El nuevo ‘Muro de Libertad’ desvía el 85% del capital riesgo a ciudades del ‘lado occidental’

La evolución en la última década del Top15 de las ciudades del mundo que más inversión captan del capital riesgo en operaciones de empresas es muy significativo, según el autor, del dominio abrumador de Estados Unidos se llegó a una posición de equilibrio con China, pero desde la pandemia el vuelco ha sido sustancial: se consolida el bloque de San Francisco, Nueva York y Londres y emergen los países del Sudeste asiático, en el nuevo Muro que se está creando en el mundo el dinero elige el lado occidental
Eugenio Mallol
23 de julio de 2023 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
El nuevo ‘Muro de Libertad’ desvía el 85% del capital riesgo a ciudades del ‘lado occidental’
Fuente: Pitchbook

Desde hace un par de semanas no dejo de darle vueltas a este cuadro de Pitchbook acerca de las 15 ciudades que más inversión en capital riesgo han atraído en la última década, incluidos los cinco primeros meses de este año. Impresionante el cambio de tendencia tras la pandemia, un giro que resulta difícil no atribuir a las claves geopolíticas y que tiene reminiscencias de aquello que solemos recordar cuando se abre el debate sobre el modelo occidental frente a otros: Berlín fue partida en dos por un vergonzoso Muro y, cuando este cayó, la realidad a uno y otro lado de la barrera era verdaderamente distinta. La parte occidental, avanzada y con calidad de vida, la parte exsoviética era una especie de cárcel con jardines para jugar al ajedrez. Algo así podría estar empezando a suceder en el ámbito tecnológico.

En 2013, había 10 ciudades de Estados Unidos entre las 15 del mundo que más inversión del capital riesgo recibían en operaciones empresariales. En total ese año sus empresas, fundamentalmente las startups, captaron el 66,1% del total que recibió ese top de hubs urbanos global (19.500 millones de dólares). China comenzaba a competir con Beijing y Shanghai, frente a sólo dos puntos europeos (Berlín y Londres) y uno del sudeste asiático (Singapur).

Un año después, la película es muy parecida: las pujantes ciudades norteamericanas reciben inversiones por 24.400 millones de dólares, el 61% del total, pero Beijing se aúpa al segundo lugar, por delante de Nueva York, y Shanghai al cuarto. Justo antes de la pandemia, se ha consumado un reequilibrio vertiginoso. En 2019, EEUU ha perdido la mitad de su representación en el Top15, cuenta con sólo cinco ciudades que captan 56.500 millones de dólares, el 41% del total, y China acecha con todo su aparato: cinco ciudades (Beijing, Shanghai, Nanjing, Hangzhou y Shenzhen) que atraen 55.200 millones de dólares del capital riesgo para compras de empresas.

A partir de ahí la cosa cambia de nuevo. En 2022, las cinco ciudades de EEUU captan 82.100 millones de dólares, el 44,5% del total del Top15 mundial, pero las cuatro de China 38.000 millones. La locomotora de la innovación tecnológica, San Francisco, Londres y Nueva York, concentra ella sola 85.800 millones de euros de inversión del capital riesgo, un 46% del total.

Hasta mayo de 2023, las empresas de las tres ciudades de China presentes ahora han conseguido movilizar 8.800 millones de dólares. Las cinco de EEUU, cuatro veces más: 36.700 millones, el 66% del total del Top15, volviendo a registros de hace una década. El Sudeste Asiático emerge como un nuevo centro de atención para los inversores de capital riesgo, con cuatro ciudades de Japón, Corea del Sur y Singapur que captan en total 8.700 millones de dólares. El bloque San Francisco, Nueva York y Londres moviliza en sólo cinco meses 36.100 millones de euros un 64% del total. En lo que va de año, el 85% del dinero más selectivo ha ido a ciudades del mundo occidental. China, la segunda economía del mundo, potencia científica y tecnológica, cuyo PIB ha crecido a tasas superiores al 6% anual durante una década, pero un régimen contrario a los valores occidentales, sólo moviliza el 15% de esa inversión.

El Consejo Atlántico acaba de publicar el informe «Estrategia Global 2023: Ganar la carrera tecnológica con China», después de un año de talleres de reflexión organizados por el Centro Scowcroft de Estrategia y Seguridad, en asociación con el Global China Hub. Según dice, su propuesta de plan «estrategia esbozada en estas páginas «tiene tres elementos principales: la promoción de la innovación de base tecnológica; la protección de conocimientos, procesos, máquinas y tecnologías de ciencia y tecnología (CyT) estratégicamente valiosos; y la coordinación de políticas con aliados y socios. La abreviatura de esta tríada es ‘promover, proteger y coordinar'». Nada de improvisación. Si el capital riesgo se considera parte de la estrategia de seguridad nacional, el tema está claro.

Quizás por inclinación profesional, me gusta cruzar estos datos con los del Global Expression Report 2023 cuya lectura proponíamos en uno de los últimos Radar Atlas. Probablemente no se trate de planos equiparables stricto sensu. O quizás sí. Países sin libertades, autoritarios, estatalizados, no son un espacio en el que la innovación movilice recursos y atraiga talento a largo plazo. El sector tecnológico ha aprendido también que la alternativa no debe ser un modelo de libre mercado sin barreras de contención que garanticen la sostenibilidad social y económica. Ese agresivo y rapaz capital riesgo, parece tener las cosas más claras de lo que pensamos: en cuestión de valores, este lado del Muro sale más rentable.

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