Historias de encuentros entre ingenieros y médicos que cambiarán nuestro sistema de salud

Me comenta la científica gallega María José Alonso que está viviendo en este momento de plenitud investigadora uno de los periodos más interesantes de su carrera. Es una figura mundial en el ámbito de la nanotecnología aplicada a la creación de vehículos para el transporte de fármacos y vacunas. Una auténtica francotiradora médica a la que le entusiasma haber configurado un equipo multidisciplinar con médicos, químicos, físicos y también matemáticos e informáticos.

Le traslado la conversación al ingeniero Steve Levine, director sénior de Human Virtual Modelling y fundador del proyecto Living Heart en Dassault Systèmes. Un día, Steve pensó que podría aplicar todo su conocimiento en creación de gemelos digitales, con resultados exitosos en la industria de alta tecnología y en infraestructuras, a construir uno del corazón. Quería ayudar a su hija a superar un problema congénito.

Bromeo con él, diez años después, con la satisfacción que proporciona saber que aquella apuesta salió bien: “hoy sabrás más y serás más respetado en el mundo de la medicina que en el de la ingeniería”. Me responde desde su casa en California (EEUU) que al trabajar con los cardiólogos se dio cuenta de que “explicaba las cosas de maneras aún más complejas de lo que ellos entendían”.

Descubrió que, “cuando construyes algo, realmente debes entender cómo funciona de una manera diferente: el proceso de creación de estos gemelos digitales ha sido como entrenar a mi cerebro a entender lo que hizo la naturaleza”.

Enlazo una última conversación, con el doctor Luis Martí-Bonmatí, director del área de Imagen Médica del hospital La Fe de Valencia. Me explica que el 98% del volumen de la información que se genera en los hospitales son imágenes médicas (son las que más pesan, eso también influye) y, sobre un folio en blanco, empieza a garabatear la arquitectura del modelo de gestión de la información sobre el cáncer del proyecto europeo EUCAIM que lidera, con un presupuesto de 35 millones de euros.

Expertos del sector sanitario trabajan codo con codo con desarrolladores de software, expertos en inteligencia artificial y profesionales de ciberseguridad, para configurar un modelo de federación de datos de hospitales, de gobernanza y mantenimiento del correspondiente central hub y de conexión de los repositorios de terceras partes que han venido solicitando imágenes para investigación durante años.

El objetivo es configurar con todo ello un consorcio digital, un european digital infraestructure consortium (EDIC), con entidad jurídica propia y base en Valencia. Ha creado para ello la Fundación Imaging. Conectada al megaproyecto europeo de estandarización e interoperabilidad de nubes Gaia-X, será una puerta abierta al desarrollo en nuestro país de un ecosistema de empresas con tecnología para producir y trabajar imágenes usando inteligencia artificial.

Por supuesto, añade Martí-Bonmatí, todo ello muy bien conectado con todas las iniciativas similares que surjan en el ámbito de la salud, como el proyecto Genomic Data Infraestructure (GDI), que está haciendo algo parecido en el ámbito de la genómica.

Con EUCAIM, España se puede posicionar como referente de innovación en imagen médica, y si se hace realidad Spain Neurotech, la propuesta que hicieron en su día al Gobierno nuestros genios Rafael Juste, José Carmena y Álvaro Pascual-Leone (“nos reunimos una vez a la semana sin falta, durante meses, a diseñarla”, me cuenta José Carmena), tendremos otro foco potente de generación de oportunidades para los innovadores en neurotecnología.

El mundo de la medicina vive un proceso de transformación descomunal que seguramente dará lugar a un nuevo modelo de sistemas nacionales de salud (detección, prevención, diagnóstico, tratamiento, automatización… todo cambiará en cuanto a plazos y tecnologías aplicables). Habrá que vencer resistencias internas, no obstante, pese a que han demostrado ser tan limitantes para la mejora de los servicios a los ciudadanos como las de los estibadores en los puertos.

Es interesante la travesía intelectual que han realizado personas como Steve Levine desde la ingeniería hacia la medicina, y Luis Martí-Bonmatí, María José Alonso y José Carmena, desde la medicina hacia la ingeniería. Probablemente el secreto de su éxito es que no han buscado un punto medio, sino que han logrado de forma victoriosa la coexistencia. Esa es la nueva tarea (y el mejor servicio que pueden hacernos) de los líderes.