Día Mundial del Medio Ambiente: cuatro innovaciones del ecosistema Atlas para un futuro más sostenible

Cada 5 de junio, el mundo celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, una fecha clave para reflexionar y actuar frente a los desafíos ambientales de nuestro tiempo. Bajo el lema de este año (‘Nuestras tierras. Nuestro futuro’) se hace una llamada a restaurar los ecosistemas, repensar el modelo de producción y acelerar la transición hacia economías verdes y resilientes.

En Atlas Tecnológico destacamos cuatro iniciativas de nuestro ecosistema que están transformando sus sectores mediante tecnología, innovación y compromiso ambiental. Desde el reciclaje de plásticos complejos hasta la activación cultural interna en sostenibilidad, estos proyectos demuestran que el cambio es posible.

Con la entrada en vigor de la Directiva CSRD (Corporate Sustainability Reporting Directive), miles de empresas europeas están obligadas a reportar su impacto ambiental con datos rigurosos y verificables. Ahí es donde entra Dcycle, que ayudó a una empresa del sector de soluciones de aparcamiento a integrar la sostenibilidad en su núcleo operativo.

A través de su plataforma digital, la organización pudo medir automáticamente su huella de carbono, consumo energético y otros indicadores clave. Además, consiguió automatizar el proceso de generación de informes ESG, alineados con la normativa CSRD, así como visualizar escenarios de impacto ambiental futuro, facilitando la toma de decisiones sostenibles. Gracias a este enfoque basado en datos, la empresa logró no solo cumplir con los requisitos regulatorios, sino crear una estrategia proactiva de sostenibilidad, con métricas claras que pueden ser auditadas y mejoradas año tras año.

Por su parte, Tecnalia ha desarrollado nuevas tecnologías de reciclaje avanzado que permiten recuperar residuos plásticos complejos (como los envases multicapas, compuestos por varios tipos de polímeros) de forma eficiente. A través de procesos químicos y físicos innovadores se logra separar y valorizar los distintos componentes poliméricos de este tipo plásticos.

Además, se consigue transformar residuos en materia prima secundaria, apta para nuevas aplicaciones industriales, así como reducir las emisiones derivadas de la incineración, evitando la acumulación en vertederos. Este tipo de innovación permite a las empresas cerrar el ciclo de sus productos, aumentar su grado de circularidad y responder a la demanda regulatoria creciente por los materiales sostenibles.

En el ámbito de las energías renovables, GMV ha aportado valor en la inspección autónoma de plantas solares para maximizar la eficiencia y la sostenibilidad. La empresa española Irradia Energía confió en GMV para aplicar la tecnología uPathWay, un sistema de inspección autónoma basado en vehículos no tripulados (UGVs).

Esta solución avanzada permite recorrer de forma autónoma grandes extensiones de paneles solares, recopilando datos técnicos en tiempo real. También, detecta anomalías o fallos de funcionamiento, reduciendo los tiempos de respuesta, y minimiza la necesidad de intervención humana, mejorando la seguridad y reduciendo costes operativos. El impacto ambiental también es significativo: con inspecciones más frecuentes y precisas, se logra maximizar la producción energética de las plantas solares, evitando pérdidas por ineficiencias y acelerando el retorno de la inversión en energías limpias.

Por último, Propelland diseñó junto a MOEVE, Green Digital, un programa experiencial que involucró a más de 1.000 empleados mediante herramientas híbridas, físicas y digitales. MOEVE es una energética global, con más de 90 años de historia, que lanzó su ambiciosa Estrategia Digital 2023-2027 buscando liderar la transición energética con un compromiso humano.

Así, el programa recogía un diagnóstico organizacional profundo, para entender la cultura interna y detectar puntos de conexión. Se creó una experiencia «phygital», donde los empleados recibieron tarjetas físicas con realidad aumentada que, al escanearse, desbloqueaban contenidos interactivos sobre sostenibilidad y digitalización. La experiencia incluía recompensas, insignias y acceso a formación, para fomentar una participación activa y voluntaria. El resultado fue una participación masiva, una mejor comprensión de los retos ambientales y una cultura alineada con la transición ecológica.