El sillón de Hydrogen Europe y la diplomacia de la innovación

La presencia de España en Hydrogen Europe es una de las cuestiones que debería analizar una adecuada diplomacia de la innovación, de momento sólo aparece el exdirector general aragonés Carlos Javier Navarro Espada, con cargo hasta 2028, pero el hidrógeno verde sigue estando en el centro del debate sobre innovación en sectores clave como el automóvil, la automoción y la industria pesada
Eugenio Mallol
29 de junio de 2025 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
El sillón de Hydrogen Europe y la diplomacia de la innovación

Hydrogen Europe hacía pública esta semana la composición de su comité de dirección, elegida en asamblea general. Es probablemente la institución europea con más capacidad de influencia en el mundo del hidrógeno, lo cual es mucho decir términos de innovación tecnológica. Entre los miembros de su principal órgano de gobierno, un solo español, el mismo desde junio de 2022, con mandato hasta 2028, Carlos Javier Navarro Espada.

Conviene seguir de cerca la cuestión de nuestra representatividad en este tipo de foros, con capacidad de movilizar inversiones y cambios legislativos. Esa diplomacia internacional de la innovación en la que España nos da algunas enormes alegrías: por ejemplo, KIC InnoEnergy quiere movilizar 160.000 millones de euros esta década, especialmente en torno al proyecto European Battery Alliance, su CEO es el español Diego Pavía, al que acompañan la madrileña Elena Bou como directora de innovación y el navarro Mikel Lasa como CEO para Iberia. Pero nuestro país también nos regala una amplísima variedad de motivos de decepción.

Analicemos el caso de Carlos Javier Navarro Espada. Fue nombrado en 2011 director general de Industria y Pymes del Gobierno de Aragón por una presidenta del PP, Luisa Fernanda Rudi, y se mantuvo en el cargo durante las dos legislaturas de Francisco Javier Lambán (PSOE), hasta que en agosto de 2023 fue cesado.

Actúa como la voz de las “regiones europeas” y Hydrogen Europe lo presenta como “Advisor to the Department of the Presidency, Economy and Justice, Aragón Region, Spain”. A día de hoy, es el único patrono a título nominativo de la Fundación Hidrógeno Aragón, que cuenta con 93 miembros (los 92 restantes son empresas e instituciones) y preside la vicepresidenta y consejera de Presidencia, Economía y Justicia, M. ª del Mar Vaquero. Es también vocal titular del Consejo de Dirección del Instituto Aragonés de Fomento.

No digo que no sea la persona adecuada para representar a las regiones europeas, que cada cual saque sus conclusiones. Sólo subrayo que resulta estratégico y debería ser una preocupación seria de nuestros gobernantes y empresas tecnológicas ubicar a perfiles potentes en este tipo de organizaciones.

Conversaba hace unos días con David Ziegler, vicepresidente para la Industria Aeroespacial y Defensa de Dassault Systèmes. Hablábamos del protagonismo que ha conseguido mantener el hidrógeno en una feria como la Paris Air Show 2025, que acaba de celebrarse en la capital francesa. Es ilustrativo repasar la cantidad de propuestas de nuevos aviones en ese sentido. Pero Ziegler sigue destacando la enorme cantidad de obstáculos a los que se enfrenta la tecnología del hidrógeno.

La industria centroeuropea está esperando que Europa se convenza de la necesidad de crear una red de transporte potente del hidrógeno verde, que debería producirse de forma masiva en los países del Norte y en España, los únicos que pueden liderar la carrera de las renovables. Sólo así, la industria química, la del cemento o la del acero pueden cumplir los objetivos de descarbonización sin perder competitividad.

Sobre todos estos asuntos estratégicos, claves para la economía mundial, tiene que posicionarse Hydrogen Europe y ahí disponemos de Carlos Javier Navarro Espada como única voz española.

Esta semana también, hemos tenido la fortuna de contar con las declaraciones del científico y emprendedor español Javier García Martínez, presente en la Reunión Anual Nuevos Campeones 2025 del Foro Económico Mundial. Quizás España, cuyo presidente ha mostrado una predisposición y entusiasmo negociador con China, debería haber visto en el evento una oportunidad para ejercer algo de esa diplomacia internacional de la innovación. Es verdad que Tianjin pilla un poco más lejos que Davos, y es como menos sexy para la opinión pública internacional.

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