Josep Maria Insenser: «Hay voluntad de impulsar a la microelectrónica, pero los políticos deben asumir más riesgos»

Eugenio Mallol.-Háblame del estado de situación de la electrónica, se puede decir que está ya en todas partes y, donde todavía no la ves, asegúrate de que tu competencia no está en ello.

Josep Maria Insenser.-Si entendemos por microelectrónica el desarrollo de los circuitos integrados, empezó en la década de los 60. Sin ella, la revolución informática hubiera sido imposible, con el PC se democratizó y, paralelamente, hubo una revolución en las comunicaciones, empezaron las centrales electrónicas de conmutación, mejoraron los servicios, se produjo el aumento progresivo del ancho de banda. Todo eso fue gracias a la mejora de los semiconductores y de los circuitos integrados. La gran revolución vino con la telefonía móvil y el procesado digital de la señal, otro punto clave en el avance de las telecomunicaciones, la visión artificial, la robótica, etcétera. A partir de ahí, se ha ido expandiendo a cantidad de sectores. Es una tecnología habilitadora clave porque está en el corazón de muchos productos y muchos sistemas.

Eugenio Mallol.-Hay muchas carreras en marcha, desde los chips fotónicos a la integración de la inteligencia artificial, la aplicación a nuevos sectores o el futuro por debajo de los dos nanómetros. ¿Cuál te apasiona más?

Josep Maria Insenser.-Lo importante es ver las posibilidades que tiene la microelectrónica para innovar en sectores que hoy en día ni siquiera imaginamos. Por ejemplo, todo el tema del internet de las cosas (IoT) es bestial, tiene aplicaciones en cantidad de sitios. En el IPCEI de la Comisión Europea más importante que hay lo han agrupado en sensórica, inteligencia artificial, procesadores o memoria, que ha sido el driver más importante de los semiconductores hasta fecha de hoy. Las redes neuronales actúan con memoria.

Eugenio Mallol.-José Capmany habla de un futuro en el que convivan fotones y electrones, y utilicemos en cada ámbito la opción más eficiente.

Josep Maria Insenser.-Ahí es donde voy. Veo aplicaciones en fotónica para centros de datos de alta velocidad. Si la inteligencia artificial realmente se masifica, ese tipo de aplicaciones van a ser imprescindibles. Los centros de datos tienen un problema gravísimo y es el consumo de energía. Esto va en contra de la sostenibilidad, provoca el cambio climático. Las memorias tienen que refrescarse mucho porque todavía no están optimizados los equipos para esas necesidades. De ahí la importancia de la fotónica, los avances en memorias y en la computación neuromórfica, e incluso pasando cosas a analógico. Si se superan todos esos problemas nos vamos a encontrar con una capacidad de cálculo brutal con unos consumos menores que los que tenemos hoy en día.

Eugenio Mallol.-Resulta clave, quizás, desmitificar. Las pymes deben comprender que incorporar microelectrónica propia no significa tener que negociar con TSMC y, al mismo tiempo, que pueden reinventar negocios con ella.

Josep Maria Insenser.-Esto ya se intentó en los años 90, con el Grupo Activador de la Microelectrónica en España, una acción de la Unión Europea para que las empresas pequeñas mejoraran su tecnología introduciendo equipamiento electrónico competitivo. Había que hacer un esfuerzo cultural para difundir. Pero la ley de Moore es implacable y siguió avanzando. Al cabo de un tiempo, hubo que moverse a nanómetros y apareció un concepto que para mí fue revolucionario: las FPGAS (Field Programmable Gate Array), chips que ya venían hechos con toda una serie de transistores válidos para el 95% de los diseños. La gente se metió en las FPGAS porque no tenían costes de ingeniería asociados al diseño. La FPGA servía para emular un chip y probar en pequeñas cantidades. Nosotros hicimos una placa interna y vimos que esto se podía comercializar y la comercializamos y vendimos muchísimas, pero todas en Estados Unidos.

Eugenio Mallol.-Sucede como con el sector químico, en el que España fue una potencia mundial, ahora la microelectrónica parece querer volver a la senda que abandonó en esos años. Necesitamos estrategia.

Josep Maria Insenser.-Ametic la tiene clara, tiene un posicionamiento, una de estrategia y Semsys también. Pero una estrategia real, no sólo papeles, requiere un compromiso firme por parte de todos. De las Administraciones Públicas, pero también de las agrupaciones empresariales. Y en eso se está trabajando. España y Europa necesitan crecer. ¿Cuál era el producto de Corea en los años 60-70? El arroz, si hubieran seguido cultivándolo, sin intervención del Estado, seguirían exportando arroz y serían el número uno del mundo. Pero resulta que son el número uno del mundo en exportación de memorias y otro tipo de semiconductores. Samsung es como TSMC, el Estado intervino y cambió la historia. El índice de complejidad económico se refiere fundamentalmente a las exportaciones que hace un país de unos determinados productos de mayor valor añadido. Si nosotros decimos que aquí tenemos el turismo, está muy bien, pero cuidado, controlado. Hay que poner los huevos en diferentes cestos.

