Jennifer Schooling: «La construcción es conservadora en exceso, hace falta un umbral máximo de recursos»
Jennifer Schooling es Order British Empire (OBE) y directora del Cambridge Centre for Smart Infraestructure and Construction (CSIC)
Jennifer Schooling, directora del Cambridge Centre for Smart Infraestructure and Construction en una visita reciente a España.
Eugenio Mallol.-Cuáles son las tendencias en las que está enfocado el CSIC.
Jennifer Schooling.-En CSIC, analizamos cómo usamos los datos para diseñar, construir y administrar mejor nuestro entorno. Tenemos dos áreas de enfoque clave: una es la infraestructura construida, como los puentes, los sistemas de agua, los sistemas de carreteras, ferroviarios o de energía. La otra área es el tipo de ciudades y lugares. Un desafío son los activos físicos en sí mismos, porque muchos son muy antiguos y no tenemos buena información sobre ellos. No podemos simplemente derribar cosas y reconstruirlas, porque eso es un desperdicio de recursos y carbono, y no tenemos el dinero para hacerlo de todos modos. Debemos mantener operativa nuestra infraestructura existente durante el mayor tiempo posible. Cuando pensamos en eso, miramos hacia atrás 200 años, porque gran parte de nuestra infraestructura se construyó en el siglo XIX, y hacia adelante 200 años porque, dado que esa infraestructura duró 200 años, lo que estamos construyendo ahora debe durar otros 200. Así que tenemos un horizonte temporal de 400 años. Obviamente, necesitamos muchos datos buenos sobre esos activos. Lo que percibimos al analizar proyectos de ciudades inteligentes, a pesar de que lo son, es que a menudo no sobreviven ni escalan bien. Solo hablamos de 20 años de historia tecnológica, así que podremos entrar en algo un poco más detallado, la perspectiva es esa.
Eugenio Mallol.-Por qué no funcionan bien.
Jennifer Schooling.-Ha habido tradicionalmente un enfoque tecnológico, en lugar de un enfoque de caso de uso. En realidad, se trata de lo que los ciudadanos quieren y lo que necesitan. Todavía estamos aprendiendo cómo gobernar las iniciativas de ciudades inteligentes y cómo configurarlas para eso. No son sólo un trabajo desde una perspectiva técnica, sino también de caso de negocio y, casi lo más importante, desde una perspectiva de gobernanza y confianza, de ética, porque puedes, sin darte cuenta, establecer cosas de manera incorrecta. Me apasiona personalmente lo relacionado con esa parte: cómo aumentar la confianza en los datos y mejorar la utilidad de las ciudades inteligentes.
Eugenio Mallol.-Hay que responder esa pregunta incorporando, además, la crisis climática.
Jennifer Schooling.-En infraestructuras, trabajas con muchos ingenieros, de modo que volvemos a esa parte impulsada por la tecnología y el optimismo tecnológico. A menudo, se pierden lo grande. Todo el mundo entiende que la crisis climática obviamente es crítica y que tenemos que reducir el carbono, pero todavía no estamos usando nuestros datos de una manera que nos ayude a diagnosticar realmente dónde estamos gastando ese CO2 y por qué. Nuestro sector tiende a construir y diseñar cosas muy conservadoras, que utilizan mucho más material del que necesitan. Hace 20 o 30 años, cuando no entendíamos necesariamente el impacto del cemento y el acero en el clima, eso era lo más sensato, porque estamos legislados para la seguridad. Nadie quiere que un tren se estrelle, ni que un puente falle, ni nada por el estilo. El problema es que la respuesta fácil a la seguridad es verter más hormigón, poner más acero, hacer algo más grande de lo necesario. Eso ahora no es aceptable, no tenemos el presupuesto de CO2 y, francamente, no nos quedan los recursos materiales para hacerlo. Por lo tanto, no solo necesitamos una especie de umbral mínimo, sino un umbral máximo, y eso aún no existe.
«Una de las razones por las que nuestro sector es tan conservador es porque nadie se fía de nadie en la cadena de suministro y cuando llegas al final de ese viaje, has emitido un 40% más de CO2 del que necesitas»
Eugenio Mallol.-Un sector, por tanto, menos conservador.
