La valentía de romper con lo anterior, aunque haya triunfado, como hizo AlphaFold

Después del hito mundial de Google Deepmind en 2018 al predecir con IA el plegamiento de proteínas, su equipo de science team abandonó la senda tecnológica que había seguido para adentrarse en otra nueva, basada en 'transformers', aquel giro valiente, que pasaba por alto el éxito cosechado, pudo salvar millones de vidas durante el COVID-19, hoy Europa se replantea su política de I+D
Eugenio Mallol
6 de octubre de 2024 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
La valentía de romper con lo anterior, aunque haya triunfado, como hizo AlphaFold

En cuanto apareció este paper publicado por un equipo del science team de Google Deepmind liderado por el murciano Bernardino Romera, os invitamos a asomaros a él en el Radar Atlas. Habían conseguido que la inteligencia artificial (IA) resolviera un problema matemático que los humanos hasta ese momento se habían mostrado incapaces de desentrañar. Eso convertía a la IA en algo más que un reelaborador de información preexistente o un alucinador descarriado. Pasaba a ser también un generador de conocimiento nuevo.

Os comparto la presentación de la conferencia que Bernardino impartió hace unos días en Alicante. La slide clave (son todas estupendas, pero ésta tiene un valor que va más allá de la información) es la 2. Fíjate en la gráfica de la derecha. CASP es el acrónimo de Critical Assessment of Techniques for Protein Structure Prediction, un experimento mundial para la predicción de la estructura tridimensional de las proteínas que viene llevándose a cabo cada dos años desde 1994.​ 

En 2018, un grupo formado mayoritariamente por informáticos y matemáticos de Google Deepmind presentó una candidatura al concurso de ideas del CASP, basada en un modelo de inteligencia artificial denominado AlphaFold. Barrió, se impuso con una clara diferencia respecto al resto, lo que convirtió aquel momento en un hito mundial (y colocó, por cierto, a la IA en la candidatura al Nobel). Pero no te quedes ahí, lo verdaderamente relevante se produjo después.

El science team de Google Deepmind tiene como uno de los principios fundamentales de su trabajo incorporar las últimas tecnologías disponibles en el estado del arte. Y AlphaFold ya no lo hacía. En junio de 2017, otro equipo de científicos de Google, comandado por Ashish Vaswani, había dado vida a la tecnología de los transformers en un paper ya mítico titulado “Attention is all you need”. Los transformers están en la base de los modelos de lenguaje extenso (LLM) que han propiciado la fiebre de la IA generativa.

Fue entonces cuando Bernardino Romera se incorporó a AlphaFold 2. El planteamiento es en ese momento radical: había que abandonar la senda que había seguido AlphaFold, la que le había permitido arrasar en el CASP y había despertado el asombro mundial. Había que comenzar de nuevo. Utilizarían esta vez la tecnología de los transformers.

El resultado fue todavía más deslumbrante. En 2020, la distancia de Google Deepmind respecto al resto de investigadores era ya estratosférica gracias a ese giro de timón. Pero es que, muy probablemente, aquella decisión salvó millones de vidas porque valió para acelerar la vacuna del COVID-19.

Es fácil que una historia así te deje noqueado. ¿Hasta qué punto seríamos capaces de renunciar a una tecnología de éxito para apostar por otra situada en la vanguardia? En un momento en el que podemos seguir encontrándonos con sistemas de control en industria que rueden en Windows 95, en pleno retofitting de instalaciones y maquinaria perfectamente válidas, pero incorporadas hace dos o tres décadas, cuando no existía la preocupación por el dato actual, algo así suena demasiado transgresor.

El informe Draghi propone para la Unión Europea, de hecho, un cambio de paradigma total en el sistema de ayudas públicas a la I+D y la innovación. Romper, en pocas palabras, con el modelo de Horizon Europe que produce grandes avances, pero llena también infinidad de cajones con proyectos sin aplicación en el mercado. La receta de Draghi es menos fragmentación, es decir, reducir el poder local y potenciar la visión Europa, más excelencia y un apoyo más eficaz al emprendimiento de base científico-tecnológica. Habrá resistencias, indudablemente, muchos están viendo peligrar su statu quo.

Dice Sergio González de Microsoft que si te vas de viaje tres meses en barco desconectado del resto del mundo, a tu vuelta probablemente se hayan producido cambios tecnológicos que ni siquiera entiendes ya. La velocidad de la transformación es radical y, si la decisión correcta es romper con lo anterior y reinventarse, hay que actuar inmediatamente. No es fácil, pero es el signo de nuestros tiempos.

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