Ray Stata (cofundador de Analog Devices): «Hay que ayudar a los políticos a comprender los desafíos de la tecnología»
Con la microelectrónica, ocurre algo extraño: nos sentimos como en casa. Las matemáticas ya existían antes de las civilizaciones mesopotámicas, pero la microelectrónica es algo reciente, algo que nos pertenece. Probablemente, dentro de unos siglos, cuando algunos recuerden a los pioneros del siglo XX, los identificarán como los Euclides, los Tales de Mileto, los Pitágoras de la microelectrónica. Hemos vivido de cerca toda esa revolución. Es nuestro legado para las generaciones futuras, para los milenios venideros.
Ray Stata fundó Analog Devices en 1965, apenas unos años después de que Robert Noyce descubriera el circuito integrado de silicio (el de germanio fue unos meses anterior y se quedó por el camino). “Sigo muy de cerca todavía los planes de la empresa”, me dice en conversación durante el Valencia Silicon Forum, “intento ofrecer una perspectiva externa sobre nuestros compromisos y evaluar el rendimiento en función de nuestros planes. Es muy común que las empresas de alta tecnología tengan juntas directivas involucradas y que trabajen en estrecha colaboración con el equipo directivo para trazar el camino a seguir y anticipar los riesgos”.
Sobre el tipo de liderazgo que se requiere en el sector de alta tecnología , Ray Stata cree que “la innovación técnica impulsa el éxito empresarial” y el mayor reto es, por consiguiente, “es atraer, retener y desarrollar el talento y las personas que necesitamos para afrontar nuevos retos y seguir creciendo”.
Su vinculación con el Massachusetts Institute of Technology (MIT) ha sido tan estrecha que suya fue la decisión de financiar el famoso edificio de Frank Gehry en el campus. “La mayor parte del talento que impulsa el crecimiento de la industria proviene de nuestras universidades. Siempre nos implantamos en áreas con universidades que, de alguna manera, se especializan en las partes de la tecnología más interesantes. Construimos la relación con los profesores, con los programas de investigación en marcha, con los ingenieros cuando aún son estudiantes y también después durante la formación continua. La relación con la universidad siempre ha sido un factor clave en nuestro éxito y sigue siendo así, incluso se está fortaleciendo a medida que la tecnología se vuelve más compleja, profunda y especializada”.
Pioneros como Robert Noyce, Gordon Moore o William Shockley decidieron mudarse a la Costa Oeste, donde había suelo abundante y la Universidad de Stanford logró captar la atención de los inversores. Pero Ray Stata prefirió quedarte en la Costa Este. ¿Por qué? “Fue normal para mí y para muchos de los primeros empleados de Analog Devices. Este era su hogar y esta parte del mundo, alrededor de Boston, es muy rica en universidades técnicas y en personas con experiencia en nuestra industria. Empezamos aquí y siempre hemos tenido éxito. Pero al mismo tiempo, a medida que crecemos, buscamos llegar a otras partes del mundo para aprovechar la base de talento que hay allí”.
Durante la década de 1990, el sector de la Costa Este, que se había centrado en la electrónica de precisión y el procesamiento de señales analógicas para sistemas grandes y complejos, no supo dar a tiempo el salto hacia la digitalización, lo que condujo a la crisis de empresas como Kodak, DEC o Wang Laboratories. Sin embargo, Analog Devices sobrevió a la crisis. “Desde el principio, una parte importante de nuestro éxito ha sido construir una cultura donde los jóvenes pueden aprender y cometer errores sin ser castigados. Intentamos crear un entorno que fomentara la innovación y el riesgo, un valor fundamental de nuestra empresa desde sus inicios, que continuó durante los 90 y hasta la actualidad. No sólo reclutar talento, sino también retenerlo, es parte del desafío de nuestra industria y eso tiene mucho que ver con establecer una cultura donde la gente disfrute de su trabajo juntos y se divierta creando nuevos productos emocionantes para alcanzar sus objetivos”.
Analog Devices es hoy una empresa con 60 años de experiencia que debe competir con grandes compañías tecnológicas que concentran mucho conocimiento, mucha investigación y liderazgo, y que están creando verticales en muchas tecnologías. “La industria de los semiconductores está en constante evolución desde el principio. Uno de los puntos clave para el éxito a largo plazo y la supervivencia es ser capaz de percibir los cambios tecnológicos en el mercado de clientes y adaptarse y aprender a abordarlos. Lo llamamos ser una organización de aprendizaje. Analog Devices, durante muchas décadas, ha realizado cambios en su estrategia para seguir a la tecnología. Ese es uno de nuestros secretos del éxito. Sabemos cómo hacerlo. Es un desafío, pero creo que, como ha sido en el pasado y en el futuro, seguirá siendo esa capacidad la que distinguirá a las empresas que perduran por largos períodos de las que van y vienen”.
“Llevamos 60 años en esto y todavía estamos en pleno cambio”, apostilla Ray Stata. “Históricamente, siempre nos hemos centrado en la tecnología analógica, pero ahora nuestros clientes quieren que integremos inteligencia en nuestros productos, lo que requiere que desarrollemos copias digitales de componentes de software para todas las empresas y que ofrezcamos soluciones más completas, no solo en términos de los aspectos globales, sino también en términos de la inteligencia del producto y, por lo tanto, de la tecnología informática”. Esa clase de desafíos y cambios “mantienen a nuestra gente interesada en seguir aprendiendo y desarrollando nuevos conocimientos y perspectivas”.
En el sector de la microelectrónica parece que el carácter pionero acompañará siempre a sus líderes. “Cuando empezamos, el talento y la orientación necesarios para liderar organizaciones, en comparación con las organizaciones más grandes y complejas que somos hoy, eran muy diferentes. Por eso, hemos tenido que aprender no solo nuevas tecnologías y nuevas áreas, sino también nuevas formas de organizar y gestionar la empresa. Hoy necesitamos líderes en la empresa, a todos los niveles, que no solo sean grandes tecnólogos en cuanto a su comprensión de ese aspecto de nuestro negocio, sino que también sean muy talentosos en su capacidad para liderar organizaciones, para hacer que el trabajo sea interesante y satisfactorio para los empleados. Y, en general, para mirar más a futuro, a las estrategias que se están desarrollando y serán necesarias a largo plazo”.
En ese sentido, concluye el cofundador de Analog Devices, “debemos adoptar una visión a más largo plazo que al principio, en cuanto a nuestro futuro como empresa, el mercado y la tecnología. Esto requiere un liderazgo con conocimiento y experiencia. Contamos con líderes con mayores habilidades estratégicas, de gestión y organizativas que las que necesitábamos al principio. Debemos estar más enfocados en eso para las próximas décadas”.
¿Cuál es su sugerencia para fortalecer la colaboración entre el sector tecnológico y los responsables políticos? «Es un desafío al que se enfrentan todos los países hoy en día, porque la tecnología es compleja y se necesitan años de experiencia para comprender los fundamentos de los negocios y cómo servimos a nuestros mercados. Los líderes políticos aún no han madurado para aprender estas cosas. Parte de nuestra responsabilidad en esta industria es dedicar más tiempo a los funcionarios gubernamentales, ayudarlos a comprender los desafíos a los que nos enfrentamos como industria y las medidas que el gobierno puede tomar para ayudar a nuestras empresas y países a tener más éxito. Sin duda, la industria está invirtiendo mucha más energía y esfuerzo en esto hoy que nunca. Pero el liderazgo, qué hacer o no hacer, cuándo y dónde hacerlo, sigue siendo responsabilidad de la junta directiva y de la gerencia de las empresas».

Eugenio Mallol