Jennifer Schooling.-Una de las razones por las que nuestro sector es tan conservador es porque nadie se fía de nadie en la cadena de suministro. Los diseñadores se exceden porque no están muy seguros de cómo se va a construir, y los contratistas toman esos diseños, los recrean y los hacen aún un poco más conservadores. Luego, los fabricantes de materiales ofrecen algo que es más conservador nuevamente. Así que cuando llegas al final de ese viaje, tienes un 40% más de CO2 del que necesitas.
Eugenio Mallol.-Si expandes el gemelo digital a todo este ciclo de vida del proyecto… podría ser una solución compartir los mismos datos.
Jennifer Schooling.-En última instancia, lo que queremos es una especie de sistema ciberfísico en el que tengamos el gemelo digital y el físico. Usaremos el gemelo digital, que tiene modelos basados en datos, para entender lo que pasa con la cosa física y luego decidir qué tenemos que hacer. Así logras un círculo virtuoso. Eso es fundamental, el reto es construir gemelos digitales útiles…
Eugenio Mallol.-… para todo todo el ciclo de vida.
Jennifer Schooling.-Como sector, no somos muy buenos en gestionar y curar nuestros datos. La gente a veces dice: «Oh, somos pobres en datos», pero no es así. El problema está en que tendemos a capturar datos para cualquier propósito, los miramos una vez y luego los tiramos lejos o, peor aún, los archivamos en algún lugar del que no los podemos recuperar. El sector está también muy segmentado, tanto en términos de todo el ciclo de vida del activo, como incluso dentro de un período particular de su vida. Hay muchas organizaciones diferentes involucradas y, por lo tanto, los datos se encuentran en muchos silos desconectados. Tenemos que comprender el valor de nuestros datos y averiguar cómo compartirlos. Parte de eso tiene que ver con los estándares, pero otra parte con la cultura y las prácticas. Es realmente urgente porque no podemos reducir las emisiones de carbono si no entendemos lo que estamos haciendo.
«En infraestructuras construimos algo distinto cada vez, en un lugar diferente, por lo general embarrado y mojado, y lo gestionamos a lo largo de su ciclo de vida con información limitada, aun así podríamos aprender mucho de la industria»
Eugenio Mallol.-Cuando se habla del valor de los datos, uno de los sectores clave es el automóvil, no sólo por el uso que hacen en el vehículo, sino por la necesitad de conectar con otros ecosistemas.
Jennifer Schooling.-Ese ecosistema abierto y desordenado es todavía más difícil de gestionar en el caso de las infraestructuras. Cuando te mueves a las ciudades, de repente los ciudadanos individuales entramos en escena y, por lo tanto, ya no se trata sólo del comportamiento organizacional.
Eugenio Mallol.-Cómo es el proceso de innovación en ese nuevo entorno tan complejo.
Jennifer Schooling.-Mi experiencia original es industrial. Mucha gente me dice que cada puente, cada edificio, es diferente, que no es como construir el mismo Mercedes o Land Rover una y otra vez en un ambiente agradable, limpio y ordenado. En infraestructuras construimos algo distinto cada vez, en un lugar diferente, por lo general embarrado y mojado, y lo gestionamos a lo largo de su ciclo de vida con información limitada. Hay diferencias, pero aun así podríamos aprender mucho de la industria, de las buenas prácticas de datos y la buena gestión de la cadena de suministro y el inventario. Las obras de construcción son mucho más desafiantes que una fábrica porque son muy dinámicas, las cosas cambian todo el tiempo, ni siquiera tienen un programa de producción constante porque el clima puede detenerlo. Pero hay una oportunidad real de utilizar el big data y el aprendizaje automático para ayudar a gestionar esas situaciones. La meteorología ya no es completamente impredecible.
Eugenio Mallol.-Eso ayudaría a entender qué condiciones materiales se necesitan realmente.
Jennifer Schooling.-Uno de los retos de nuestro sector es que el hormigón es un material muy difícil de trabajar porque llega en estado húmedo y lo quieres en estado seco. La gente es conservadora al respecto, pero si recopilamos más datos podemos ser más dinámicos en la forma en que especificamos los materiales, por ejemplo. En lugar de pedir hormigón altamente cementoso en todo momento, podremos decir: “en realidad, para estas condiciones climáticas no necesitamos ese nivel de cemento porque termina siendo mucho más fuerte de lo que debería ser”. Eso tiene que ver con el proceso de producción, afecta a unas pocas semanas al comienzo de la vida útil de algo que va a durar 100 años. En Reino Unido, la forma en que contratamos hace que todo sea bastante conflictivo y que sea muy difícil para las personas compartir datos abiertamente, porque todos están tratando de proteger sus responsabilidades todo el tiempo.
