Sam Altman y Brian Chesky hablan sobre el futuro de la IA y su adaptación en una sociedad «agonizante» por la incertidumbre
Sam Altman, CEO de OpenAI, y Brian Chesky, CEO de Airbnb, conversan en el Aspen Ideas Festival 2024 sobre las tecnologías emergentes, se muestran a favor del papel regulador del Estado y coinciden en que "nunca se puede ir tan rápido como para dejar a la sociedad atrás"
El periodista Lester Holt junto a Sam Altman (Open.ia) y Brian Chesky (Airbnb) en el Apen Ideas Festival 2024 - Autor: Nick Tininenko (Flickr)
El trabajo cooperativo entre OpenAI y Airbnb ha trascendido del negocio a la mesa. En la jornada del Aspen Ideas Festival 2024, se han congregado dos de las mentes más disruptivas del mundo, lo que ha consagrado al evento como una de las reuniones de de talento multidisciplinar claves del año. Entre ellos, destacan dos gigantes de Silicon Valley que, además, comparten una estrecha amistad: Brian Chesky, CEO y cofundador de Airbnb, y Sam Altman, CEO y cofundador de OpenAI. Ambos han transformado el paradigma en sus respectivos ámbitos y, en esta cita, comparten su perspectiva respecto al futuro de la tecnología y su integración en la sociedad.
Con el paso del tiempo, la inteligencia artificial (IA) va a ser testigo de un proceso de expansión. Este fenómeno no solamente se reflejará en el día a día de las personas, sino que también afectará a las grandes corporaciones. En el debate, tanto Altman como Chesky explican que es una de las tecnologías más prometedoras de la historia y, por esa razón, las empresas deberían adoptarla y adaptarla. De esta forma, se reestructurarán los cimientos de la industria y el impacto de esta metamorfosis no se remitirá exclusivamente al área de los negocios, sino que toda la sociedad se verá afectada por este cambio.
Tanto OpenAI como Airbnb se han percatado de un sentimiento creciente en la sociedad: la ansiedad. Con la aparición de estas tecnologías emergentes, la gente se plantea preguntas como cuál es el lugar al que se dirige la sociedad. «Al fin y al cabo, si se resuelven todos los problemas de la física, qué más nos quedará por descubrir», se pregunta Altman al analizar la rápida evolución de esta herramienta. La IA, además, entraña problemas legales. «Es imposible controlar la manera en la que la gente utiliza las tecnologías emergentes ,y peligroso cuando las capacidades de estas tecnologías son tan extensas», señala Altman, mientras Chesky asiente con la cabeza como señal de acuerdo. «Las tecnologías se desarrollan con una intención buena, pero la actuación de las personas puede ser mala y desorientar el objetivo», apunta Altman. Ambas cuestiones vislumbran un hecho fundamental: «el gobierno debe intervenir para regularlo y establecer un límite a la tecnología», añade.
Chesky y Altman son amigos desde 2008 y, según explica el segundo, el cofundador de Airbnb fue un mentor para él: «me dedicaba a seguir los consejos de Brian y callar». Por esa razón, cuando Altman se embarcó en el proyecto de OpenAI , Chesky le siguió el paso de cerca. «Este tipo de iniciativas son un viaje muy complicado, especialmente, porque la gente está muy nerviosa por conocer el futuro del proyecto», señala el CEO de Airbnb. Entre una de las ideas que más le repitió a su alumno fue que nunca se piensa lo suficiente en la política cuando se desarrolla un negocio y, en realidad, afecta muy notoriamente sobre el proceso. «Pero, ante cualquier problema, mi consejo fundamental para Sam era que confiara en sus convicciones y que se apoyara en gente que confiara en él», apunta.
El valor de la confianza se manifestó antes de lo que ambos se esperaban porque, en noviembre de 2023, OpenAI despidió a Altman. Este susto acabó en anécdota cuando se reincorporó a la empresa después de las quejas de los trabajadores, pero eso no priva a Chesky de seguir tachando el despido de injusto. Según él, «durante todo el periodo de vida de la empresa se debe ser transparente, pero aún más cuando se atraviesa un periodo de crisis«.
Más vale curar que prevenir
En esta conversación del Aspen Ideas Festival, se hace especial hincapié en un principio: una empresa tecnológica debe asumir que nunca se podrá anticipar a lo que ocurrirá, sino prepararse para enfrentarlo. «Nunca sabemos qué pueden significar los datos o qué aspecto predecirán del futuro», explica Altman. Por tanto, es más interesante remitirse a su recolección y progresiva aplicación en las empresas, que anticiparse a ellos. «En el avance de las tecnologías, no nos interesa tanto adónde llegarán como de qué manera se adaptarán a la sociedad y a los modelos económicos vigentes».
Chesky toma la palabra y profundiza en el cariz social de la adaptación a las nuevas tecnologías: «la gente está agonizando porque no sabe cómo controlar las nuevas tecnologías, por esa razón, se debe educar a las personas y escuchar su feedback«. Al fin y al cabo, «nunca se puede ir tan rápido como para dejar a la sociedad atrás, se debe ir a una velocidad en la que podamos llevar a todas las personas con nosotros».
La idea de Chesky demuestra que la gente dejará de temer a la innovación cuando entienda su desarrollo, lo cual resalta la importancia de ser transparente y explicar los pasos que se siguen cuando se va de una tecnología a otra, «como se va desde la IA a la IA Generativa», añade. Por tanto, la cuestión no es la tecnología, sino la gente que viene con ella. Aunque, en realidad, el challenge real no reside en cómo crear una tecnología que se adapte a las exigencias de la sociedad, sino en decidir cuáles son los valores que la sociedad considera que deben enseñarse.
Carrera tecnológica
Según Altman, «no existe una carrera tecnológica cuya meta sea el hito histórico, sino una evolución continua hacia la tecnología», de horizonte indefinible. La tecnología no impacta sobre la sociedad por sus resultados, sino que solamente el desarrollar estas herramientas ya se está demostrando evolución. «Esa es la historia de la mejora del mundo» incide Chesky.
Y para conseguir el desarrollo de una tecnología segura, se requiere la creación de un producto seguro y que la sociedad acoja. «Esto incluye un diálogo continuo con la sociedad en el que se negocie sobre cómo es la mejor manera de utilizarla, por eso es tan importante el feedback» explica Altman referenciando las palabras anteriores de Chesky. «Por esa razón, si hay un momento en el que se debe dar un paso atrás porque la sociedad se queda atrás, aunque los competidores avancen, estamos dispuestos a echar el freno» .
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