La era del antipostureo

Confluye en nuestra época una avidez de transparencia garantizada por la tecnología, especialmente en el ámbito profesional, con una demanda de evasión de nuevo cuño en el ámbito personal, según el autor, que considera que esto marcará un interés creciente por eventos diseñados con visión de utilidad y no de simple exposición pública
Eugenio Mallol
19 de junio de 2022 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
La era del antipostureo

En una entrevista con Wired, el creador del concepto contemporáneo de Web3 (Tim Berners-Lee anticipó el término en 2006, con excelente aceptación por parte de la Unión Europea, que declaró su voluntad de liderarlo en 2008), Gavin Wood, uno de los fundadores de Ethereum, lo definió con una expresión solemne: “Menos confianza, más verdad”.

Las buenas intenciones de los fundadores de internet (“sé conservador en lo que haces, sé liberal en lo que aceptas de los demás”, decía el principio de robustez de Jon Postel) quedarán sometidas a un imperativo de transparencia e irrevocabilidad fundado en la tecnología. El blockchain lo hará posible.

Hay escépticos como Tim O’Reilly que constatan que, en la historia reciente de la innovación tecnológica, a ciclos de centralización como los que estamos atravesando les han sucedido de forma inmediata ciclos de descentralización. Hasta que la rueda vuelve a iniciar el giro. ¿Quién recentralizará el blockchain? China ya posee el doble de patentes que Estados Unidos.

“Si la Web3 se va a convertir en un sistema financiero de propósito general, o en un sistema general de confianza descentralizada, necesita desarrollar interfaces sólidas con el mundo real, sus sistemas legales y la economía operativa”, afirma O’Reilly.

De modo que el gran desafío de las tecnologías de virtualización de la realidad cotidiana no es simplemente aportar más verdad, para que no debamos entregar el valioso don de la confianza de forma descuidada, sino también más utilidad. Otra carga más para el sector tecnológico, además de la confianza, la lucha contra la desinformación y la protección de la privacidad.

Recientemente, el gran experto tecnológico Javier Sirvent, una de las mentes más lúcidas para interpretar el futuro, apuntaba con precisión a la motivación última del Metaverso. Dice que es la respuesta de la economía y el sector digital a la necesidad de nuevas formas de entretenimiento y evasión que exige una sociedad cuyos cerebros han sido abrasados con las radiaciones del temor, las fake news y dolor de la pandemia. Ese es el tema. No busquemos más allá.

Pero tan cierto es que necesitamos entretenimiento como que vamos a exigir que la verdad se nos muestre con garantías, en un mundo tan propicio a sepultarla con exceso de ruido y polarización. Evasión en la vida privada, certezas en la profesional. En tiempos de incertidumbre económica, geopolítica y hasta climática, no estamos para entretenernos en apariencias.

Estamos entrando en la era del antipostureo, en suma. Y eso no es incompatible con los fenómenos especulativos que hemos vivido en los últimos años, incluida la posibilidad de commoditizar cualquier aspecto de la realidad y convertirlo en un producto financiero.

La Cumbre de la Industria 4.0 de Valladolid, en la que se unen tres eventos (Fom Alumni, Collaborate Summer 2022 y el Encuentro de Colaboradores de Atlas Tecnológico) es eso, puro antipostureo. Búsqueda de la utilidad, visión a largo plazo, reunión de trabajo. El postureo es gasto, un evento como este es inversión.

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