Metros cuadrados para la expansión tecnológica
La disponibilidad de suelo de calidad para las empresas es una forma más de competir en el sector tecnológico, que encuentra verdaderas dificultades para conseguir espacios de calidad, no deberíamos esperar a que se despierte el interés de compañías de fuera de nuestro territorio para que los responsables públicos se movilizaran, hay que actuar ya
¿Y si la falta de suelo empresarial fuera un problema para la llegada de inversión en sectores de alto componente tecnológico o para la ampliación de instalaciones existentes? Lo es. Cuando preparábamos la sesión sobre el futuro del sector de la microelectrónica en el último New In_ de Atlas Tecnológico, la directora general de MaxLinear, Mayte Bacete, insistió mucho en ello: “es estupendo que vengan startups y empresas tecnológicas a escucharnos, pero también queremos que asisten otras de servicios, como el inmobiliario, el legal, la consultoría…”
Al visitar sus instalaciones, al asomarnos a su laboratorio, pudimos comprobar in situ la naturaleza del problema. Habían tenido que abrir un boquete en la pared del comedor para dar acceso a una de sus máquinas de ensayo. Como en el caso de MaxLinear, otras compañías del sector tecnológico necesitan espacio para crecer y no está resultando fácil proporcionárselo en las condiciones que requieren las especiales características de su actividad.
Con los datos sucede algo parecido. Me comentaba recientemente la global practice leader, security and resiliency de Kyndryl, Kris Lovejoy, la sorpresa que ha provocado a nivel global el aluvión de datos que se está produciendo conforme se incrementa la conectividad y se incorporan más y más procesos a la tarea de aportar información. Y lo que ahora es una ola, pronto se va a convertir en un tsunami.
No habrá tiempo para que lleguen los chips de 1,6 terabytes que ayuden a reducir la presión sobre los centros de datos, que todavía trabajan con 400 gigas en general y se preparan para pasar a 800. Lo cual significa que la demanda de espacio para servidores va a continuar siendo alta.
El CEO de Qualcomm, Cristiano Amon, uno de los directivos globales más propensos a aparecer en los grandes eventos internacionales, ha visto en ello una oportunidad para su tecnología. En su charla en el escenario principal del CES de Las Vegas de esta semana exponía el que podría definirse como uno de los signos de este tiempo: “En Qualcomm vivimos fuera del data center, empoderando los dispositivos”.
“Nuestro ADN es conseguir un procesamiento de alto nivel con muy poca energía. Hace una década comprendimos que la siguiente forma de computación sería la computación acelerada por IA e iba a suceder en cualquier lugare. La idea es permitir eso sin comprometer la vida de las baterías”, concluye Cristiano Amon.
O esto, o encontrar espacio para nuevos data centers. Comento con un directivo de una empresa tecnológica vinculada al sector energético el asunto de los datos. Empieza a ser un problema tan consustancial para la transición hacia un modelo más verde como las propias fuentes de generación renovable o los sistemas almacenamiento del futuro (“en los próximos tres años nada hará sombra al litio”).
Sin disponibilidad de datos, a ser posible en tiempo real, y sin la conectividad necesaria para compartirlos con el resto de componentes del ecosistema energético, no hay inteligencia artificial que corra por las futuras smart grids, ni sistemas de estabilización automatizados, más allá de lo que hemos conseguido ya hoy, que se aproxima más a la mecánica y a la electrónica que al mundo digital.
De modo que esas empresas de servicios a las que aludía Mayte Bacete, también, desde luego, las inmobiliarias, son hoy esenciales para asegurar el buen posicionamiento estratégico de un territorio. Cuando se corrió la voz de que el Gobierno había previsto 13.000 millones de euros para atraer una planta de fabricación de chips, la Cámara de Barcelona se apresuró a decir que ya había localizado las 36 hectáreas necesarias (y animó la competencia entre alcaldes). En la Comunidad Valenciana, la Administración aceleró en verano pasado la expropiación de terrenos para la posible llegada de una gigafactoría de Tesla.
Tendemos a esperar a que se aparezcan interesados de fuera para ponernos a trabajar en asuntos como los inmobiliarios o en la capacitación de nuestros despachos de abogados. Pero la demanda existe ya y es urgente que los responsables políticos sean conscientes de que esto no es un boom especulativo, sino una cuestión de redimensionar la capacidad de nuestros sectores con más base tecnológica. Un asunto de alto valor estratégico, en suma. La disponibilidad de espacio en parques empresariales es otra forma de competir.