Innovación impulsada por la demanda, quién ordena la flota

Cuando los agentes de innovación se articulan para responder a la demanda de las empresas, colaboran de forma excepcional, según el autor, que insta a promover iniciativas que sirvan como ventanilla de acceso al ecosistema de I+D mediante la presentación de proyectos, lo que debería incluir un impulso más decidido por la compra pública innovadora
Eugenio Mallol
21 de mayo de 2023 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Innovación impulsada por la demanda, quién ordena la flota
Ryoji Iwata / Unsplash

Llega Enagás con una petición: una solución innovadora para la detección, mitigación y cuantificación de emisiones en las infraestructuras de transporte de gas natural. Cerca de 100 investigadores y tecnólogos se organizan en doce equipos multidisciplinares para plantear soluciones. Sus propuestas deben poderse aplicar en los 11.000 km. de gasoductos de alta presión, 19 estaciones de compresión y 416 estaciones de regulación, además de todos los almacenamientos subterráneos y plantas de regasificación de Enagás en España.

Les ha convocado la Federación Española de Centros Tecnológicos (Fedit) que ha recuperado una senda que había abandonado a principios de la pasada década, cuando se cerraron los grifos de la financiación pública y privada al estallar la crisis, y acaba de celebrar el evento Meetech en Madrid.

Tras cuatro horas de reflexión y redacción, Enagás tiene sobre la mesa 12 soluciones. Se impone el equipo formado por cuatro investigadores de Tecnalia (País Vasco), Itene (Comunidad Valencia), CIRCE (Aragón) y la Universidad de León. Proponen un recubrimiento auto reparador de pintura con polímeros que se solidifica y cambia de color al contacto con el gas. No sólo prevendría la emisión, sino que además permitiría localizar rápidamente el punto por el que se produce.

Otro proyecto recibe mención especial. Lo firma un equipo formado por investigadores de AINIA (Comunidad Valenciana), Eurecat (Cataluña), CTAG (Galicia), CTAEX (Extremadura), AIN (Navarra) y CARTIF (Castilla y León). Sugieren la impresión de sensores de grafeno inteligente en cintas adhesivas que se colocarían sobre las juntas de los conductos para la prevención de la emisión de gases.

He comentado en alguna ocasión que, al elaborar junto al periodista Ángel Salguero el informe sobre el impacto de la primera edición los Programas Cervera, con los que el CDTI promueve la colaboración en I+D entre centros tecnológicos de distintas comunidades autónomas, lo primero que me sorprendió fue el grado de desconocimiento que existe entre los propios centros acerca de sus capacidades y complementariedad. No saben lo que hacen los otros, tan simple como eso.

Lo siguiente que me llamó la atención fue la apertura a la colaboración incluso en el terreno comercial, siendo como son competidores en realidad. Una vez entran en contacto, están dispuestos incluso a compartir agendas. Alerta porque el CDTI ha anunciado su intención de extender los Programas Cervera también a Universidades y organismos públicos de investigación (OPI), lo cual sí es un auténtico desafío de orden multicultural. A ver cómo se nos da en el ecosistema de I+D+I español.

Debemos redescubrir el potencial de la innovación impulsada por la demanda. Los centros tecnológicos tuvieron que cancelar en 2011 una iniciativa llamada Seinnova que venía a funcionar como una especie de ventanilla única para la I+D nacional, por las mismas razones por las que se cancelaron tantas cosas en aquellos momentos de austeridad sobrevenida para el acomodado sector público.

Hoy en día, en la práctica, la dinámica sigue produciéndose: es habitual que muchas grandes empresas acudan a los entes que aglutinan a organizaciones de investigan planteando sus retos y que éstas lancen convocatorias informales para que se apunten todas las que estén dispuestas a resolverlos. Es una forma de colaboración de facto, casi desinstitucionalizada. De ahí que la propuesta de Atlas Tecnológico tenga tanto sentido en el ecosistema de la industria 4.0 en España, es una iniciativa de articulación y herramienta.

La principal manifestación de esa innovación impulsada por la demanda debería ser la compra pública innovadora, pero va como va. Cuando le repregunté recientemente en un foro al responsable de la cosa en la Agencia Valenciana de la Innovación, Andrés García-Reche (a la primera no le respondió), me dijo que sí, que es uno de los grandes asuntos a poner en marcha. Todo el apoyo para estos gestores que tienen que dar la cara y asumir en público lo que seguramente otros departamentos les están torpedeando en privado.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Valencia, de la mano del Instituto Tecnológico de la Cerámica, preguntó a un número significativo de industriales si cambiarían el agua corriente que llega en la actualidad a sus instalaciones por agua reutilizada en caso de que el precio fuera similar. La mayoría dijeron que sí y la concesionaria estaba encantada con la posibilidad. Pero la pelota pasó al tejado de los gobiernos municipales y de responsables de las infraestructuras, y ahí sigue.

No funciona en España la compra pública innovadora, que el CDTI define como “una herramienta para fomentar la innovación desde el sector público, concretamente a través de la adquisición de soluciones innovadoras o de soluciones en fase de desarrollo”. Pero quizás podríamos inspirarnos en lo sucedido en el Meetech de Fedit y pensar que es posible, que tiene sentido, promover un modelo de innovación inspirada en la demanda real, institucionalizado. Porque, cuando se les da la oportunidad de brillar, los innovadores, colaboran.

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