Isaac Peral, un exponente máximo de la innovación al que España «vendió»

Diego Quevedo atraca en una La Hora Premium exclusiva para reivindicar la figura de Isaac Peral, el creador del submarino que "regaló su invento a su patria" para mejorar su capacidad naval, pero fue saboteado y desprestigiado por ella
Carla Mansanet
13 de septiembre de 2024 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Isaac Peral, un exponente máximo de la innovación al que España «vendió»

Es complicado compendiar en 40 minutos la historia de la vida de Isaac Peral (1851-1895), pero, si hay alguien capaz de hacerlo, no es otro más que Diego Quevedo. La cultura general reconoce a Peral como el ingeniero español que revolucionó el transporte naval con la creación del submarino torpedo con propulsión eléctrica, pero puede resultar una descripción algo escueta teniendo en cuenta que algunos lo tachan de ser el máximo exponente de la innovación en España. En la pasada Hora Premium, Atlas Tecnológico trajo a la sede de Valencia al historiador e investigador Diego Quevedo que, en palabras del socio fundador de la compañía, Pablo Oliete, es «el mayor experto de Peral que tiene España».

Nacido en Cartagena (Murcia), Peral mostró desde su tierna juventud gran interés por la ciencia y la tecnología, lo que lo impulsó a ingresar en la Armada Española a los 14 años. Su carrera como marino estuvo marcada por su afán innovador, que alcanzó su punto culminante con el diseño del submarino en 1888, destinado a mejorar la capacidad naval de España. Esta invención no solo fue revolucionaria para la ingeniería naval de su tiempo, sino que sentó las bases para el desarrollo de los submarinos modernos y de la industria. Aunque demostró su eficacia en pruebas iniciales, su desarrollo fue saboteado por obstáculos burocráticos y la falta de apoyo del Gobierno español, lo que finalmente llevó al abandono del proyecto.

Los obstáculos que se interpusieron a lo largo de la carrera de Peral jamás fueron un impedimento para su trabajo creador e investigador. La capacidad resolutiva del ingeniero es una referencia atemporal en el mundo empresarial, pues, cuando comparecía un problema ante él, lo solventaba por «sus propios medios» . «Peral era una especie de freelance, iba por libre«, señalaba Quevedo. Sin embargo, sortear estos problemas, cuando adquieren un cariz político y estatal, fue el gran talón de Aquiles de su mayor proyecto. Pese a esto, la obra de Isaac Peral es considerado un pionero en la historia de la navegación subacuática y un sinónimo de creatividad e innovación

El conocimiento generado por Peral para la creación del submarino fue objeto codiciado por el resto de Europa, especialmente en un contexto social y político de tal convulsión. A su puerta, tocaron desde artilleros alemanes dispuestos a comprarle el proyecto hasta cheques ingleses firmados y con el espacio del importe sin rellenar. Según explica su primogénito en sus memorias, «el invento fue un regalo a su patria«, pero ello no frenó a la patria de revendérselo a los ingleses. «Es importante divulgar que a Peral, en ocasiones, se le trató mal y su propia nación desarrolló una trama contra él», explica.

El pequeño espacio que dedica el Museo de la Armada de Madrid al marino no es coincidente con el gran valor que se le ha dado en la Armada Española, pues «cuatro de sus submarinos han recibido el nombre de Isaac Peral» y Cartagena está repleta de testimonios de su grandeza. Por tanto, no es tanto que «no nos sintamos orgullos de la capacidad innovadora de Peral«, como se preguntaban algunos en la sesión, sino que no se ha reivindicado tanto como lo exige su historial investigativo, que ensalza Quevedo.

La historia de la evolución tecnológica en España demuestra que el ser humano no cree en los paralelismos históricos. En la actualidad, al igual que le ocurrió a Peral, la industria está repleta de innovadores con criterio que identifican proyectos transformadores y vanguardistas, pero no son escuchados. Este fenómeno justifica la importancia de la conferencia de Quevedo, lo que convierte a Isaac Peral en el espejo en el que se deben mirar los tecnólogos de toda España.

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