Esa aerolínea sin pilotos llamada Pertes
Planificar inversiones milmillonarias sin abordar el problema de la necesidad de 200.000 ingenieros en España, es como montar una aerolínea sin pilotos, Boston Consulting Group ha analizado la situación en EEUU, donde se necesitan 700.000, y hace un listado de propuestas ante el riesgo de parálisis de proyectos gubernamentales y sectores enteros
Cuando algunos nos referimos a la situación de la economía española como un espejismo de competitividad propiciado por el aluvión de fondos europeos, hablamos de cosas como esta que destaca el Instituto de la Ingeniería de España en el claim de un próximo evento: España necesitará 200.000 ingenieros durante los próximos diez años. La cifra no es nueva, ya ha aparecido varias veces en esta web, cosa que no deja de resultar preocupante. A nadie le parece llamar la atención que no baje. Diseñar un programa de Pertes milmillonarios sin resolver el problema de los ingenieros es como montar una aerolínea sin asegurarse de tener los pilotos (ups, menudo momento para hablar de aerolíneas).
En diciembre, Boston Consulting Group y la Sociedad de Ingenieros de Atomoción (SAE International) publicaron un informe titulado “Estados Unidos necesita más ingenieros. ¿Cuál es la solución?”. En él se advierte de que hacen falta 400.000 nuevos ingenieros y, con el modelo de provisión de talento actual, existe la alarmante posibilidad de que casi uno de cada tres puestos de ingeniería quede vacante cada año hasta 2030.
“Esta persistente brecha de talento corre el riesgo de cortocircuitar el progreso de varias industrias esenciales y puede inhibir gravemente varias iniciativas del Gobierno estadounidense destinadas a impulsar la economía y la competitividad del país, como la Ley Build Back Better (BBBA) de 2022 y la Ley de Chips y Ciencia de 2022”, dice el informe.
El problema no es sólo norteamericano, qué va. El Ministerio de Economía japonés ha pronosticado un déficit de más de 700.000 ingenieros en Japón para 2030, y el Instituto Económico Alemán prevé una escasez de 320.000 especialistas en STEM en Alemania en abril de 2022.
Recuerdo las palabras de Carlos Pardo, CEO y cofundador de KDPOF, en un evento en Valencia: “Pese a los miles de millones que se han invertido por la Directiva de Chips, las universidades europeas no van a poder abastecer de talento. Yo necesito traerme talento de Asia, parte del Perte debería ir dirigido a esa estrategia de captar talento del extranjero, a ayudar a pagar la diferencia salarial. Hay que apoyar a las universidades y a las empresas que atraemos talento”. Hace ya casi dos años de esto.
Estados Unidos ha impuesto un límite a los visados H-1B, que limita la llegada de ingenieros extranjeros a 85.000 personas por año, y ni siquiera esa cantidad está asegurada dada la escasez existente en otros países. El Consejo Estadounidense de Empresas de Ingeniería emitió una carta al presidente Biden indicando que el problema en la industria de servicios de ingeniería y diseño ya está impidiendo el despliegue de importantes iniciativas de la BBBA.
El informe del BCG pone de manifiesto también que gran parte de la brecha de ingeniería que se espera en los EEUU durante los próximos diez años se producirá en puestos de software, ingeniería industrial, civil y eléctrica, unos 186.000 puestos vacantes en todo el país hasta 2031. Sin embargo, en áreas como la ingeniería de materiales, química, aeroespacial y mecánica, que tradicionalmente han sido opciones populares para los universitarios, se producirá un exceso de oferta de 41.000 candidatos hasta ese mismo año.
Hay que considerar, además, que se va a requerir a los empleados habilidades dinámicas, no estáticas, capacidad para fusionar de habilidades duras y blandas, conocimientos profundos en un área específica con experiencia interdisciplinaria. Eso complica aún más las cosas.
¿Y cuáles son las soluciones para desenredar este nudo gordiano del talento? Puede ser interesante designar un coordinador central, pero no deja de ser un riesgo de más burocracia. Una de las claves, según el BCG y la SEA, es planificar estratégicamente la fuerza laboral, mapear bien los puestos de trabajo técnicos internos vacantes en campos tecnológicos emergentes, antes de ponerse a diseñar los programas de aprendizaje.
En segundo lugar, conviene crear una taxonomía común para reducir la confusión y hacer pronósticos efectivos. Algo tan aparentemente obvio no suele hacerse y puede ayudar explorar rutas de contratación no convencionales.
También es interesante volver a capacitar a los empleados existentes, especialmente ante esa sobreoferta proyectada de 41.000 ingenieros en campos especializados heredados en 2030 en EEUU. La Comisión de Habilidades de Servicios Financieros estima que el coste de contratar a un nuevo empleado es aproximadamente 2,5 veces mayor que el de volver a capacitar a un empleado existente.
Y, en última instancia, hay que colaborar de modos nuevos, formar asociaciones entre empresas e instituciones educativas, e involucrar al sector público, para que ayude a conectar más estrechamente las ofertas educativas y las necesidades de la fuerza laboral.