Ezequiel Navarro: «El Estado pretende que los centros innovemos, pero invierte poco y no toma ningún riesgo»
El presidente de Innova IRV examina el por qué de la inexistencia de centros tecnológicos en España y da las claves para situar al país como actor clave en el mercado europeo, caracterizado por tener una política industrial desorientada, lo cual resalta la necesidad de captar talentos
La tecnología no se entiende sin la geopolítica, así como la geopolítica está condicionada por el desarrollo tecnológico. La industria microelectrónica en España es testigo de una metamorfosis parcial, pues aunque se estimule su ascenso, parecen faltar algunos peldaños en esa escalera. En territorio nacional hay centros de investigación con capacidad de generar microchips, pero la inversión se ha distribuido de una manera que dificulta a las empresas emitir valor. De hecho, existen países cuya financiación es diez veces mayor, incluso disponiendo de los mismos recursos investigativos que España, como, por ejemplo, Corea del Sur. En este marco, Ezequiel Navarro se permite ser positivo, puesto que hay oportunidades, pero apunta también que se requiere esfuerzo por parte de las grandes entidades financiadoras.
Ezequiel Navarro ha sido el protagonista de la última sesión del Ciclo de Microelectrónica y Fotónica Integrada, con el que se cierra el ciclo de La Hora Premium 2023-2024. El malagueño es presidente de la Fundación Instituto Ricardo Valle de Innovación (Innova IRV) y, además, vicepresidente del área de Microelectrónica. Por otro lado, es miembro del comité ejecutivo de AMETIC, donde se une a otros profesionales como Josep Maria Insenser o Marcos Martínez Vázquez, que también han formado parte de La Hora Premium para abordar este tema. Asimismo, es miembro de la Junta Directiva de PIMEC, órgano orientado a la gestión de las pymes y autónomos de Cataluña . Ingeniero especializado en electrónica, también ha sido alumno del prestigioso Programa de Dirección General de EADA Business School, y del Programa Enfocado en Innovación de IESE Business School. En estas experiencias, adquirió capacidades de a estrategia empresarial , innovación y operaciones de planta, las que cristalizaron en su rol como CEO de la empresa PREMO durante 17 años.
En la apertura de su segunda Hora Premium, Ezequiel Navarro reflexiona sobre las palabras que nos concedió en la sesión de 2021, en la que habló sobre la crisis de los semiconductores. «A lo largo de estos tres años se ha producido una carencia de chips y, por tanto, una paralización de algunas industrias como la del automóvil», señala. En tal momento, el COVID-19 era todavía una preocupación candente y, después de cuatro años, se pueden examinar las conductas empresariales post-pandemia: «ahora me doy cuenta de que se necesitó estrategia y prácticas de prevención«.
AMETIC ha hecho un mapeo de la industria española de microelectrónica (su presidente, Pedro Mier, asistió a La Hora Premium y anunció una presentación por todo lo alto en el Encuentro de Santander de septiembre), y Ezequiel Navarro extrae una conclusión contundente «en el mapa de Europa de la distribución de centros tecnológicos, España ni figura«. En el comienzo de esta ola, pese la emoción, había un problema con la falta de financiación y de políticas industriales. «Mientras que en Estados Unidos el proyecto de chips está dotado de 450.000 millones de dólares, el europeo solamente tiene un respaldo de 45.000 millones«, es decir, diez veces menos. Navarro critica que la política industrial cuelgue exclusivamente de las manos del mercado , puesto que «alguien nos ha convencido de incentivar propuestas, pero el mercado no resuelve los problemas«, lo que indica la necesidad de captar talentos.
Ventana de oportunidades
Hay muchas ciudades con capacidad de diseñar, como Madrid y Barcelona, y un número elevado de investigadores e ingenieros que estudian en nuestras universidades. Sin embargo, «esos alumnos de la Universidad de Málaga o Sevilla acaban trabajando en el extranjero». Claro que esa fuga de cerebros no significa que no existan buenos centros de microelectrónica o excelentes grupos de arquitectos en fotónica en terreno nacional, puesto que sí que los hay.
«Realmente, lo que se requiere es implicación general y movilización de las estructuras, tanto pequeñas como grandes», es decir, se debe alinear un esfuerzo elevado por parte de todos. Y, una forma de hacerlo es que estos centros de investigación no solamente emitan calidad, sino que también generen empleo y startups; dos estímulos que animan al trabajador español. «IMEC, por ejemplo, podría ubicar centros de investigación en Barcelona, Madrid y Málaga» explica Navarro.
Esta ventana de oportunidad señala a un blanco muy claro: existe un ecosistema con talento, financiación e inversión para ayudar a las empresas a adaptarse a esta industria de semiconductores. «En España hay una aspiración de presentar grandes proyectos y con grandes inversiones depositadas», reitera. El problema reside en que la inversión se reparte tan exageradamente que, al final, las empresas no pueden desarrollar soluciones individualmente, por lo que se requiere que «se unifique la inversión y que los centros de investigación trabajen juntos para crear grandes proyectos».
«La pregunta es: ¿dónde está la cadena de valor en la industria?», se formula Ezequiel Navarro. El Gobierno está muy empeñado en la creación de fábricas de semiconductores, pero el valor añadido reside, realmente, en el diseño, el go to market y el packaging. El nuevo enfoque que se está haciendo sitúa a España como actor clave del mercado europeo. Para ello, «esta visión debe ser holística, es decir, que además de formar talento y atraer foundries, que se generen proyectos dedicados a las áreas de valor».
Y la teoría está bien formulada, pero se requiere que la Administración se unifique y trabaje de manera igual para, así, no ralentizar los procesos. Los proyectos impulsados por incentivos públicos son complicados de conseguir, en otras palabras, o en las de Navarro, «el Estado pretende que los centros innovemos, pero invierten poco y no toman ningún riesgo«. «Los Estados emprendedores como los de Estados Unidos, Corea del Sur, Japón o Israel invierten y, además, arriesgan, lo que da paso a ventajas competitivas» y esa es la clave del éxito en la investigación.