El futuro que están esculpiendo las inversiones en España

El hecho de que los banqueros que financian centros de datos no hayan podido descansar en agosto contrasta con la debilidad de nuestra inversión productiva privada y con la venta de algunas empresas estratégicas del sector alimentario a operadores de otros países, la inversión esculpe el futuro y, en ese sentido, necesitamos una reacción, parecemos aturdidos
Eugenio Mallol
31 de agosto de 2025 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
El futuro que están esculpiendo las inversiones en España

Las vacaciones permiten salir del bullicio de la metrópoli y vivir algo más cerca de la España real. Este 2025 está siendo el año de la venta de algunos de nuestros principales comercios citrícolas, fundamentalmente exportadores históricos, a empresas de capital alemán, británico (Tesco anda de compras por el país), checo, entre otras procedencias. Es una buena imagen para pensar en el uso que hacemos de nuestra capacidad de invertir. Cómo se descapitaliza un país, con el riesgo que eso supone de pérdida de autonomía en ámbitos estratégicos como el alimentario, si sus pobladores no ponen el dinero donde toca. Y en esa categoría se incluye «el futuro que toca».

Cuando descubres que no ha habido vacaciones en agosto para los banqueros que financian los centros de datos, vuelve al primer plano el artículo del Banco de España sobre la debilidad de la inversión productiva privada en España, que ha pasado de representar un 12,6% del PIB en 2019 a un 10,7% en 2024. La inversión pública se ha incrementado desde el inicio de la pandemia, hasta superar el 2,8 % del PIB el año pasado, en buena parte, debido al despliegue de los fondos del programa Next Generation EU (NGEU). Pero, en cuanto a esto último, hay mas dudas de que se trate de “inversión productiva”.

Frente a este panorama, los centros de datos son un bocado apetitoso para el sector financiero y la inversión privada. Sólo en agosto, Meta ha cerrado un préstamo de 26.000 millones de dólares; JPMorgan Chase y la japonesa Mitsubishi UFJ Financial Group han aprobado 22.000 millones en deuda para Vantage Data Centers; xAI de Elon Musk ha conseguido 10.000 millones; y CoreWeave se ha asegurado 2.600 millones. Es previsible que haya que revisar al alza las previsiones de Project Finance News para el mercado, fijadas en 60.000 millones de dólares este año, el doble que en 2024.

La inversión es el indicador clave de la robustez y la competitividad por la vía de la innovación de una economía. Desde que se planifica una actuación hasta que se cierra la financiación, se ejecuta y entra en explotación comercial pasan no menos de dos años, de modo que lo que se decida hoy comenzará a mostrar sus efectos no antes de 2027. Si se ponen en marcha pocos proyectos, el dinamismo y la innovación de nuestra economía va a ser menor a medio plazo.

En la mayor parte de los casos, las inversiones requieren incluso periodos claramente mayores. Una de nuestras principales compañías tecnológicas emergentes ha tenido que esperar cuatro años a recibir el visto bueno de la Unión Europea y del Gobierno de España a la concesión de una ayuda. Dos años se han tomado en cada instancia, sin que el expediente pudiera avanzar en la siguiente, un esfuerzo de justificación duplicado que ha impedido movilizar financiación privada durante mucho tiempo, a la espera de la resolución. Cosas así pueden hundir a una startup.

Puede ser peor todavía en otros sectores maduros y altamente regulados como el energético, donde algunas infraestructuras tardan 15 años en ejecutarse. Europa es, en ese sentido también, el paradigma de galimatías burocrático: se estima que la construcción de la línea de corriente continua Ultranet de 340 km de longitud en Alemania requerirá alrededor de 13.500 permisos.

En el tercer trimestre de 2024, la inversión productiva en España seguía por debajo de los niveles prepandemia (-1,6 %). Curiosamente, las dificultades de acceso a la financiación aparecían como el principal obstáculo para menos del 20% de las empresas, al igual que uno de los temas estrella del momento: la disponibilidad de talento. El mayor condicionante ahora mismo es, para el 40% de las empresas, la política económica, seguida de la subcontratación de procesos productivos y la regulación empresarial.

¿Hacia dónde nos llevan las inversiones? Según el Banco de España, los proyectos de transformación digital son el principal destino de los fondos NGEU para un 40% de las compañías solicitantes, entre especialmente en servicios turísticos, comercio, y servicios de no mercado. Todos sabemos a qué se refiere. La I+D+i ha sido la opción prioritaria sólo para el 16% de las empresas solicitantes.

Los préstamos para centros de datos suelen ofrecer mejores rendimientos que los préstamos corporativos típicos y sus altos importes permiten ubicar de una vez grandes paquetes de inversión, por lo que atraen la atención de los inversores privados, en un contexto de posibles recortes de tipos.

La velocidad a la que se mueve el dinero no debe ocultar, en cualquier caso, las dudas que persisten en el mercado. Sobre todo, están relacionadas con el ritmo de despliegue de las tecnologías de la inteligencia artificial (IA) generativa, ¿serán capaces de generar los suficientes ingresos y a la velocidad esperada para que los prestatarios (a excepción de los solventes hiperesacalares) cumplan con los plazos de amortización? Ya hemos dicho que sin datos compartidos, vamos a tener seguramente un problema.

A esa incertidumbre hay que sumar la subida de precios de la electricidad y la actitud de los reguladores al respecto. De ahí que se estén produciendo fenómenos contraintuitivos como el desplome en Bolsa del 50% de la empresa de centros de datos CoreWave, después de su espectacular salida a cotización a principios de año. Pero esas son las cosas que tiene el capital, hoy son los centros de datos, mañana ya veremos.

Quizás un día nos encontremos sin naranjas que comer en las estanterías mientras las que crecen en nuestros campos satisfacen el paladar de un consumidor en Alemania o Reino Unido. Las inversiones esculpen el futuro y no podemos esperar del capital más de lo que puede dar. Duele comparar la endeblez de nuestra inversión productiva privada con el maremágnum de los centros de datos, es una comparación probablemente odiosa, lo sé, pero algo nos está pasando, andamos aturdidos, y hay que reaccionar.

Scroll al inicio
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad