La química ‘verde’ de SPB: desde formatos sin envase hasta vías de eficiencia energética
Con un volumen de producción de 170 millones de unidades y 250 millones de litros al año, un catálogo de más de 250 referencias y presencia en más de 30 países, SPB es un referente del sector químico capaz de integrar las tecnologías digitales con sensibilidad medioambiental
Imagen del exterior de la sede de SPB.
SPB es una empresa dedicada al desarrollo de productos para la limpieza y cuidado del hogar y el cuidado personal, con más de 40 años de experiencia en el sector químico. Miguel Burdeos, fundador y presidente, arrancó la empresa en 1979 como un pequeño negocio familiar y se ha convertido en un referente a nivel nacional y una compañía global a la altura de los principales actores del mercado internacional.
En la actualidad, SPB cuenta con más de 60 líneas de producción y envasado, emplea a más de 650 personas, produce 170 millones de unidades al año y 250 millones de litros y ofrece un catálogo de más de 250 referencias en 25.000 puntos de ventas de 30 países.
“Nuestro posicionamiento es construir relaciones a largo plazo con cadenas de distribución para fabricar su propia marca de distribuidor”, explica José Cabanes, subdirector general de SPB. En España, esa relación a largo plazo en exclusiva “la tenemos con Mercadona, somos lo que denomina interproveedores”.
Su propuesta de valor “es un producto y un proceso que, a diferencia quizás de otros players en el mercado, da mayores garantías de calidad. Esto se consigue a través de un equipo de I+D amplio, en el que se invierte mucho, se trabaja con un ecosistema externo que ayuda, colabora y aporta al desarrollo de producto”.
La empresa valenciana fue pionera en perfumar el amoniaco. Miguel Burdeos trajo de Francia esta idea en 1980 y, aunque en un primer momento sus principales clientes no confiaron en él, a los consumidores les gustó, lo que abrió las puertas de los gigantes de la distribución del momento.
SPB ha gestionado 203 proyectos de I+D, nueve de ellos financiados por el CDTI, tres por el IVACE de la Generalitat Valenciana y uno por el programa Eurostars de apoyo las PYMES intensivas en I+D. Fruto de este esfuerzo ha registrado cinco patentes. En la actualidad, está focalizada en la producción de hidrosolubles y uno de sus casos de éxito son los refills sostenibles, que reducen hasta en un 98% su huella de carbono.
En la visión del futuro de la compañía, según José Cabanes, destaca “el crecimiento en el consumidor de la preocupación por la sostenibilidad medioambiental. En ese sentido, estamos trabajando en todas las líneas posibles para posicionarnos como punta de lanza en productos con las mejores características del mercado. Eso incluye el uso de reciclados, de químicos biodegradables, de formatos sin envase o con un packaging prácticamente cero”.
Un posicionamiento estratégico así “requiere que se invierta tiempo y recursos en diseñar los productos, entender las bases químicas de esas familias nuevas de productos, ir desarrollándolos y testándolos. Ese es el camino que vemos. No somos los únicos, pero aspiramos a estar por delante de muchos”, apunta el subdirector general de SPB.
Otro factor diferencial de SPB es que fabrica sus propios envases, de modo que integra esa parte de la cadena de valor en el proceso productivo. El packaging con Hinojosa, añade, “es un caso de sustitución de plástico por cartón, pero también hay otros casos de uso de reciclados en el plástico, en productos que tienen un mayor grado de concentración, que requieren de menos agua y, por tanto, dejan menos huella de carbono en el transporte”.
SPB apuesta también por “productos hidrosolubles de modo que, si antes necesitabas una botella de dos litros, ahora te llevas en cápsulas pequeñas que después diluyes. Todos esos desarrollos pensamos que son los que van a marcar el futuro, no sabemos si con mayor o menor velocidad, y tenemos que estar ahí”.
Junto a ello, en SPB “trabajamos también la eficiencia energética, porque somos consumidores relevantes de electricidad en nuestro proceso: tenemos placas fotovoltaicas en todas las plantas y también estamos trabajando la sustitución de equipos por otros con mejor eficiencia energética. Vamos hacia los residuos cero, no vertemos nada, y continuamos trabajando para optimizar limpiezas entre productos, el uso de materias primas, la merma. Todo ello tiene un doble efecto: medioambiental y económico también”, afirma José Cabanes.
Además, sus plantas están parcialmente digitalizadas mediante el sistema MES (Manufacturing Execution System). “Desde el punto de vista más clásico y tecnológico, la mayor parte la tenemos cubierta, el mapa de sistemas nos cubre prácticamente toda la cadena de valor de una forma razonable, pero estamos trabajando en inteligencia artificial y, desde el punto de vista más organizativo, trabajamos para conseguir equipos ágiles, tomas de decisiones y procesos más optimizados”.
Según José Cabanes, en su camino hacia la transformación digital, SPB ha sabido “entender que los recursos están en los puntos críticos de la cadena de valor, es decir, para una empresa de nuestro sector los recursos tecnológicos están focalizados en la parte de proceso y producción y en la de diseño y desarrollo de un producto, no tanto en la parte de marketing y ventas, porque ahí la actividad es menor, y tampoco en la parte de logística, porque la pone nuestro principal cliente en España”.