Expo FoodTech 2025 halla en la IA y los gemelos digitales la clave para abaratar costes y reducir la huella climática

Más de 8.000 profesionales en foodtech confirman en Bilbao que, ante la triple presión de precio, salud y clima, las tecnologías emergentes marcan la nueva dieta industrial, por lo que innovar ya no es un complemento reputacional, sino una exigencia de supervivencia
Carla Mansanet
16 de mayo de 2025 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Expo FoodTech 2025 halla en la IA y los gemelos digitales la clave para abaratar costes y reducir la huella climática

Durante tres jornadas, un mismo denominador común ha destacado sobre el resto de tendencias en Food 4 Future–Expo FoodTech 2025: la necesidad de reconciliar precio, salud y huella climática ante un consumidor implacable. Para lograrlo, las compañías apuestan por gemelos digitales, inteligencia artificial (IA) y robótica capaces de recortar consumos energéticos y automatizar procesos de la granja . En paralelo, la biotecnología y los nuevos ingredientes  han ganado protagonismo como solución al protein gap mundial, y más de 200 startups deeptech han exhibido modelos B2B con impacto cuantificable .

La planta 5 del BEC (Bilbao Exhibition Centre) ha mostrado la metamorfosis digital de la fábrica alimentaria. Los gemelos digitales, alimentados con machine learning (ML), han demostrado ahorros energéticos de hasta un 30% al predecir picos de demanda y ajustar motores, compresores o cámaras de frío en tiempo real. Tecnalia, por ejemplo, presentó sus robots móviles que inspeccionan viñedos, mientras Beckhoff mostró el funcionamiento de su plataforma de levitación XPlanar, capaz de mover bandejas sin fricción y reducir mermas. Para los directivos presentes, de este modo, la eficiencia dejó de concebirse como un KPI operativo más y se asentó como una ventaja competitiva en un mercado de márgenes comprimidos.

Con más de 8.000 profesionales acreditados, 250 empresas expositoras y cerca de 420 innovaciones sobre el terreno, Bilbao se ha convertido en un laboratorio global donde la industria alimentaria ensayó su hoja de ruta para la próxima década. En el CIO’s Summit, responsables de Eroski, Deoleo y GB Foods coincidieron en que la convergencia OT-IT se ha vuelto asunto central. No obstante, el requerimiento de blindar ciberseguridad, trazar blockchain y convertir la analítica predictiva en reducción de downtime no es es un impulso inédito.

En el Collaborate Santander 2024, las ponentes Ana Sánchez, responsable de proyectos de transformación digital de Integral Innovation Experts 9altitudes, y María Sanz-Rico, directora mundial de ensamblaje en Horse Renault, ya anticiparon las claves para la nueva etapa que se abre en la colaboración entre las dos áreas en su conferencia compartida. Por ejemplo, Sanz-Rico ya alertó de que “el departamento de operaciones hubiera sido incapaz de implementar la ciberseguridad sin que la informática entendiera las nuevas necesidades de dichos procesos”.

De la fábrica inteligente al plato sostenible

La presión demográfica y climática ha sido otro de los temas que ha catapultado el debate. En la mesa “From Fermentation to Fork”, Blue Nalu ha presentado su atún celular listo para escala piloto, Gourmey ha mostrado su foie cultivado con coste competitivo, mientras que la española LevProt ha defendido las fermentaciones microbianas con rendimientos cinco veces mejores que la ganadería. Tras la presentación de este tridente, el consenso fue rotundo para espectadores y expositores: la tecnología está lista, pero faltan vías regulatorias ágiles y financiación patient capital para llevar el laboratorio al lineal antes de 2030.

El FoodTech Startup Forum puso de relieve cómo la nueva ola deep-tech se ha convertido en el engranaje que permite a la gran industria digitalizarse sin fricción. Las tecnologías modulables (desde la impresión 3D de Cocuus hasta la optimización de excedentes de Naria) ya actúan como piezas plug-and-play que se insertan en cadenas existentes para resolver cuellos de botella concretos. Al mismo tiempo, también entregan indicadores ambientales listos para los cuadros ESG corporativos.

Esa lógica de “impacto mensurable o nada” ha atravesado el resto del congreso. La innovación ha ganado tracción cuando tradujo kilovatios, litros y gramos de CO₂ en cifras auditables. De este modo, motores magnéticos, hornos híbridos o envases monomaterial han interesado en la medida en que se demuestra, con datos, cuánto recortan la factura energética y la huella climática. En consecuencia, el capital se debe destinar allí donde el beneficio ambiental se cuantifica, lo cual corrobora que la rentabilidad futura del foodtech dependerá de su capacidad para convertir sostenibilidad en métrica financiera.

Un hilo conductor que atravesó toda la feria fue la cocreación entre grandes fabricantes y startups. Los pilotos para lanzar proteínas impresas, de la mano de las inversiones en trazabilidad basada en blockchain o los fondos de conversión transfronteriza en bioeconomía circular, ilustraron que la velocidad de adopción tecnológica supera la capacidad de inversión individual. En este nuevo tablero, compartir riesgo, datos y know-how deja se consagra como una en condición necesaria para capturar valor. Cuando se apagaron los focos, Expo FoodTech 2025 dejó un dictamen incontestable: innovar ya no es un complemento reputacional, sino una exigencia de supervivencia.

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