PERTE de los microchips, ¿marketing político o conversión paulina?

El anuncio del presidente del Gobierno de un PERTE de microchips supone un cambio en la dinámica reciente de nuestro país, cuyo último fracaso ha sido quedarse fuera de los planes de inversión de Intel en Europa, el autor repasa las declaraciones al respecto de Mateo Valero (BSC), Luis Fonseca (IMB-CNM), César Franco (COIIM) y Pere Alemany (Cámara de Comercio de Barcelona)
Eugenio Mallol
1 de mayo de 2022 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
PERTE de los microchips, ¿marketing político o conversión paulina?
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visita la fábrica de Renault en Valladolid. / cocheglobal.com

El anuncio del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de un nuevo PERTE de microchips para España ha generado más reacciones fuera de micrófonos que on the record. Un compromiso que, en otras circunstancias, quizás podría haber sonado a desafío al resto del mundo, pero que produce un contraste tan fuerte con las dinámicas que se vienen siguiendo en los últimos años que habría que celebrar una auténtica conversión paulina si finalmente genera los efectos que, sobre el papel, podría suscitar.

Mientras se despejan las incógnitas, los primeros movimientos fehacientes están siendo los de las comunidades autónomas posicionándose para captar inversiones del PERTE de microchips. Desde Galicia a Extremadura y Catalunya, donde ya se ha calculado incluso el espacio que se necesitará despejar: 36 hectáreas, y como es normal han aparecido los primeros alcaldes postulándose para el tema.

Como estamos en el terreno de la especulación, lo más sensato que podemos hacer es escuchar qué están diciendo los pocos expertos que se atreven a opinar y, a continuación, que cada cual se forme el criterio conforme a su experiencia personal y profesional. Aquí recopilo cinco testimonios con los que empezar a pisar suelo.

El primero es el de Mateo Valero, director del Barcelona Supercomputing Center, quien en un debate en TV3 decía lo siguiente: “En el caso de los chips una cosa es diseñarlos y otra fabricarlos. Y luego qué tipo de chips, porque los de los coches son muy sencillos. Con Intel hemos trabajado mucho tiempo en el diseño de computadores exaescala, de 1018 operaciones por segundo, que son los que vendrán ahora. Y la idea en este laboratorio es trabajar en el diseño de chips para los futuros ExaFLOP 1021”.

Valero aprovecha para “agradecer al Gobierno esta iniciativa. No somos conscientes de lo que puede suponer para España si utilizamos bien este dinero”. Y también para “confirmar que fue un jarro de agua fría que Intel nos dejara prácticamente fuera en inversiones y sólo quedara para España este centro conjunto en el que estoy muy ilusionado porque haremos grandes cosas”.

“Las foundries más avanzadas están en Taiwán y en Corea del Sur, tienen 5 nanómetros y ahora se están intentando hacer de 3 nanómetros. Aunque tengas dinero no puedes hacer una foundry de esas características, porque es muy complicado. Y, además, si quieres diseñar chips como los que van en los supercomputadores, que son los más rápidos, en Europa no sabemos hacerlo. En el BSC llevamos tres años diseñando, pero nos queda una larga trayectoria, a mí me gustaría que el Mare Nostrum 6, dentro de seis años, tuviera chips que se hubieran diseñado aquí, aunque se implementen en otro sitio”.

“Si nos dejaran, porque es un tema estratégico, poner una foundry de 3 nanómetros sí habría trabajo, porque el problema de la foundry es con qué tecnología la diseñas y que si no hay pedidos es un fracaso rotundo. Si los chips que queremos hacer son de una tecnología avanzada, hay muchas aplicaciones. Los coches del futuro sí van a necesitar chips muy avanzados”, afirma Valero. “Cuando hablamos de España tendríamos que preguntarnos si es más razonable poner una foundry de 3 nanómetros o si es mejor, que es por donde creo que va el Gobierno, poner una de 12 nanómetros. Pero si hacemos esa foundry el problema es cómo traemos trabajo para fabricar chips”.

“Si hablamos de los chips más potentes, sólo hay dos empresas que los diseñan y fabrican en sus foundries: Intel y Samsung. Si uno se fija en los chips con mejor tecnología del mercado, como pueden ser el de Apple o el NVIDIA para aceleradores, ambos diseñan sus chips, pero los fabrica TSMC. En Europa, diseñar y fabricar chips de muy alta velocidad no sabemos hacerlo, necesitamos invertir”.

“Si estamos hablando de foundries de una tecnología un poco más lenta, tendríamos que potenciar el diseño de chips para luego fabricarlos aquí. Pero si miramos a España, no conozco empresas que diseñen chips que necesiten una tecnología avanzada”.