«Las ciudades existen porque la gente quiere estar junta. No es por la tecnología, ni siquiera por la infraestructura, que pueden mejorar o empeorar la calidad de vida. Tiene que ver básicamente con las personas. Y esto me lleva a mi tesis sobre las ciudades inteligentes: cuál es el valor que estamos tratando de aportar con la tecnología»
Eugenio Mallol.-La gran cuestión de quién la propiedad de los datos, también en la construcción.
Jennifer Schooling.-Una de las cosas que podemos aprender de los sectores automotriz y aeroespacial es que, esencialmente, en ellos se hace lo que diga la empresa principal, ya sea Boeing, Rolls Royce, Ford o Fiat, sabes exactamente lo que estás pidiendo a todo el mundo y qué datos necesitas conservar. En nuestro sector, no estamos acostumbrados a pensar así. Muchos organismos clientes del sector público se han vaciado de la experiencia técnica y contratan consultores, por lo que no tienen la confianza para saber lo que necesitan pedir, no tienen buenas prácticas establecidas. Estamos trabajando en desarrollar marcos para comprender realmente qué datos se necesitan a lo largo del ciclo de vida de un proyecto, porque algunos de ellos se pueden generar bastante cerca del momento en que se usan y otros durante el proceso de construcción. A veces, a la constructora no le interesan, por lo que no se los va a quedar, o puede que ni siquiera quieran generarlos.
Eugenio Mallol.-Al pensar en la propiedad de los activos hay que incluir también, por lo tanto, los datos.
Jennifer Schooling.-En National Highways de Reino Unido hicieron un ejercicio de valoración de datos y resolvieron que valen la pena, porque sin ellos no pueden administrar esos activos físicos. Necesitamos mover el pensamiento de la gente de cuánto cuestan estos datos a cuánto valen. En el caso de la gestión de infraestructuras de larga duración, es un verdadero desafío porque muchas veces tenemos muy poca información. Son realmente antiguos y ni siquiera tenemos un dibujo.
Eugenio Mallol.-El modelo de ciudad del futuro es objeto hoy de un fuerte debate a raíz del impacto de la tecnología. Aparecen proyectos como The Line en Arabia Saudita y Paul Hyatt habla de la gran transición hacia un modelo de ciudad nueva donde convivan personas con robots.
Jennifer Schooling.-Fundamentalmente, las ciudades existen porque la gente quiere estar junta. No es por la tecnología, ni siquiera por la infraestructura, que pueden mejorar o empeorar la calidad de vida en las ciudades. Tiene que ver básicamente con las personas. Y esto me lleva a mi tesis sobre las ciudades inteligentes: cuál es el valor que estamos tratando de aportar con la tecnología. Una de las mayores intervenciones tecnológicas en salud pública en el Reino Unido fue la de los victorianos en el siglo XIX, construyendo los sistemas de alcantarillado. Fueron una gran tecnología, un ingeniero muy famoso en Reino Unido, Sir Joseph Bazalgette, fue quien los construyó. A lo largo del río Támesis, hizo una gran calzada y un terraplén y de ese modo resolvió una epidemia masiva de cólera en la ciudad. Ciertamente, el sector público en las ciudades está para crear beneficios para los ciudadanos, la forma en que las diseñamos e integramos la tecnología tiene que ver con cómo ayudamos a las personas a vivir bien.
«Cuando hablo con un grupo de ingenieros y les digo que los datos nunca son neutrales, me miran extrañados. Siempre hay un artefacto y eres tú el que eliges cómo coleccionarlos, incluso en un entorno de ingeniería civil»
Eugenio Mallol.-Ahora está muy presente la idea de que la IA se hará cargo de todo.
Jennifer Schooling.-Hay muchas objeciones en el Reino Unido a tener trenes de conducción autónoma y, sin embargo, tenemos uno en Londres. El ferrocarril ha sido autónomo desde el principio, se conduce solo. Hay gente en las salas de control vigilando, pero los trenes en sí son autoconducidos. Hay una oportunidad si tienes escasez de mano de obra o situaciones en las que la tarea es potencialmente peligrosa o desagradable. Muchos trabajos de construcción ocurren en el exterior, bajo la lluvia. Si puedes trasladar parte de ese empleo al interior de una fábrica y aplicar métodos modernos de construcción, crearás un entorno de trabajo más agradable para las personas. Ciertamente, en Reino Unido tenemos una crisis laboral en la construcción porque muchos de nuestros trabajadores se están acercando a la jubilación y los jóvenes no quieren esto.
