cargas de forma más eficiente, reducir la fricción y aumentar la autonomía del vehículo.
“Estamos hablando de un proyecto que supone una inversión de 10 millones de euros y la adquisición de 40 nuevas máquinas. Es un reconocimiento a nuestra capacidad técnica y una oportunidad única para posicionarnos como líderes en la nueva movilidad”, explica Jiménez. Esta solución eliminará el tradicional “clic” del vehículo, mejorando la experiencia del usuario y prolongando la vida útil del sistema. Para SKF Tudela, representa también la puerta de entrada a mercados con altas exigencias.
La visión de SKF Tudela es clara: seguir liderando en innovación, sostenibilidad y talento humano. La digitalización seguirá avanzando, pero siempre con un enfoque humanista, que ponga a las personas en el centro del cambio. Con medio siglo de historia y la vista puesta en las próximas décadas, SKF Tudela demuestra que la industria del futuro no solo es posible: ya está en marcha, y tiene nombre navarro.
