«¿Qué demonios es la innovación?», Alba y Ferràs mano a mano
Uno pone el umbral en el riesgo, la innovación implica subir montañas para encontrar océanos azules, y la Administración debe echar cuerdas para facilitar la tarea; el otro pone el acento en la necesidad de alinear la estrategia innovadora con los objetivos de negocio y advierte de que la IA generativa cambiará las reglas del juego, apasionante debate en el Collaborate
Xavier Ferràs y Ángel Alba durante su conversación en el Collaborate de Málaga. / FLITCUT
Sobre la mesa el último libro de Ángel Alba, CEO de Innolandia y colaborador de Atlas Tecnológico, Re-aprender a innovar. El autor conversa en el Collaborate Reset the Economy con el profesor de Esade Xavier Ferràs, ambos bajo la batuta del periodista Sergio Martín.
“La innovación son resultados, se hacen cosas para conseguir negocio”, afirma Ángel Alba. “Me gusta pensar en la innovación para qué, en cómo puede ayudar a conseguir los objetivos estratégicos de la empresa. Dónde está el feedback. Hace unos años trabajamos con una gran empresa del automóvil que llevaba dos años con el design thinking, les pregunté cuántos proyectos habían lanzado: ‘ninguno’, me respondieron, pero habían formado a 200 personas”.
Xavier Ferràs se pregunta, a continuación, “qué demonios es la innovación”. En su trabajo de investigación ha considerado “muchas perspectivas”, desde el papel de las startups a los centros de investigación, pero “lo centro en un conceto fundamental: el riesgo. Si eres innovador arriesgas. Si no te gusta el riesgo, la incertidumbre, no lo eres”.
“Xavi dice que soy un poco Jedi”, apostilla Ángel Alba. Innolandia ha llevado a cabo un estudio sobre innovación entre los miembros de su comunidad de innovación. A partir de ese trabajo de campo ha elaborado dos grandes perfiles, inspirados en dos personajes de la saga Star Wars.
“Los Rei se dedican a hacer proyectos, pero según va a aumentando la madurez de la innovación en la empresa necesita consolidar. Si haces 300 proyectos, necesitas un sistema, si no es imposible gestionar la innovación. Y cuando la empresa empieza a hacerlo de forma sistémica, las personas se vuelven más Yoda”.
La clave para el CEO de Innolandia es “alinear los objetivos de la compañía con las tesis de la innovación”. En ese sentido, en el estudio llevado a cabo por su empresa “nos coincidía el arquetipo de la gente que hace innovación es el de personal con menos experiencia, y los que la gestionan son los que tienen más años”.
Xavier Ferràs propone “subir una montaña, todos estamos en la base, en un océano rojo, un mercado en el que estamos luchando y caemos en una guerra de precios”. El que sube arriba, en cambio, “espera encontrar un océano azul, ha hecho I+D. Subir esa montaña significa riesgo, puedes caer, no hay nada en la vida gratis, pero dispones de herramientas, metodologías. Ahí es donde hemos avanzado: lean startup, design thinking, open Innovation… ¿Por qué hay economías azules y otras rojas? Porque hay países que ponen cuerdas para ayudarte a subir, las políticas de innovación”.
Con la aceleración del Covid han surgido opciones añadidas, apostilla Ángel Alba, “tenemos que aprender a utilizar la IA generativa, para evaluar ideas y diseñar modelos de negocio”. En su aplicación a la configuración del código, “tenemos que trabajar en paralelo el desarrollo tecnológico, evitar el innowashing, porque ese tipo de cosas cada vez son más imprescindibles a la hora de trabajar. Cada empresa debe decidir su propio modelo, las herramientas que mejor se adaptan a su cultura”.
En el caso de Innolandia, añade, “usamos ChatGPT todos los días, porque acelera una barbaridad la innovación. Hemos registrado el concepto de ‘innovación aumentada’ y vamos a hacer un curso con Atlas Tecnológico” dirigido a trasladar ese conocimiento a las empresas del ecosistema.
“Nuestra economía es poco intensiva en tecnología y estamos en un mundo de intensa revolución tecnológica, es la fuerza que lo dirige, a juicio de Xavier Ferràs. “Se vio durante la pandemia, no teníamos textiles avanzados, piezas para UCI y llegaron los nervios por los microchips. Vivíamos en el paradigma de un mundo estable y Fukujama declaró el fin de la historia, pero nos dimos cuenta de que nos habíamos guiado por oceános rojos, por costes, porque el mundo era estable, y de repente muchas cosas resultaron estar en otro bloque”.
El profesor de Esade insta a poner “la ciencia y la tecnología en el centro. No somos autónomos ni económica ni industrialmente, tampoco lo somos ni energéticamente ni en seguridad. La nueva globalización consiste en traer lo tecnológico, las compañías tienen una mayor sensibilidad tecnológica e innovación”.