¿Es la carrera de la IA la ‘Guerra de las Galaxias’ de China?

Entre las advertencias sobre el riesgo de burbuja y los anuncios de cientos de miles de millones de euros de inversión, las dudas persisten acerca de la brecha de adopción de la IA, necesitada todavía de casos de uso claros y de un modelo de producción adaptado a ella, en esas circunstancias la monumental apuesta de China nos recuerda que las peores burbujas son aquellas infladas por políticas públicas y no tanto por la tecnología
Eugenio Mallol
26 de octubre de 2025 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
¿Es la carrera de la IA la ‘Guerra de las Galaxias’ de China?

Durante la Segunda Revolución Industrial, cuando las fábricas comenzaron a electrificarse, replicaron el diseño de las plantas alimentadas por carbón y vapor. En ellas, inmensas calderas centrales y máquinas de vapor distribuían la energía mecánica a través de complejos engranajes y poleas. Es oportuno recordar esto ahora, en pleno auge del nuevo ciclo de la inteligencia artificial (IA): en ocasiones, la brecha de aplicación entre la invención de una tecnología y la verdadera comprensión de cómo aplicarla es enorme.

¿Realmente comprendemos lo que es posible hacer con la IA o simplemente intentamos integrarla en nuestros antiguos procesos de negocio? Estas dudas son las que mantienen en vilo al mundo los últimos meses ante el riesgo de estallido de la burbuja. Hasta la reciente reunión del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en Washington DC ha identificado este asunto como uno de los más relevantes del momento.

Scott Galloway analiza el estado de la cuestión en un interesante artículo que titula“¿Cómo comienza el fin?”. Apunta que, desde el lanzamiento de ChatGPT en noviembre de 2022, las acciones en Bolsa relacionadas con la IA han concentrado el 75% de los rendimientos del S&P 500, el 80% del crecimiento de los beneficios y el 90% del incremento en gastos de capital. Nvidia sigue valiendo más que todo el mercado bursátil alemán, empecemos por ahí. Estos días se ha hecho popular el análisis del economista de Harvard Jason Furman que estima que las inversiones en IA representan, de hecho, casi el 92% del crecimiento del PIB de EEUU en 2025.

No obstante, las valoraciones de las empresas del Mag 10 (las siete tecnológicas líderes, junto a AMD, Broadcom y Palantir) ofrecen un ratio P/E (precio/beneficio) adelantado a 24 meses de 35x, todavía lejos del 52x de 2000, en el auge de la burbuja puntocom. Ese sería un motivo de tranquilidad. Asimismo, Azeem Azhar y Nathan Warren han comparado las burbujas históricas con la IA actual y su conclusión es que, mientras el gasto de capital en IA no supere el 2% del PIB, no hay un motivo grave de preocupación, y actualmente se estima en alrededor del 1,3%.

Todo el edificio se mantendrá en pie si se cumple el pronóstico de que la IA puede ayudar a reducir costes o a aumentar los ingresos de las empresas. En el caso de las superestrellas del S&P, como las define la OCDE, esa mejora se ha cuantificado en un billón de dólares en los próximos dos años. Y es ese el elemento de suspense clave. O la IA permite reducir empleo, especialmente de cuello blanco, o las valoraciones se hundirán, sería una forma de verlo.

Si los precios de las acciones del Mag 10 se reducen a la mitad, se estima el S&P y los mercados globales caerían un 20% y un 10%, respectivamente. En ambos casos (reducción de empleos o caída de valoraciones), habrá un impacto severo en la economía… a no ser que encontremos opciones realistas de crear nuevos negocios con la IA.

De momento, no hay grandes avances. El hecho es que las interacciones relacionadas con asuntos profesionales de los usuarios de ChatGPT han caído del 47% en 2022 al 27% en 2025. El experto Ed Elson se vale de ese dato para advertir de que “el argumento a favor de la IA es que va a transformar el trabajo, pero lo que estamos aprendiendo es que principalmente solo afectará a nuestra vida personal”. No hay que descartar que, la de EEUU por la IA, no sea “una apuesta sin cobertura”, en opinión de Scott Galloway.