“Europa debería garantizar que, si se diseñan chips, se van a poder fabricar en foundries europeas. Hay que esperar a ver qué ideas tiene el presidente del Gobierno. En estos 11.000 millones de euros hay una foundry detrás, si no no se entiende nada. Y me da coraje que si este dinero hubiera estado antes posiblemente habríamos podido competir junto con Intel para traer la foundry aquí, y si no lo que yo proponía, que es la integración, lo que se ha ido a Italia”.

Otro testimonio relevante estos días ha sido el de César Franco, decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid (COIIM). En declaraciones a Industry Talks, explica que “en el mes de febrero salió el European Chips Act, que es donde Europa comprometía esos 30.000 millones que ya están metidos dentro de su presupuesto y, dentro de los fondos de recuperación, añadir 11.000 millones más, por un lado, para financiar que Europa cogiera de nuevo ese liderazgo tecnológico sobre todo en las fases de diseño, fabricación e investigación de temas de microchips y otros 2.000 más en un fondo europeo de chips para ayudar a capitalizar empresas del sector”.

“Lo que se ha anunciado de esos 11.000 millones de un PERTE en microchips para España es el volumen adicional que había comprometido la Unión Europea para toda Europa en el mes de febrero, por lo tanto, es una cantidad muy importante. Por eso, antes de adelantar acontecimientos hay que ver todos esos fondos cómo se componen, qué porcentaje es inversión pública y qué porcentaje viene de la inversión privada”. Si son 11.000 millones de inversión pública, ¿quién va a poner los 30.000 o 40.000 restantes? Se preguntan algunos de forma más específica.

“Cuando hablamos del PERTE de automoción, estamos hablando de intentar reestructurar todo un sector que ya tenemos en nuestro país, inyectando aproximadamente 4.300 millones de euros. Uno de los objetivos es reestructurar nuestro modelo de coche de combustión a vehículo eléctrico y conectado, fabricando baterías eléctricas, pero también hay un parte de ese PERTE que incluye ese componente de semiconductores que van de la mano del desarrollo del vehículo eléctrico”.

La consultora Grant Thornton fue de las primeras en analizar el posible alcance del PERTE de microchips. Según explica “la fabricación de un chip tiene tres fases: crear la oblea de silicio, ensamblar el circuito integrado y testar cada chip. Dónde más inversión se requiere es en montar la fábrica y en la primera fase de fabricación de la oblea. Las cantidades de inversión en un proceso de unos 65 nanómetros se sitúan entre 1.000 y 2.000 millones de dólares, mientras que para procesos más avanzados de 22-28 nanómetros las inversiones rondan los 7.000 millones de dólares. Para procesos de cinco nanómetros, la puesta en marcha de la fábrica cuesta entre 16.000 y 18.000 millones de dólares”.

Para Luis Fonseca, director del Instituto de Microelectrónica de Barcelona (IMB-CNM), “fabricar chips es como tener petróleo”. El diseño, añade, “te da la propiedad intelectual e industrial, pero luego necesitas ser capaz de fabricarlo y si es cerca de casa mejor. El problema es que la producción ahora mismo está muy concentrada en Asia, en Taiwán, y eso tiene un punto de irracionalidad. Es mejor también la fabricación de kilómetro cero”.

“Estas fábricas necesitan tener un negocio que las sustente. De todos modos, Europa no las inventará. Alguien que ya sabe hacer estas fábricas debe venir aquí, ya sea Intel o alguna foundry de Taiwán como TSMC. El negocio también lo traen ellos. El tema es que haya producción en Europa, igual que era importante que se produjeran vacunas”.

“Seguro que veremos a comunidades autónomas compitiendo entre ellas. Esto es un caramelo muy goloso. Son muchos miles de millones, alguna cosa debe haber detrás, no la conocemos todavía”.

Por último, Pere Alemany, presidente comité ejecutivo de la Cámara de Comercio de Barcelona, explica que, en el ámbito de los microchips, “desde octubre nos hemos estado moviendo para intentar posicionarnos y ser una opción”.

Según dice, “el liderazgo lo hemos de buscar en esas tecnologías más avanzadas, pero las necesidades de la industria, y así se mantendrá en los próximos dos años, están en una precisión de alrededor de 20 nanómetros. A largo plazo, Europa debe perseguir el liderazgo, en dos o tres años que sería el tiempo razonable para poner una fábrica apretando un poco, se debería apostar por 15-20 nanómetros. Chips con menos densidad, que seguramente no están en el límite tecnológico”.

Alemany apuesta por “trabajar en dos líneas, mientras en el diseño sí sería deseable perseguir los 2 nanómetros, en la fabricación quizás podríamos comenzar por una parte más tímida en la que hay más demanda de la industria”.

“Hay que pensar en el mercado mundial, nadie se plantea una producción sólo para España o para Europa. Tenemos opciones, porque tenemos los elementos materiales, humanos y tecnológicos para poderlo hacer”.

“En Catalunya, iniciativas públicas y privadas para aprovecharlo. Hemos pensado que el espacio necesario rondaría las 36 hectáreas y ya hay algunos municipios que se han postulado”

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