
Integrarse con el robot para aumentar al humano

El reto que plantea la integración de la IA en los procesos productivos es la relación entre las personas y los robots. La inteligencia artificial y la inteligencia humana deben convivir y asumir sus roles: la primera, metodología, gestión de datos y procesos; la segunda, todo lo que la IA no puede replicar, y que tiene que ver con las capacidades humanas (conciencia, juicio crítico, intuición…). Esta fue la idea esencial que trasladó Estibalitz Ortiz, directora ejecutiva en la Unidad de Coaching del IESE Business School en su ponencia del Collaborate Barcelona 2025 titulada ‘El nuevo papel del directivo y la reinvención de las organizaciones como herramienta para competir’.
Ortiz comenzó su ponencia incidiendo en el hecho de que la introducción de la IA es una revolución más, como la industrial o la incorporación de la electricidad, la moneda o la rueda. “Del mismo modo que nadie se plantea volver a las velas, tampoco se puede entender la realidad actual sin IA”, afirmó. Lo que entra ahora en debate es cuáles serán las competencias propias de la IA y cuáles las del ser humano.
“La inteligencia artificial redefine la organización”, aseguró. La experta citó a Arthur Brooks, profesor de Harvard, cuando diferencia entre problemas complejos y problemas complicados. “La IA se ocupa de los problemas complicados, los problemas complejos requieren otro tipo de cualidades, que son las que tenemos los seres humanos”, aseguró.
“Estamos en una época apasionante, en la que podemos tener miedo al cambio, pero tenemos muchísimas posibilidades, porque vamos a ganar tiempo”, explicó. “Es una época de integración: la inteligencia artificial y la inteligencia natural son como la cara y la cruz de la misma moneda”, añadió.

El líder compasivo
“Es importante estar convencidos de que podemos cambiar y aprender: el reto está en ver cómo desarrollar esa mente en crecimiento”. Ortiz señaló algunas de las capacidades más valiosas en los directivos según el Foro Económico Mundial: pensamiento analítico, resiliencia, flexibilidad, agilidad, liderazgo, influencia social, pensamiento creativo, motivación, empatía, escucha activa y curiosidad, entre otros. Destacó también la compasión como “empatía en acción”: “la empatía es la capacidad para identificar las emociones de los demás, que eso es algo que que la IA ya puede hacer”, explicó. “La compasión todavía no puede tenerla la IA; en el entorno actual el líder compasivo tiene un gran futuro”, apuntó.
“Hay que preguntarse qué podemos aportar nosotros a nuestros equipos respecto a un robot”, sentenció la experta. “Vamos a aportar juicio crítico, intuición, capacidad de discernir, de tomar decisiones…La inteligencia natural nos da esa capacidad para integrar los datos dentro de un contexto”, añadió.
Sobre el papel del directivo en este nuevo contexto tecnológico, Ortiz se preguntó si peligra su rol. “Yo diría que no, pero sí que es verdad que cambiará muchísimo, porque efectivamente hay muchas cosas que no tenemos que hacer y tenemos más tiempo para dedicarnos a esas competencias que son las propias de un directivo: la toma de conciencia, leer el entorno, la compasión…”.
La experta aprovechó su intervención para lanzar preguntas que promovieran la reflexión. “¿Qué pasaría si un robot me da un feedback negativo? ¿Preferiría recibirlo de una persona o de un robot?”, y citó a Rasmus Hougaard, experto en la redefinición del liderazgo a partir de la IA. También, hizo alusión a la psicología positiva, que consiste en indagar en las fortalezas y convertirlas en resultados. “Ahora tenemos muchos datos para preparar nuestras reuniones, pero luego nos queda un trabajo propio de convertir eso en resultados”, defendió.
En este punto, Ortiz hizo referencia a un paper publicado por el MIT de Massachusets sobre lo que denominan EPOCH: E de empatía, P de presencia, O de opinión, C de creatividad y H de hope (esperanza). “Las máquinas identifican emociones, pero luego se requiere acción, coraje, valentía, juicio, conexión…Si vamos a tener más tiempo, dediquémonos a la conexión humana”, defendió.
“Y, también, en tener mentalidad de principiante: no dar las cosas por supuestas, cuestionar todo lo que tenemos a nuestro alrededor”, añadió. Ortiz animó a los asistentes a realizar actividades que les supongan un desafío, para así desarrollar esa “mente en crecimiento”, tan necesaria en el contexto actual.
La experta mencionó un estudio de la consultora Gallup que apunta las cualidades más valoradas por los empleados sobre sus líderes: la seguridad psicológica y la confianza en el futuro. Y es ahí donde se debe poner el foco. “La incertidumbre es muy grande”, apuntó.
“Si algo nos va a aportar la IA es que nos va a devolver a lo que somos, que es seres humanos, con nuestras fortalezas, nuestro nuestro brillo, lo que nos hace ser únicos, eso que no puede ser replicado por ningún robot”, concluyó Ortiz.