En contrapartida, hay que considerar que el 44% de las empresas estadounidenses ahora pagan por la IA, frente al 5% de 2023, y el valor contractual medio para productos de IA ha alcanzado ya 530.000 dólares en 2025 y se espera que supere el millón de dólares en el próximo año.

Pero, más allá de las cuestiones financieras, llevemos el asunto a una perspectiva geoestratégica. Un estudio de 2018 examinó 51 innovaciones entre 1825 y 2000 encontró que 37 estuvieron acompañadas de burbujas. Una de sus conclusiones es que las burbujas infladas por políticas públicas han demostrado ser más destructivas que las alimentadas por nuevas tecnologías. Hablemos, en definitiva, de China.

De acuerdo con el informe “State of AI Report” de Air Street Capital que incluimos en nuestro Radar Atlas, OpenAI sigue siendo la compañía líder en IA, pero el grupo se está apretando rápidamente y las propuestas chinas de Deepseek, Alibaba Qwen y Kimi de Moonshot se sitúan a pocos puntos de diferencia en razonamiento y codificación. El gigante asiático se sitúa ya, de hecho, en el segundo puesto en credibilidad tras EEUU.

El ecosistema chino ha superado al de Meta, Llama se desvanece. No obstante, el liderazgo norteamericano en chips, tanto el que ostenta claramente Nvidia como el que impulsa Google con sus TPU, se ve favorecido también por su capacidad para imponer estándares como el Protocolo de Contexto de Modelo de Anthropic, considerado el nuevo USB-C de la IA, un estándar único para conectar modelos con herramientas, ya integrado en ChatGPT, Gemini, Claude y VS Code.

Durante una reunión del Politburó chino, en abril pasado, el presidente Xi Jinping pidió a los ministros que «redoblaran sus esfuerzos» en IA con el objetivo de lograr la autosuficiencia, aunque el aumento de los niveles de deuda pueda plantear problemas en el futuro. China representa más de la mitad del aumento de la relación deuda/PIB de la economía mundial desde 2008. El FMI ha sugerido este mismo año que la situación es inestable.

Ese aumento de deuda china responde a las ambiciones nacionales por mantener un alto crecimiento anual del PIB, lo que obliga a los gobiernos locales a invertir en activos dudosos. Pero también implica el gasto en IA y en dotar al país de la capacidad energética necesaria para sostener las nuevas infraestructuras (el año pasado incorporó más de 400 GW). El PCCh asignó un aumento del 10% al gasto en ciencia y tecnología en 2024. “Ganar la carrera de la IA no parece ser solo un imperativo político, sino potencialmente vital para la salud a largo plazo de la economía china”, dice el State of AI Report.

Una deriva como la actual rezuma inevitablemente reminiscencias de aquella ‘Guerra de las Galaxias’ con la URSS, impulsada por Ronald Reagan en los años 80 al anunciar su Iniciativa de Defensa Estratégica (IDE). China y Estados Unidos han emprendido una escalada para dominar un campo tecnológico que, como se demostró entonces con el espacial, todavía no tiene unos casos de uso bien definidos (y ya vengo advirtiendo de que el problema de los datos es fundamental para que la IA despliegue todo su potencial, por no hablar de los estándares… ¡está todo por hacer!).

¿Y Europa? Perdidos en nuestra propia indeterminación. Todavía pienso que tenemos una gran oportunidad gracias a los datos industriales, pero la Ley de IA de Europa se tambalea (gracias, Carme Artigas): solo tres Estados la cumplen, los líderes tecnológicos la califican de “confusa” y aumenta la presión para que se haga una pausa ya que está claro que el continente se está quedando atrás. Qué bonito nos está quedando el parque temático.

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