Adaptarse, como industria y como país, a la nueva globalización

La inteligencia artificial, unida a la revolución digital, puede derribar barreras muy significativas a la globalización, pero la realidad actual es que el impacto de la tecnología, las decisiones políticas y la geoestrategia es mayor que nunca en la historia y cada una de esas fuerzas tira en direcciones diferentes, hay que adaptar las organizaciones y los instrumentos de apoyo a la industria para esta nueva era
Eugenio Mallol
2 de noviembre de 2025 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Adaptarse, como industria y como país, a la nueva globalización

Dar por muerta a la globalización es un error. La inteligencia artificial y la revolución digital están derribando barreras, como la del idioma, ese dolor de muelas para la unidad de mercado en la Unión Europea, o la de la escasa capacidad de organizaciones pequeñas para pertrecharse de buenos estudios de mercado, o incluso la del diferente potencial para hacer I+D según el tamaño de las empresas. La tecnología ayudará a escalar a startups y a empresas as a service, si saben aprovecharla, y a aumentar los flujos de conocimiento transfronterizos. Lo llaman la “tercera desagregación”

El informe “El estado de la globalización” sostiene que lo que hace que la era actual no tenga precedentes en la historio no es solo la intensidad de la fuerza transformadora, sino que se nutra de tres fuentes: la tecnología, las decisiones políticas y la geoestrategia, que se aceleran rápidamente de forma simultánea, aunque impulsando la globalización en direcciones radicalmente distintas. “El resultado probablemente será una reconfiguración fundamental de cómo, dónde y por qué se fragmenta la actividad económica a través de las fronteras”, afirma.

A todos nos llama la atención el drástico resurgimiento de la intervención estatal. El número de intervenciones políticas que distorsionan el comercio se ha triplicado, lo que marca una ruptura decisiva con la era anterior. Aunque algunas decisiones en política industrial promueven explícitamente la diversificación del comercio y las cadenas de suministro, lo cierto es que alrededor del 70% de las nuevas intervenciones son puramente proteccionistas, desde aranceles discriminatorios a controles a la exportación e incentivos a la relocalización. Se busca explícitamente la sustitución de importaciones.

El informe sostiene que las tensiones geopolíticas tienen un efecto inhibidor significativo sobre el comercio, incluidos los servicios modernos vinculados a la propiedad intelectual y las telecomunicaciones, más sensibles que los servicios tradicionales de transporte y viajes.

La conclusión es que los flujos económicos globales se están reconfigurando en lugar de simplemente reducirse y es aquí donde nuestra industria y las empresas de servicios tecnológicos asociados a ella tienen que poner el foco. La producción se está trasladando para evitar las barreras comerciales y aparecen nuevos “países conectores”, economías no alineadas que facilitan la globalización al servir de intermediarios entre rivales geopolíticos.

Hay que promover políticas de adaptación a la nueva globalización que ayuden a las economías a realizar los ajustes comerciales necesarios y a invertir en la necesaria reconversión laboral. Quizás haya que cambiar las normas actuales de la OMC, diseñadas para una era geopolítica diferente. Un informe del Centro para el Progreso Británico insta a rediseñar el British Business Bank, EIS, VCT y EMI para promover la escala y la soberanía. ¿Podría platearse algo así en nuestro país con el ICO, CDTI, ENISA…?

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