
Alejandro, parte 2: España

Descubrí a Alejandro López-Bezanilla, investigador español de cuántica en Los Alamos National Laboratory de EEUU, entre los ponentes del South by South West (SXSW) festival, celebrado en marzo en Austin (Texas, EEUU). Es un evento que todos los años me provee de información jugosa sobre las principales tendencias tecnológicas, en forma de vídeos, podcast y documentos, aunque nunca he tenido la fortuna de estar allí. Puedes escuchar su intervención aquí.
Le localicé y, después de las pertinentes gestiones con el estupendo equipo de comunicación de Los Alamos National Laboratory, mantuvimos esa conversación fantástica que puedes leer ahora. Está en la frontera de la cuántica, en el mítico laboratorio surgido de la mente de Robert Oppenheimer, pero yo era el primer periodista español que le había contactado.
Hay una parte de la entrevista que tiene un componente más personal y me guardo, pero no me resisto a dejar algunas pinceladas en forma de impresiones personales y de frases textuales suyas entrecomilladas que podrían considerarse “de interés general”. Invito a leerlo en clave constructiva: dónde hay que poner el foco.
¿Por qué nos cuesta estar en los grandes asuntos? Porque no hay necesidad de ciencia en España. Las empresas científicas o tecnológicas de nuestro país no tienen masa crítica para ejercer presión sobre el Gobierno y pedirle que ponga atención en ello. ¿Qué concepción supranacional hay para que la innovación científico-tecnológica sea un punto de interés? Nada. No hay coordinación, no hay cultura. Queremos traer científicos de Estados Unidos a España y ¿qué prometemos? Un poco más de salario a largo plazo. ¿Vamos a poner un laboratorio, vamos a darles el dinero necesario para seguir haciendo cosas? No.
Si tienes nivel para estar en un sitio donde pasan cosas y, además, pagan mejor, te vas. “La calidad de lo que yo hago no es mucho mejor de la que puedas encontrar en España en muchos sitios. Mis profesores en la Autónoma de Madrid me dan 1.000 vueltas, eran de primerísimo nivel, sólo tienen menos visibilidad, menos recursos, les come el tiempo”.
En Europa no se quiere trascender. “Una vez estaba en San Francisco, y mi antiguo jefe me dijo: ‘voy a tener una reunión con europeos y americanos’. Y al final no fueron capaces de llegar a ningún sitio. No hubo manera de controlar los egos y los intereses de cada uno de los países. Yo estaba tomando nota para hacer un informe. Le dije: ‘¿qué hacemos con todo esto?’ Y respondió: ‘nada, no se puede hacer nada’”. España para el talento de élite puede ser morir en vida y mucha gente sale adelante porque tiene ese gusanillo interno que les hace trascender el sistema. Europa está metiendo en cuántica y en IA miles de millones de euros. ¿Para qué, si no hay política que respalde esa inversión?
El sistema americano es mucho más cohesionado. Hay un interés personal en florecer, en ser alguien. “Cuando llegó el ordenador, les dije: ‘chicos, hay que ponerse’. Me llevó un tiempecito y salió. Voy a trascender lo que estoy haciendo para ser algo más”. Pero haya estudiantes, fondos, postdoc o no, el salario en España llega cada mes, la plaza es perpetua y con sacar un artículo de vez en cuando es suficiente. Falta cultura de liderazgo en los grandes temas.