Eugenio Mallol.-La cotización social de un empleado del turismo no es la misma que la de uno de la industria.

Josep Maria Insenser.-Hay que diversificar enfocados al valor añadido y al largo plazo.

Eugenio Mallol.-Desde el punto de vista de la demanda, en qué nichos nos podemos posicionar. Hay sectores, como el automóvil, que son atractivos, pero tienen unas barreras de entrada enormes.

Josep Maria Insenser.-En el automóvil, hay una empresa en España, que es KDPOF, que es líder mundial en el tema de las comunicaciones intravehiculares por fibra óptica.

Eugenio Mallol.-Una empresa estupenda.

Josep Maria Insenser.-También MaxLinear, que es referente en el mundo del Wi-Fi. Esas dos empresas son brutales, pero son multinacionales. Están haciendo cada vez más en España y atraen producción. En el tema salud hay mucho, en IoT agrifood, evidentemente en el sector de la automoción hay margen para meterse porque viene el vehículo conectado…

Eugenio Mallol.-…en el sector espacial las empresas españolas han estado siempre en la vanguardia tecnológica.

Josep Maria Insenser.-Ahí voy. En el mapeo que hicimos con Ametic vimos que las empresas españolas de microelectrónica, cuando se les preguntaba por el destino su producción, citaban a la industria 4.0 en primer lugar. Es un concepto horizontal, es decir, puede ser una farmacéutica o una industria de máquina-herramienta. La luego venía el sector espacial y de defensa. Esto es muy interesante porque evidentemente no se requieren grandes producciones, sino mucha tecnología. Y el tercero es el sector de la automoción. Cuando vaya a temas de comunicaciones y de mínima latencia para el vehículo autónomo, con 5G y 6, los chips ya son muy complejos, caros y consumirán más. También se pueden hacer cosas en fotónica, en la frontera, es un campo importantísimo. Sin olvidar la movilidad, no olvidemos el sector ferroviario, donde hay mucha electrónica. El objetivo sería que las empresas inventen innovaciones importantes y que luego las apliquen donde puedan, es decir, que no sólo atiendan a las empresas de aquí, sino a lo que pida el mercado mundial, porque las empresas de microelectrónica tienen que tener claro que su mercado es mundial. Si nos enfocamos solo aquí, las producciones son muy pequeñas. La contenida tiene que ser global. Hay que trabajar, hay que tener una estrategia y hay que apoyar las cosas. A veces pienso que la Administración en España no está todavía preparada para ese tipo de cosas. Hay voluntad política de hacerlo, pero luego se choca mucho con la legislación, con los abogados del Estado y los interventores de Hacienda. Los políticos tienen que asumir más riesgo.

Eugenio Mallol.-Estamos celebrando los fondos del Perte, pero algunos ven un abismo después de 2026, cómo asegurarnos continuidad en la estrategia.

Josep Maria Insenser.-Creo que la intención de Semsys es seguir mucho más allá de 2027 y también lo es del Ministerio de Transformación Digital hasta donde yo sé. Europa necesitará destinar más fondos, porque comparado con lo que están haciendo China y Estados Unidos lo que aquí es una gotita.

Eugenio Mallol.-Y ni siquiera se usan en su totalidad en España.

Josep Maria Insenser.-En el caso del Perte Chip, ¿por qué se puso esta cantidad tan elevada? Por una fábrica, es evidente. Pero no es tan sencillo que una fábrica quiera venir aquí. No hay ecosistema, no podemos garantizar que tenga su capacidad de producción a tope, y una fábrica para que sea rentable necesita trabajar al menos a un 80%. Es importante que haya un ecosistema de fabless. Hay que procurar tener una fábrica en Europa de alto nivel, porque si no nos puede pasar que haya un conflicto entre China y Taiwán y se corte el suministro. Con la opción IMEC se aprovecha bien y podemos tener aquí una cosa importante, con lo cual ya habrá valido la pena  el Perte.

Eugenio Mallol.-Así nos despedimos, con un buen sabor de boca porque solo nombrar al IME provoca satisfacción.

Josep Maria Insenser.-Aquí se intentó hacer bastante en los años 90 y no ha salido como esperábamos, pero se pusieron las semillas que hoy en día constituyen el ecosistema. Con lo cual fue bueno. La industria y, sobre todo, la innovación y el I+D requieren visión a largo plazo, invertir, tener paciencia, trabajar. No ves los frutos de inmediato y la tentación del portazo muchas veces es muy alta. Otra cosa que perjudica mucho en España, es el tema de que no hay fusiones y adquisiciones para coger tamaño exactamente. Ves empresas muy buenas, pero muy pequeñas. Pero para hacer eso tienes que incentivarlo y esto no se ha hecho.