Marcos Martínez en La Hora Premium: «La microelectrónica no es una ciencia, sino un negocio, y se debe tratar así»

El director de Standards Engineering en MaxLinear explica que el futuro de la microelectrónica depende de aprovechar nuestras oportunidades, entre las cuales, destaca la atracción de talento, reivindica con AMETIC una ley integral de semiconductores y microelectrónica y advierte de que la ausencia de centros de I+D para el sector es una de las debilidades de España
Carla Mansanet
28 de junio de 2024 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Marcos Martínez en La Hora Premium: «La microelectrónica no es una ciencia, sino un negocio, y se debe tratar así»

Para vislumbrar el futuro de la microelectrónica en España, es esencial primero conocer el estado actual de la industria. Y el único medio para hacerlo óptimamente es el análisis de los datos comparecientes. La clave es generar más talento y entender el papel que pueden cumplir en el ecosistema. En ocasiones, España se ahoga en palabras como «I+D» y «PERTE Chip», antes de plantearse las necesidades reales de la industria, que se encuentra en un momento perfecto para evolucionar.

En La Hora Premuim, Marcos Martínez ha expuesto su tesis en la ponencia «El ecosistema español de los semiconductores», la cuarta del Ciclo de Microelectrónica y Fotónica Integrada. El invitado es director de Standards Engineering en MaxLinear y Coordinador del Grupo de Trabajo de Microelectrónica de AMETIC. En su sesión, no solamente ha ubicado a los semiconductores en en la cadena de valor y expuesto las características del ecosistema español, ha profundizado también en las fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas de la industria, en perspectiva de una mejora de la infraestructura.

Martínez explica que el ecosistema de la microelectrónica español posee tres ejes cruciales para el desarrollo de la industria: «no nos vamos a engañar, nuestras fortalezas son pocas, pero son importantes«. En primer lugar, entre los ingenieros españoles, se aprecia la superioridad de su conocimiento en microelectrónica : «a veces no nos lo creemos, pero hablando con ingenieros americanos, asiáticos y europeos me he dado cuenta de que el conocimiento de un ingeniero español sobresale respecto a la media» . Pero esta potencia debe aprovecharse y la forma de hacerlo, según indica el ponente, «es generando más talento».

Para abordar la segunda fortaleza de la microelectrónica en España, los costes, se ha de partir de un hecho: «la microelectrónica no es una ciencia, sino un negocio, y se ha de tratar de esa manera». Los costes, por ello, son menores a los estadounidenses y del norte de Europa, y más competitivos que los asiáticos. «Al juntarlos con el conocimiento, España se convierte en un lugar muy atractivo donde pueda crecer la microelectrónica» reflexiona el ingeniero.

«La posición geopolítica parece anecdótica, pero es otra fortaleza importante». España se ubica entre Asia y Estados Unidos, por lo que puede trabajar entre ambos mercados y, a la hora de instalar empresas microelectrónicas, se destaca este valor.

No obstante, esta buena base no es suficiente para encauzar el mercado de la microelectrónica en España, porque sus debilidades también brillan y no precisamente por su ausencia. Por un lado, los recursos humanos resaltan las dificultades a la hora de contratar especialistas y, por esa razón, «se vuelve a percibir la necesidad de generar o, si no, de atraer talento«, señala Martínez. Y, añade, «debe hacerse a corto plazo«. Además de la dificultad para crear empresas en el sector, hay un exceso de empresas pequeñas en España. «Las pymes, a causa de su tamaño, no son suficientes como para llevar adelante la construcción de chips complejos de manera local».

Centros de I+D

Aunque el problema más fundamental para la industria microelectrónica en el país es la no existencia de centros de I+D influyentes. «El ecosistema no podrá crecer bien si no hay centros de calidad que nutran a la industria de conocimiento, por tanto, tampoco hay especialistas que puedan gestionar los bloques de propiedad intelectual (PI)» señala Martínez. Se destaca la necesidad de generar uno o varios centros de competencia repartidos por la península, que sean influyentes y con iniciativa de revolucionar la microelectrónica. La cuestión burocrática también es un grave problema que impide el desarrollo porque es lenta. «En España, la duración media de un proyecto es de entre 18 y 24 meses, y después de esos dos años de espera, la ventana de oportunidad se ha cerrado«. Al fin y al cabo, la microelectrónica no es un sector que pueda esperar a los trámites porque es muy dinámico y requiere de un sistema administrativo con las mismas características.

Claro que toda fortaleza o debilidad también entraña su respectiva oportunidad. En el ecosistema se presentan muchas nuevas tecnologías de vanguardia como la arquitectura RISC-V o la fotónica. En España, existen instituciones dedicadas a la fotónica reconocidas internacionalmente y muy avanzadas, lo cual aporta valor. Asimismo, se están desarrollando nuevos mercados que requieren del uso de la microelectrónica de manera intensiva y el ejemplo de ello es la inteligencia artificial (IA). «Estamos en la génesis de estos mercados, cuyo nacimiento se estimula por la existencia de conocimiento y dinero en la nación; y este es el momento de impulsarlos«. Haciendo una revisión de todo el ecosistema industrial, se puede comprobar que la microelectrónica aporta un gran valor añadido. Además, según Martínez, «como no se tiene competencia, que una empresa integrara la microelectrónica se posicionaría rápidamente».

Aunque si se quieren cumplir las expectativas que generan las oportunidades, también conviene pensar en medios para afrontar las amenazas que atentan contra el desarrollo de la microelectrónica en España. La principal es la incapacidad de crecer de manera sostenible. Antes de invertir desmedidamente en microelectrónica, es preferible pensar en crear un negocio y presentar proyectos que tengan un valor comercial dentro del ecosistema: «no se puede dar dinero sin garantizar la supervivencia de los proyectos a largo plazo». Puesto que, según reflexiona Martínez, «la combinación de una gran inyección de dinero, pocas empresas y la necesidad de talento es una receta que esta destinada al fracaso, se necesitan otros elementos de los que carecemos».

Apuesta de la Administración

Otra amenaza posible es la falta de una apuesta clara por parte de la Administración. «El PERTE no se trata de dar dinero a los sectores, sino que debería tratarse de examinar qué necesita un sector para progresar», es decir, debería destinarse a incentivar el sector, crear planes de negocio y demás. Desde AMETIC, asociación de la que Martínez es Coordinador del Grupo de Trabajo de Microelectrónica, se propone una idea clave: «crear una ley integral de semiconductores y microelectrónica que estimule a la Administración». Estos factores son un indicador de que es el momento de crear las infraestructuras necesarias para que el sector despegue.

Además, el invitado explica que hay un exceso de focalización en las formas y despreocupación por el fondo. «Se habla mucho de crear grandes estrategias de microelectrónica, pero la clave preguntarse que necesita el ecosistema, a partir de ahí, utilizar las herramientas disponibles» expone. Y, si no existen las suficientes, crearlas como respuesta a la necesidad desde las entidades locales. «Realmente, carece de valor crear proyectos I+D o en centros de competencia si se tiene en cuenta la necesidad de crear una estrategia local que trascienda de España a Europa». Es decir, el primer paso es configurar un ecosistema óptimo en el país y luego se podrá hablar del cruce de fronteras.

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