Persona(s) del Año: nunca debimos tanto a tanta gente anónima

Más allá de ideologías, credos, edades y sexos, la sociedad valenciana salió a la calle y se metió, respiró, comió y durmió en un barro que decidió hacer suyo, Atlas Tecnológico la elige por eso Persona del Año 2024 e incluye en ella a los voluntarios del resto de España y del mundo y a los profesionales de los servicios públicos
29 de diciembre de 2024 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Persona(s) del Año: nunca debimos tanto a tanta gente anónima

En Atlas Tecnológico iniciamos un formato de reconocimiento con el que queremos poner en valor a la persona más relevante, para la construcción del ecosistema de la industria 4.0 en España, durante los últimos doce meses. En este 2024, hay muchos nombres propios que podrían disputar con motivos sobrados esa distinción. Pero nuestra primera elección como Persona del Año no tiene rostro. Al menos no una cara reconocible individual.

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“Nunca tantos debieron tanto a tan pocos”, proclamó en uno de sus discursos Sir Winston Churchill. Hacía referencia a los pilotos de las Fuerzas Aéreas británicas que contuvieron las continuas ofensivas nazis, hasta el punto más próximo al desvanecimiento. Por esas circunstancias afortunadas de la Historia, Hitler no aprovechó su desplome definitivo por apenas un día.

La catastrófica dana que ha reducido a escombros y podredumbre el sur de Valencia desató una respuesta tumultuosa, heterárquica y descentralizada de convivencia con el dolor. Miles de personas anónimas acudieron a asistir a sus conciudadanos, sin otra recompensa que el sostenimiento de la comunidad, el mantenimiento de esa imperceptibles y sedosas redes de asistencia mutua que basamos en la simple vecindad, esa  irrenunciable unidad de sentido sobre la que se construye la sociedad civil.

Más allá de ideologías, credos, edades y sexos, la sociedad valenciana percibió que la primera urgencia consistía en atender a la sensación de abandono en la que se vieron inmersas decenas de miles de personas. La relación entre las esferas pública y privada, el valor del Estado y del ejercicio político de representación, grandes cuestiones a las que se enfrentan las sociedades occidentales en nuestros días, merecerá una reflexión profunda después del ejercicio de autonomía civilizada que llevaron a cabo esas personas anónimas que decidieron meterse, respirar, comer y dormir sumergidas en un barro que habían decidido hacer suyo.

En el concepto de sociedad incluimos también, como es obvio a los profesionales y representantes de todas las instituciones del Estado que están ayudando a la reconstrucción. El hecho de que actúen conforme a las exigencias de su puesto de responsabilidad no disminuye ni un ápice el valor de su aportación. Y aunque hemos personificado en la sociedad valenciana nuestro reconocimiento de 2024, en ella se ven reflejadas tantas identidades anónimas de otras regiones de España y del resto del mundo de acudieron a la llamada de solidaridad.

No hemos decidido otorgar nuestro reconocimiento Persona del Año a la sociedad valenciana únicamente como un ejercicio de retroalimentación emocional, para confirmar que, a nuestro juicio, entre las muchas alternativas posibles que teníamos cuando pasó la ola de destrucción y nos quedamos solos ante la oscuridad, decidimos recorrer el camino correcto. Verdaderamente consideramos que este compromiso colectivo por la restauración del territorio dañado constituye el pilar fundamental de la innovación tecnológica.

Lo hemos repetido incesantemente durante los (menos de los que nos hubieran gustado para prepararlo con tiempo) días previos al New In Revive Valencia. Es el momento de dar sentido a la tecnología. Ahora necesitamos a aquellos que saben hacer puentes, por supuesto, pero sobre todo preisamos del talento de a aquellos que saben dónde se deben ubicar, porque existe una estrategia de reconstrucción clara. Ese es un conocimiento multidisciplinar y, en cierto modo, también colectivo, del que deben nutrirse tanto empresas, como entidades sociales y Administración. De modo que sí, tras el barro, el pueblo salvará al pueblo con innovación.

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