Natacha Kucic y la recuperación tras la dana: «seamos los autores de nuestra salvación»

La productora y guionista de cine y fundadora de First Draft invita a reflexionar sobre el poder de la identidad colectiva y destaca el espíritu colaborativo español, claves para reconstruir, en su intervención en el New In Revive Valencia
Carla Mansanet
10 de enero de 2025 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Natacha Kucic y la recuperación tras la dana: «seamos los autores de nuestra salvación»
La productora de cine y televisión y fundadora de First Draft, Natacha Kucic.

Cuando cambia el relato, cambia la realidad”. De esta forma comienza la conferencia de Natacha Kucic, quien aterriza en el New In_ Revive Valencia con una propuesta totalmente divergente a la que presentó en el Collaborate Santander 2024. En su conferencia “el relato de la recuperación” no alienta a la educación del espíritu crítico como báculo para afrontar la realidad, sino a la ‘manipulación’ de la propia realidad para cambiar su sentido y verdad. Con esta visión filosófica cubre a la Valencia post-dana de un visillo tejido con esperanza y fe, que ha sido confeccionado por una fuerza de gran poder movilizador: las ganas de vivir. 

Kucic afirma que la imaginación es el poder más extraordinario que posee el hombre, sin embargo, “desde la perspectiva del hacer, la ficción parece algo baladí y no podemos vivir del cuento”.  De esta forma, se presenta el escenario un cuestionamiento: ¿cómo aplicar la capacidad humana de moldear la realidad para que sea escalable en la situación actual? Según indica, “la realidad no es tan sólida como parece, ni la imaginación tan inmaterial”, por ello, “debería ser posible cambiar la historia a través de otros medios no tangibles”.

“No tenemos acceso a la realidad, sino que aparece como un conjunto de fenómenos que interpretamos” y, por tanto, todo lo que comparece no es solamente relativo, sino que también está sesgado por las culturas y gustos personales. “Es decir, no tenemos la capacidad de percibir las cosas tal y como son”, sentencia. En este punto, la comprensión de lo que es la realidad presenta un difícil alcance.

“Si la realidad son imaginaciones mías, ¿qué aporta la imaginación y qué relación tiene con la realidad?”, se formula Kucic para, entonces, aportar un último filón cargado de contundencia: “la imaginación nos hace humanos”. Y asciende un escalón más: “El relato es un elemento fundamental en la construcción del ser humano como especie porque da respuesta a los por qué”.

Kucic cita al referente Yuval Noaḥ Harari: “Toda cooperación humana a gran escala tiene sus raíces en mitos comunes que solo existen en la imaginación colectiva de las personas”. Por consecuente, “los mitos y la imaginación no solo articula nuestras colaboraciones, sino nuestra identidad”, resuelve Kucic, porque las relaciones interpersonales también forman parte de nosotros. “El relato da sentido a la colmena”.

No obstante, ese relato cultural es tremendamente cambiante, por lo tanto, también lo es la realidad. Por eso, es congruente pensar que la concepción de la colmena también ha sido objeto de una metamorfosis que lo ha convertido en un término más inclusivo.  “Que haya cambiado el relato que nos contamos sobre la realidad ha tenido un impacto asombroso, pero no sobre el humano, sino sobre la manera en la que tiene de estar junto a otros humanos”.

Con un pie puesto en la antigua Yugoslavia, su lugar de germinación, y el otro Francia, su lugar de florecimiento, Kucic examina la idiosincrasia del humano español: “En otros países no toca un policía a la puerta de tu casa para avisarte de que te has dejado la ventanilla del coche bajada”. “Para mí España es ‘el país de la amistad’”, describe. Y, por esta actitud, los eventos terribles que acechan los noticieros, es más llevadero en España: “Siempre hay alguien que hace un chiste y te ríes”.

“Creo en nosotros, y no solo porque vivo rodeada de buena gente, sino porque he visto de lo que somos capaces”, analiza. Cuando llegó a España hace 36 años, desde el primer momento percibió algo que califica de “sorprendente”: “Unas ganas de vivir que no había visto en otro lugar”. Esta sensación fue antes de que España fuera lo que hoy se conoce, antes de que su gastronomía encabezara los rankings, de ostentar a algunos de los artistas más cotizados y formar a ingenieros referentes internacionalmente.

El talante

“Somos diferentes entre nosotros, pero entendemos que juntos somos más porque nos sentimos integrantes de esa identidad”, cuenta con entusiasmo. La situación posterior a la dana ha demostrado la capacidad colaborativa del español y la forma en la que cegamos nuestras diferencias para coger una pala y retirar kilos de lodo en las calles. Según ponente, «si hay que solucionar algo de manera urgente, llama a un español: sabrá improvisar, trabajar ‘hasta las tantas’ y, encima, habrá risas”.

“Los grandes desastres destruyen nuestros recuerdos y, por ello, parece que atacan nuestra identidad”, explica con gran sensibilidad. “Cuando el mundo se vuelve en nuestra contra, poco se puede hacer, pero nuestra identidad, los mitos que pueblan nuestra mente y la forma de enfrentarnos a la adversidad, están en nuestras manos”. Kucic afirma que, de estas catástrofes, se pude salir más fuerte, con ganas de construir el futuro y con menos propensión a la autocrítica. Y la palabra ‘nosotros’ es el pegamento de la comunidad, lo que convierte en un único organismo a millones de personas: “ese ‘nosotros’ cambia la realidad, y este descansa sobre un relato que vamos a construir”.

Para construir un buen relato, se requiere un nudo problemático sucedido por un cambio radical o mutación. Según explica, “ese viaje del héroe le cambia a él y a todos los de su alrededor, por lo que no basta con matar al dragón”, sino que también debe evolucionar. Y para ser dibujado como un héroe, pese a sentir miedo al principio, el sujeto debe enfrentarse a algo terrorífico. “Nuestro dragón ha sido la dana”, y, para derrocarlo, se debe confiar en el poder propio: “debemos ser los autores de nuestra propia salvación”, por lo que no se puede pensar en depender de otra entidad o institución exógena. Es Virtud, la modista jubilada que cedió su taller de costura a Amparo, afectada por la dana, el fundamento para una nueva historia: el relato del renacimiento de Valencia.

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