«Los directivos deben emitir felicidad»

El presidente ejecutivo del Grupo Tejedor Lázaro, Carlos Tejedor, en conversación con Pablo Oliete en el Collaborate de Santander, cree que, a igualdad de tecnología, es más competitivo el que gestiona mejor el talento de las personas en la compañía
Carla Mansanet
26 de noviembre de 2024 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
«Los directivos deben emitir felicidad»
Un momento de la conversación de Carlos Tejedor y Pablo Oliete moderada por Sergio Martín.

El Collaborate Santander expone cómo el alma de una empresa reside en el esfuerzo de sus trabajadores, quienes impregnan la tecnología con su esencia, y esta conexión humana es la que verdaderamente genera competitividad en un entorno empresarial globalizado

La transformación digital ha penetrado en todas las organizaciones, lo que ha dificultado que se diferencien en un mercado donde la tecnología, que antes era una ventaja competitiva, se ha convertido en un elemento más perdido en el océano homogéneo de la industria.

En su ponencia junto a Pablo Oliete, socio fundador y CEO de Atlas Tecnológico, Carlos Tejedor Lázaro, presidente ejecutivo de Grupo Tejedor Lázaro, explica que “a igualdad de tecnología en un modelo de negocio, el más competitivo es quien mejor gestiona el talento de las personas de la compañía”.

Tejedor, desde luego, hace justicia al título de la conversación: “Organizaciones efectivas, las personas en el centro”. Es por ello por lo que el objetivo de cualquier empresa debe ser atraer a los talentos y, en vez de instar por su retención, estimular su captación: “Una empresa debe ser sexy y eso no solamente se consigue con grandes sueldos”.

Con más de 70 años de experiencia y presencia en más de 75 países, el Grupo Tejedor Lázaro se dedica a la nutrición, alimentación, bienestar y salud de los animales en explotaciones acuícolas, así como el desarrollo de actividades de ingeniería boutique relacionadas con ello. Su perspectiva de la competitividad empresarial excede de los límites industriales españoles, pues Tejedor considera que “las organizaciones deben ser competitivas en relación con el mundo y tener un enfoque geoestratégico”.

Puesto que, al fijarse en los mejores, el éxito en un territorio cercado es de alcance más fácil. En este marco, las personas emisoras de esas tecnologías se han convertido en la nueva ventaja competitiva, por ello, es crucial que los directivos aprendan a impulsar su crecimiento personal: “Los directivos deben emitir en sus organizaciones felicidad”.

En el Grupo Tejedor Lázaro tienen un plan especializado en el coaching individual, de equipos y basado en la mentorización del trabajo: “El objetivo del Plan Alborada Personas es generar niveles de satisfacción y de búsqueda del crecimiento personal altos, porque cuando se desarrolla una persona, también lo hace la tecnología que emite”.

Visión humanista

El fundamento es que las personas se sientan atraídas por aquello que representa la empresa, que, por lo que explica el director de la compañía, “significa que el talento no se debe retener, sino que al sentirse a gusto no querrá marcharse y se quedará”.

“Para ser una empresa sexy, se deben tener unos propósitos, misiones y valores robustos”, indica desde una visión muy humanista. Una forma de verificar que los valores del Grupo Tejedor Lázaro casan con su actuación es su compromiso con la España despoblada: “Todas nuestras plantas se distribuyen por estas zonas del país y se debe a nuestra lealtad al origen, uno de nuestros valores fundamentales”. Según expone, “las empresas deben tener alma”, y la fidelidad hacia sus valores es la forma más humana de mostrarlo.

“La tecnología es una gran ayuda para generar competitividad, porque cada trabajador ha puesto en su desarrollo un pedacito de su alma”, afirma Carlos Tejedor. Por tanto, si son las personas las que marcan la diferencia en el posicionamiento, y a través de sus tecnologías ponen parte de su alma en la empresa, es el alma de la misma la que genera competitividad, una perspectiva de alto valor.

Este hecho pone en relieve la relevancia de conocer a fondo las personas de la compañía, tanto sus hard skills como sus soft skills, porque de esta forma será más fácil identificar de qué forma extraer su máximo potencial.

“Una empresa debe ser capaz de ofrecer trajes a medida a las personas que reclutan y, a través de la mentorización de su trabajo, entrenar sus soft skills y hacer que esas personas evolucionen”. De esta forma, según explica finalmente Carlos Tejedor, “en el Grupo Tejedor Lázaro no fabricamos, sino que cocinamos, porque disponemos de cocineros artistas en procesos, no técnicos que hacen procesos”. Una sabrosa forma de cerrar el Collaborate.

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