
Transformación digital y sostenibilidad, un tándem indivisible presente en todos los Collaborate

La evolución tecnológica ya no se autorreconoce sin la sostenibilidad como parte de sí misma. A lo largo de los últimos años, los Collaborate se han consolidado como un foro clave donde referentes del sector han puesto sobre la mesa estrategias y resultados en materia de energías renovables. No se trata solo de un debate sobre el porvenir industrial, sino que estas prioridades ya ocupan el centro del desarrollo tecnológico y orientan la inversión.
En Collaborate Málaga, la conversación giró en torno al impacto real de introducir renovables en la operación. El mensaje fue claro: hay que encauzar la innovación para maximizar su efecto. Igor Beguiristain, CEO de Lodisna, subrayó la necesidad de rentabilidad a corto plazo y, al mismo tiempo, destacó la hoja de ruta de descarbonización de su flota en Europa, que supera los 600.000 kilómetros mensuales en rutas internacionales. En la misma línea, María Lozano, directora de proyectos eólicos en Forestalia, defendió que la energía limpia, además de reducir la huella ambiental, puede rendir mejor que otras alternativas, y apuntó a la aceleración de la eólica en Cataluña como palanca de transición.
El impulso regulatorio apareció como condición de posibilidad. Pedro Pablo Andreu, COO de Fersa, insistió en activar con mayor velocidad los incentivos europeos para abaratar costes, elevar la eficiencia y ganar competitividad. De nuevo, María Lozano reclamó apoyo económico y plazos administrativos más cortos para que los proyectos despeguen. Esa “marcha larga», coincidieron, redundará en estructuras de costes más ajustadas y en mayor músculo competitivo en mercados globales. Para llegar ahí, Pedro Pablo Andreu defendió extraer valor de los datos para afinar procesos en la cadena de suministro; y Beguiristain recordó que la sostenibilidad es una responsabilidad compartida que empieza por cada actor del ecosistema.
Seis meses después de Málaga, Zaragoza convirtió los principios en práctica. En diferentes mesas y ponencias, las organizaciones mostraron cómo aterrizar lo debatido en la ciudad andaluza. MyEnergyMap presentó una plataforma 360º para gestionar la energía y la huella de carbono con enfoque de mejora continua, puesto que no solo monitoriza consumos, sino que también analiza la producción para detectar productos intensivos en energía y proponer medidas que recorten CO₂. En paralelo, Cartif trabaja en tecnologías de captura y valorización de CO₂ para convertirlo en combustibles destinados a aviación y transporte marítimo, cerrando el círculo entre innovación y aplicación industrial.
Santander y Barcelona amplían el foco
En Santander, la conversación sobre sostenibilidad aterrizó en la infraestructura digital. La mesa “Construyendo el nuevo mundo conectado desde la industria” subrayó que el 5G, además de habilitar casos críticos, tiene “impacto positivo en la eficiencia energética” de fábricas y servicios públicos, mientras que las tecnologías IoT de baja potencia seguirán siendo esenciales allí donde prime el bajo consumo y la larga duración. En definitiva, la clave para ahorrar recursos y energía reside en una conectividad con propósito y gestión inteligente de datos.
La sostenibilidad apareció también desde la óptica de la resiliencia. Expertos del ámbito asegurador y tecnológico coincidieron en que el aumento de siniestros ligados a desastres naturales ya tensiona las cuentas del sector, y que la adopción de tecnología para prevenir y mitigar riesgos debe acelerarse si se quiere proteger la continuidad operativa. En paralelo, la sesión “Atlas Industrial Trends (H2)” dejó dos alertas: las emisiones de gases de efecto invernadero no están bajando de forma sostenida y la economía circular, aplicada sin análisis riguroso, puede generar “efectos rebote” que neutralicen sus beneficios; la receta pasa por más evidencia, más colaboración con universidad y centros tecnológicos, y regulaciones que apliquen por igual en los mercados donde compiten nuestras empresas.
En Barcelona, la sostenibilidad se vio en soluciones concretas. En una sesión de casos de uso, Eurecat presentó tecnologías que permiten reducir hasta un 70% el consumo de agua en ciclos de lavado, un ejemplo claro de ecoeficiencia aplicada a procesos cotidianos. En paralelo, Matteco puso sobre la mesa materiales avanzados (como níquel y hierro) para acelerar la producción de hidrógeno verde mediante equipos más asequibles y automatizados; una apuesta directa por la descarbonización industrial. Y desde la gestión de activos, se compartieron experiencias de digitalización que buscan procesos “súper sostenibles” gracias a depuradoras digitalizadas y gemelos digitales, lo cual consolida la eficiencia como capa de valor transversal. En el plano de política industrial, la agenda de Barcelona volvió a enfatizar que la productividad y la competitividad requieren energía a costes asumibles, un vector clave para sostener inversiones verdes.
Mirando a Murcia
Esta temática no va a dejarse de lado en Murcia. En la edición de octubre de 2025 se abordará cómo construir «un mapa energético atractivo para un país de sedes”. Al rededor de la mesa redonda se sentarán Fernando Martí Scharfhausen (CSN), Gemma Castejón (CETENMA) y Juan Antonio López Abadía (Estrella Levante) y Marcos Mateos (COIIRM) como moderador. De este modo, la sostenibilidad en los Collaborate sigue dejando de ser un eslogan para convertirse en productividad, resiliencia y ventaja competitiva.