Hablar con voz propia en el futuro de los chips, cuestión de pequeños detalles
Para alcanzar la excelencia en un mercado tan competitivo como el de los semiconductores hay que cuidar los mínimos detalles, afirma el autor, que insta a incluir en las ayudas del Perte CHIP a todas las empresas con tecnología avanzada, con independencia de su tamaño
Foto de familia de los ponentes del New in Valencia sobre microelectrónica, con representantes de las empresas, la universidad y las administraciones autonómica y estatal.
En la charla de presentación del sector de los chips que realizan la directora general de MaxLinear, Mayte Bacete, y el director de ingeniería de la planta valenciana, Javier Jiménez, durante la visita de los asistentes al New in Valencia a sus instalaciones, aparece de pronto una slide que muestra el trayecto que realiza un proyecto de chip desde su concepción hasta su producción.
Es un ejemplo, pero así se ha querido enseñar: la idea arranca en Reino Unido, donde se registra la propiedad intelectual, y viaja virtualmente hasta Estados Unidos, donde un proveedor de software y una fabless diseñan el chip. A continuación, en Japón, una compañía realiza la producción avanzada, un proveedor norteamericano de obleas de silicio recibe el encargo y todo el material se traslada a Taiwán, donde se encuentra la planta de fabricación. Finalmente, vuelve a EEUU para el packaging y el chip termina recalando en China para su ensamblado en el producto final.
Hay chips de apenas unos céntimos de euros dando vueltas al mundo, virtual o físicamente, hasta su implantación final. En el trayecto, la industria sigue trabajando para minimizar los riesgos de cuello de botella, pero muchas veces se producen como consecuencia de los pequeños detalles, como las materias primas, aparentemente irrelevantes, pero esenciales para disponer a tiempo de sustratos.
El CEO de Mercedes Benz, Ola Källenius, era claro en la última IAA de Múnich al respecto de la relevancia del sector de los chips en la batalla contra el cambio climático. “No va a haber descarbonización sin digitalización”, sentenció. En el debate actual entre el crecimiento económico y la protección del planeta, la microelectrónica va a marcar la diferencia en todos los sectores y en todos los sentidos.
MaxLinear tiene prácticamente listos ya los chips de comunicación capaces de mover 800 gigas de datos por segundo. En los data centers de los hiperescalares los esperan con fruición anticipada. Y se trabaja ya en los 1,6 terabytes. La misma función con mitad de energía, es la clave. José Capmany investiga en la conexión entre las comunicaciones wireless y las que corren por fibra óptica en las estaciones base. El Wi-Fi 7 en el que confía la industria para conseguir la esperada explosión de la realidad virtual y aumentada, está a la espera de chips.
Ya vendas naranjas, cuadros de arte, apartamentos, revistas, locomotoras de ferrocarril o tokens de personajes de manga, tu actividad dependerá de esto. Por eso decimos que quien domine la microelectrónica dominará la economía del futuro. Por eso resulta tan apasionante la posibilidad de asomar cabeza en este sector gracias al buen trabajo que hemos venido haciendo en fotónica.
El caso es que un día después del inolvidable New in Valencia sobre semiconductores, asisto a un evento muy similar, y cuantos más mejor, en la Universidad Politécnica de València, gracias a un siempre atento e insomne Adolfo Montalvo. Y lo que escucho me deja ojiplático.
El subdirector general de Grandes Infraestructuras Científicas del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, José Doncel, invita a los asistentes a exponer libremente sus opiniones, incluso sus quejas, acerca del funcionamiento del departamento que lidera Diana Morant. Y en la mesa siguiente, Jorge Blasco, CEO de Photonic Sensors & Algorithms, un histórico del sector de la microelectrónica, maestro de ingenieros, le toma la palabra.
Según dice, ha leído con sorpresa la resolución y se siente en la obligación de matizar: el Perte CHIP “no ha adjudicado 60 millones de euros a proyectos en 2023, sino 52. Ocho millones han quedado desiertos”. Incomprensiblemente para él, los proyectos de dos de las compañías aspirantes, “estupendas, con excelente tecnología”, han sido descartados en la convocatoria por tratarse de microempresas de apenas 10-15 trabajadores. Jorge Blasco no lo entiende. Es difícil hacerlo.
La anécdota nos devuelve al mapa mundial inicial de MaxLinear, en el que el proceso de gestación del chip arrancaba en Reino Unido y no volvía nunca más a Europa. Es un ejemplo, podría haberse compuesto una slide diferente, pero no de una manera radicalmente distinta. Apenas unos pocos nodos podrían haberse ubicado en nuestro continente y en España.
La tarea es posicionarse ahí, competir por la liga que se juega en Reino Unido y Estados Unidos, antes de dar el salto a Asia. Y para ello la clave es tener sensibilidad por los pequeños detalles. Cuidar la transformación cultural. Un Perte CHIP que deja fuera a las microempresas por un criterio estrictamente algebraico, es un puro simulacro. Todas las ideas excelentes cuentan. Vamos por el buen camino. Este puede ser el único Perte con efecto realmente transformador por que no está el Ibex. No fallemos en lo pequeño, para avanzar en lo grande.