IESE sondea para el World Economic Forum los riesgos que afronta España: deuda pública y escasez de talento

La contribución española al informe Global Risks Report 2025 del World Economic Forum (uno de los dos documentos que normalmente animan los días previos al Foro de Davos, junto al Chief Economists Outlook) corre a cargo de la escuela de negocios IESE. Según las respuestas recibidas, su aportación al top5 de riesgos desde España es el siguiente y en este orden: 1. Deuda pública; 2. Escasez de mano de obra y/o talento; 3. Polarización social; 4. Desaceleración económica (recesión, estancamiento, por ejemplo); y 5. Escasez de suministro de agua.

Es un ejercicio interesante ponerla en relación con los asuntos que más atención captan en el debate público y, en especial, con las preocupaciones de los españoles identificadas por el CIS en su última encuesta. En este caso, el primer puesto lo ocupa la vivienda, seguida de la crisis económica, los problemas políticos y la inmigración.

El World Economic Forum celebra estos días su cumbre anual con el título de “Colaboración para la Era de la Inteligencia”, término acuñado por su presidente, Klaus Schwab, en un artículo publicado en septiembre pasado. El claim está imbuido de un ánimo constructivo que no detectan los encuestados para el Global Risks Report 2025. La mayoría de ellos (52%) prevé un panorama mundial inestable en el corto plazo, un 31% espera turbulencias y el 5% teme un panorama tormentoso.

“La suma de estas tres categorías de respuestas muestra un aumento combinado de cuatro puntos porcentuales con respecto al año pasado, lo que indica un panorama más pesimista para el mundo hasta 2027”, dice el WEF. De hecho, los conflictos armados entre Estados, ausente de la lista hace dos años, se han aupado al primer puesto de riesgos en 2025, con el 23% de las respuestas.

A dos años vista, repite la misma preocupación en el primer puesto, por segundo año consecutivo: la desinformación y la falta de información, la proliferación de contenido falso o engañoso que contribuye a complicar el entorno geopolítico. “Es un mecanismo importante para que las entidades extranjeras afecten las intenciones de los votantes; puede sembrar dudas entre el público en general en todo el mundo sobre lo que está sucediendo en las zonas de conflicto; o puede usarse para empañar la imagen de productos o servicios de otro país”, explican los autores.

Las tensiones geoeconómicas globales ascienden del puesto 14 del año pasado al puesto 9 en la actualidad en el listado de riesgos a 2027. El ciberespionaje y la guerra digital ocupan el puesto 5, poniendo de relieve el protagonismo que adquiere la tecnología en ese ámbito. La desigualdad, la polarización social, la migración o desplazamiento involuntario y la erosión de los derechos humanos y/o las libertades cívicas son riesgos sociales incluidos en la perspectiva para los dos próximos años.

A diez años vista, las perspectivas son aún peores: el 62% de los encuestados prevé tiempos tormentosos o turbulentos, un nivel similar al del año pasado. El año de la democracia, el 2024 cargado de citas electorales, no ha contribuido a mejorar la confianza en los mecanismos sociales y las instituciones de gobierno actuales.

El WEF advierte de un tema que no aparece todavía en el primer plano de la actualidad, pero que podría ir cobrando importancia: “en las sociedades en proceso de superenvejecimiento (como Japón, Corea del Sur, Italia o Alemania), las tendencias demográficas desfavorables podrían acentuar estos riesgos en los próximos 10 años. Es probable que las crisis de las pensiones y la escasez de mano de obra en el sector de los cuidados de larga duración se conviertan en problemas agudos y generalizados en las sociedades en proceso de superenvejecimiento, sin una solución fácil para los gobiernos”.

Los fenómenos meteorológicos extremos ocupan el primer puesto en la lista de riesgos a 10 años por segundo año consecutivo, acompañados de otros relacionados con el medio ambiente como la pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas. Por último, la preocupación por los resultados adversos de las tecnologías de inteligencia artificial (IA) es baja en una perspectiva de dos años, pero experimentan un incremento significativo a 10 años vista.