El sector chip busca «líderes» para pasar «de la estrategia a la acción», así arranca el Ciclo de Microelectrónica
La mesa redonda "¿Necesita España una estrategia industrial en microelectrónica?" comienza con una llamada de Pedro Martín a actualizar el Perte Chip después de dos años y designar a los líderes que impulsen las líneas del nuevo plan de acción, inmediatamente Josep Maria Insenser, Ana Peláez y Carlos G. Triviño pasan a formular propuestas, apasionante inicio del Ciclo de Microelectrónica y Fotónica Integrada de Atlas Tecnológico
En el sentido de las agujas del reloj: Eugenio Mallol, Carlos G. Triviño, Josep Maria Insenser, Ana Peláez y Pedro Martín.
La microelectrónica es un tren con capacidad de viajar a altas velocidades, pero se ubica en una estación de raíles anquilosados que dificultan el tránsito, debido a la falta de colaboración y de visión estratégica compartida. España necesita entender sus nuevas necesidades en este campo y coordinar a todos sus clústers especializados para trabajar en un objetivo conjunto y basado en la cooperación.
Sobre estos asuntos ha girado la mesa redonda «¿Necesita España una estrategia industrial en Microelectrónica?», con la que ha dado comienzo el Ciclo sobre Microelectrónica y Fotónica Integrada de Atlas Tecnológico. Moderados por Eugenio Mallol han intervenido Carlos G. Triviño, CEO y fundador de Gobernanza Industrial y colaborador en Atlas Tecnológico; Josep Maria Insenser, experto en microelectrónica, director del Ciclo y colaborador en Atlas Tecnológico; Ana Peláez, managing director en Maxwell Applied Tech; y Pedro Martín Jurado, COO en SEMyS y director de operaciones del Perte Chip.
Precisamente, la experiencia de Pedro Martín, después de dos años de impulso del Perte Chip, le lleva a plantear una pregunta paralela a la formulada en la Mesa Redonda: «¿necesitamos una estrategia o un plan de actuación?». Considera elemental «analizar las antiguas estrategias de la fotónica integrada, computación cuántica y de los microfabless».
Para llevar a cabo esta estrategia, Martín Jurado explica que «no es tanto qué queremos ser como qué podemos ser«, es decir, se debe adoptar una visión realista. No obstante, ello no elimina del tablero el hecho de que somos un país con un talento cimental muy prometedor.
Configurar una estrategia nacional requiere, en su opinión, de impulsar un workstream en el que participen todas las empreas interesadas y que sean ellas las que lo lideren. Pedro Martín recuerda su experiencia en IPCEI del cloud, donde “la Comisión pastoreaba a las empreas, pero eran los agentes los protagonistas en la dirección estratégica. Ellos son los que contratan los talentos y viven la realidad empresarial, por eso son los indicados para liderar y, posteriormente, reportar al entorno los resultados», argumenta.
En otras palabras, para impulsar al tejido industrial español no es tan necesario centrarse en la industria como realimentarla a través de estos agentes que impelan a el consensuado nacional. «Mi Carta a los Reyes Magos es la consecución de una estrategia consensuadora, con objetivos claros, clústeres verticales y, especialmente, con un líder que sepa aprovechar el Perte Chip», concluye.
Carlos G. Triviño considera que España está atravesando “el pico más alto de movilización estrategia de la microelectrónica en su historia”. Lo cual está justificado por su valioso pretexto de los PerteChips. Este caldo de cultivo es fructífero y perfecto para lanzar al ecosistema industrial español al avance y, por consiguiente, evolucionar aún más.
El valenciano también pone el blanco en la colaboración para la gobernanza: «por mucho que se tengan los transistores o componentes, si no se integran en una visión de estrategia de liderazgo no se obtendrán objetivos relevantes». Desde su óptica, se debe partir de “una identificación de los objetivos de compartidos coherente”. De esta manera, se podrán crear proyectos de envergadura, que la Administración deberá apoyar para poder revalorizar al sector. «Por el momento, los españoles debemos sentir orgullo por lo conseguido, lo siguiente es convertir a la nación en una potencia en materia de talento», expone Triviño en el cierre de su intervención.
Por otro lado, Ana Peláez se centra, fundamentalmente, en el carácter estratégico de los semiconductores. Esta perspectiva la vincula con el problema unitivo de la industria nacional: «España puede propulsar la fotónica y la microelectrónica, pero si realmente quiere evolucionar necesita la cooperación entre las comunidades porque, entonces, esos campos podrán aportar un valor añadido y completo real».
Considera que, para alcanzar ese ideal cohesivo, se requiere de una organización provincial que esté basada en la observación del entorno nacional e internacional. «Es importante buscar sinergias con otros países vecinos», comenta. Al fin y al cabo, fortalecer a las empresas terminará en el posicionamiento de toda España en la esfera de la microelectrónica.
Para conseguirlo, es primordial la generación de canales de comunicación fluidos entre las empresas para conseguir la máxima eficiencia al informarse mutuamente de sus avances y nuevos descubrimientos. «Los enanos del futuro llegarán más lejos subidos a los hombros de los gigantes del pasado», señala el escritor francés del siglo XVII Charles Perrault y ensalzando el valor de la cooperación en el presente para el avance del futuro y la construcción de un ecosistema fuerte.
Josep María Insenser, por último, también se ha percatado de este laberinto que atraviesa el país y, paradójicamente, las empresas se han convertido en Dédalo y el Minotauro al mismo tiempo. El especialista considera que el primer paso para la promoción de la microelectrónica reside en la Unión Europea. «Es innegable que España necesita una estrategia consensuada y coordinada«, señala. La clave reside en que las empresas se percaten de estas necesidades y las estudien, en busca de esa solución.
Al analizar el tejido empresarial de los países de la UE, Insenser cree que no solamente hay que recopilar inventario, sino que también se debe buscar aplicaciones. Para ello, es crucial la actualización constante de la industria y esa función la ostentan los centros tecnológicos. La llegada del IMEC a Málaga debe hacerse propiciando su implicación en el ecosistema español y conectando a las empresas por un bien mayor y que atraiga al resto de industrias para formar parte de este organismo. Al fin y al cabo, para cooperar, primero se necesita participación.
La mesa redonda culmina con la invitación de Pedro Martín a envíar sugerencias al Perte Chip a través del buzón de mensajes de su web, al que se puede acceder aquí.