Eugenio Mallol.-En ese contexto, una solución impulsada por la tecnología contribuye además a reducir la cantidad de personas necesaria.
Jennifer Schooling.-Puede ajustarse a la mano de obra disponible. Pero la idea de un país dirigido por robots, al menos para mí, no tiene sentido, francamente. ¿De qué sirve la poesía si está escrita por una máquina? La poesía es una expresión de la emoción y la experiencia humana. Se trata de averiguar en cuál de los trabajos la maquinaria, la IA y todo lo demás pueden hacerlo bien, y en cuáles no.
Eugenio Mallol.-No lo puedo creer: una ingeniera hablándome de poesía.
Jennifer Schooling.-Se requiere una gobernanza en torno al uso de estas tecnologías, en particular la IA. Tiene un inmenso potencial para ayudarnos a resolver muchos problemas, pero también lo tiene de causar muchos otros, si no lo pensamos con mucho cuidado y no entendemos las trampas. Cuando hablo con un grupo de ingenieros y les digo que los datos nunca son neutrales, me miran extrañados. Siempre hay un artefacto y eres tú el que eliges cómo coleccionarlos, incluso en un entorno de ingeniería civil. Puedes pensar que un puente es neutral, pero si eliges recopilar un conjunto de datos y te faltó monitorizar aquellos que pueden provocar su colapso, se derrumbará por muchos datos que tengas. Si trasladamos esto al espacio de la ciudad, es aún más complejo porque impacta en la calidad de vida de las personas, en su capacidad de trabajar y acceder a la educación, etcétera. Si tenemos datos que pasan por alto por completo a un conjunto de ciudadanos, y confiamos únicamente en ellos, nunca crearemos servicios que los ayuden y podríamos exacerbar las desigualdades. Tenemos incógnitas conocidas e incógnitas desconocidas, debemos ser conscientes de las cosas que no sabemos.
«Tenemos que comprender el valor de nuestros datos y averiguar cómo compartirlos. Parte de eso tiene que ver con los estándares, pero otra parte con la cultura y las prácticas»
Eugenio Mallol.-Casos de éxito, ejemplos de éxito sobre el uso de la tecnología en tu zona y dos o tres ideas a las que podrían aspirar estos innovadores que hayas visto.
Jennifer Schooling.-Si usamos la detección inteligente para monitorizar, por ejemplo, nuestros puentes viejos, no solo podremos entender cómo están funcionando, sino que podremos mantenerlos bien y extender su vida útil. De ese modo, en lugar de construir uno nuevo, lo mantendremos en funcionamiento durante los próximos 200 años. El coste del recurso, del CO2 y de la demolición y reemplazo es enorme. Cuando se escala verticalmente a todo un sistema de infraestructuras, se puede gestionar mucho mejor, de forma mucho más fluida, porque se tienen mejores datos sobre el rendimiento de todo el sistema. Puedes usar gemelos digitales de una ciudad para mostrar lo que sucede si hacemos X en lugar de Y. Es uno de los desafíos que tenemos en la forma tradicional de gobernar las cosas. La gente debe sentirse involucrada, ser parte del proceso y tener voz en el resultado.
Eugenio Mallol.-Integrar a las personas en esta decisión no es fácil.
Jennifer Schooling.-Hay que ser realistas, no podemos permitir que todos los ciudadanos de la ciudad voten sobre todo porque nunca pasaría nada. Pero sí hace falta ese tipo de experiencias en las que escuchamos a los demás. En uno de mis primeros trabajos, dirigía un equipo de diseño y entrega de nuevos productos en una industria. Conseguimos que la gente del taller de fabricación viniera a trabajar con nosotros en nuestro proyecto. Habíamos diseñado algo con una tolerancia muy estricta, todo era muy hermoso y cumplía un papel técnico realmente importante, nos dijeron que era “encantador”, pero “¿os dais cuenta de que vamos a golpear eso con un martillo? No tiene ningún sentido poner esa tolerancia”. Y respondí: “está bien, busquemos una forma diferente de hacerlo”.