¿Y tú me lo preguntas? Metaverso… eres tú

La confluencia del mundo digital y el físico con datos en tiempo real se ha convertido en una de las grandes tendencias tecnológicas del momento y las empresas están analizando dónde les aporta valor en su actividad, el autor propone situar este asunto en el centro de nuestras estrategias y considerar que uno de los ámbitos con mejores datos disponibles somos... nosotros
Eugenio Mallol
3 de julio de 2022 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
¿Y tú me lo preguntas? Metaverso… eres tú
Fresco de 'La Creación de Adán' de Miguel Ángel.

En cuestión de semanas he mantenido tres conversaciones inspiradoras en relación con lo que será la próxima generación de tecnologías de gestión de los datos. La primera, en el IoT Solutions World Congress de Barcelona, con la CEO de Libelium, Alicia Asín, que anunciaba la llegada del internet de las cosas 3.0.

En él, la clave ya no está en recopilar y analizar datos, ni en procesarlos con herramientas de inteligencia artificial y mejorar la toma de decisiones en tiempo real, sino que el foco se pone en validar la información, garantizar que se corresponde con la realidad. ¿Es real lo que se valida con blockchain? El coste del seguro que paga la industria papelera en España se ha incrementado un 500%, pero con el nuevo IoT 3.0 las aseguradoras dispondrán de datos irrefutables y garantizados del trabajo de prevención de incendios en planta, con lo que su percepción riesgo necesariamente debe bajar.

La segunda conversación reveladora fue con Javier Sirvent, que se está convirtiendo en un habitual de mis columnas. Además de manifestar de forma categórica que “sí o sí” hay que estar en el metaverso, apunta a dos disrupciones que se avecinan y podrían desencadenar el fenómeno a gran escala: la compra de la empresa de realidad virtual Pico por ByteDance, propietaria de TikTok, y el lanzamiento de las gafas de Apple. En el primer caso, la batalla por la captación de usuarios en el metaverso de bajo coste, con enormes dosis de dopamina como acelerador del proceso, está servido; en el segundo caso, el efecto arrastre de Apple sobre el sector tecnológico forzará a todo el mundo a posicionarse.

Y, en tercer lugar, pude conversar con el CEO mundial de la división de software de Siemens, Tony Hemmelgran, conectado en videoconferencia desde Springfield (EEUU). Para explicarme el acuerdo con Nvidia que se presentaría poco después, usó el símil de la construcción de un yate. El cliente, con herramientas de realidad virtual, en el centro del proceso, literalmente, todas las empresas que participan transmitiendo sus datos en tiempo real con imágenes de altísima calidad, de modo que el destinatario del final es capaz de indicar en el momento mismo en el que se tiene que tomar la decisión, cuáles son sus preferencias. El concepto de centro de producción estalla, tal cual, con el metaverso industrial. El cliente es el lugar. La llave de entrada a esos nuevos ecosistemas son los gemelos digitales. Aviso.

Ya no hay dudas de que una de las grandes tendencias tecnológicas del momento es la confluencia del mundo físico y el digital sincronizada con datos en tiempo real. Esa es, básicamente, la esencia de lo que ahora llamamos metaverso y probablemente, cuando ya estén desplegadas con todo su potencial las innovaciones en marcha en materia de conectividad, internet de las cosas, inteligencia artificial y un largo etcétera ahora mismo en fase de desarrollo, quién sabe qué nombre adoptará.

En todo este proceso la clave es la calidad de los datos. Por eso, el metaverso está comenzando a producir sus primeras manifestaciones en los ámbitos en los que más avanzados estamos en la generación, captación y análisis de esos datos. Unas veces, la parte física que confluye con la digital es algo externo a nosotros mismos, como la actividad empresarial y progresivamente aspectos relacionados con el entorno (movilidad, información relacionada con el medio ambiente o los recursos naturales…); otras veces, la parte física que confluya con la digital somos, claro está, nosotros.

He tenido la fortuna de hablar de estas cosas en los Cursos de Verano de la Universidad de Málaga y, como preveía, en el turno de preguntas tras mi exposición, la gran mayoría de las intervenciones de los asistentes se centraron en los aspectos éticos y legales que conviene desarrollar para que el metaverso se convierta en un entorno amigable. De hecho, los expertos coinciden en que una de las vías para diferenciarse y atraer el interés de los usuarios como empresa consistirá en convencerlos de que eres fiable y usas de forma correcta la enorme variedad de nuevos datos que obtendrás de ellos en la computación inmersiva.

Me quedó por poner en la charla el icónico cuadro de La Creación de Adán de Miguel Ángel. La sugerencia es que, en la nueva confluencia de lo físico y lo digital daremos a nuestra subjetividad la capacidad de ser ella la que cree el mundo, con lo que habría que mirar el cuadro en un sentido inverso, como si fuera Adán el que crea a Dios. Sólo nos queda ya la falsabilidad de Popper como agarradero. Tendremos que hacer un esfuerzo cultural para comprender el nuevo mundo.

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