Campelo quiere implicar a sus proveedores del campo en la agricultura de precisión
Considerada una de las principales referencias de España en el suministro de frutos secos, Campelo destaca por su compromiso con los agricultores y por su dedicada labor a ensalzar el mundo rural. Desde hace años, la compañía está centrada en una mejor gestión de los datos para conseguir el objetivo de eliminar el papel en sus procesos
Miguel Ángel Campelo, CEO de Campelo
Campelo es una empresa dedicada a la comercialización al por mayor de ajos, castañas y nueces, con un recorrido histórico y familiar. Tuvo su origen en los años 60, cuando Eduardo Campelo empezó a comercializar las castañas de su zona primero en España y luego en otros países mundo, en especial Brasil y la República Checa.
Considerada una de las principales referencias de España en el suministro de frutos secos, son varios los aspectos que diferencian a Campelo de otras compañías, y que explica su CEO Miguel Ángel Campelo. “Nuestro principal activo son nuestros proveedores, nuestro huerto, porque hemos sido productores y entendemos lo complicado que es el trabajo agrícola y lo importante que es estar a su lado en los momentos complicados, como cuando hay malas cosechas. Tal es así que el 70% de nuestras compras son a agricultores que cosechan para nosotros todos los años, ya que confían en que les trataremos justamente”, destaca Campelo.
“Hay una confianza de que vamos a buscar un precio con el cual no nos agredamos ninguno y en el que haya un beneficio mutuo. Necesitamos que ellos sigan ganando dinero y trabajando para la empresa, y a ellos les interesa que nosotros sigamos comercializando sus productos, y que la relación sea duradera”, apunta el CEO.
Aunque está ubicada en la comarca de El Bierzo, para esta empresa lo más importante es ensalzar el mundo agrícola en general y mantener un compromiso con el entorno rural. “Amamos nuestra tierra, nuestra cultura y nuestras tradiciones, así como a la gente del campo, sean de donde sean. Para nosotros es una obsesión que nuestro trabajo sirva para mantener vivos los pueblos donde se producen nuestros tesoros y conseguir fijar población en los mismos”
Además de los proveedores, desde Campelo se destaca el cuidado por el cliente final. “Forma parte de nuestra esencia el servicio a nuestros clientes, tanto en logística como en personalización de producto y hemos demostrado que para nosotros tiene tanta importancia el cliente de 3.000 tiendas, como el que sólo tiene 3, ya que tenemos claro que nuestro verdadero cliente es el comprador final y merecen tanto respeto un pequeño distribuidor como una gran cadena”, afirma el CEO.
Con el tiempo, la compañía se ha ido modernizando y está adaptándose al uso de los recursos digitales. “Una de las ventajas de las tecnologías habilitadoras es la capacidad que nos da para conocer la variación de los gustos de nuestros clientes y responder a ella. Así, el uso de web o redes sociales nos permite tener el feedback del consumidor final y la aplicación de las diferentes tecnologías en todo el proceso (agricultura de precisión, trazabilidad, reducción de emisiones y consumos de químicos en la producción) nos permite responder a esas demandas”, expone Miguel Ángel Campelo.
Camino a la Industria 4.0
En los últimos años, Campelo ha empezado a implantar cambios básicos para que el funcionamiento de la compañía sea más ágil. “El punto de partida es una industria papel.0, por lo que el primer paso ha sido reconvertirnos: evolucionar de una gestión familiar a una gestión profesional liderada por una familia, llevando a cabo un análisis más profundo de los costes, planificando las compras y producciones con respecto a la previsión de ventas y variaciones del mercado, o llevar una mejor gestión de los datos. Ahora mismo estamos en proceso de enseñarle a la gente a coger datos, ya que antiguamente se recogían los datos de costes, pero al final se resumía en rellenar papeles. Ahora se discrimina entre los datos importantes y los que no lo son”, explica su CEO.
De cara al futuro, el próximo paso es trabajar con un programa de gestión integral de la empresa, pero teniendo presente la importancia del trabajo previo. “Meter un ERP de cero significa pasar un año con una consultoría modificando todo, porque una empresa trae un programa muy generalista y hay que adaptarlo. Por eso estamos centrados en formarnos para, por ejemplo, trabajar con códigos, identificar los procesos y sus pasos claves así como aprender a recoger datos buenos”, apunta Miguel Ángel Campelo. “Hecho esto, buscaremos que nos hagan una solución a medida y acortaremos el período de aprendizaje de nuestra plantilla; y posteriormente aplicaremos las diferentes tecnologías habilitadoras para gestión de stocks, trazabilidad y mantenimiento predictivo. También trabajamos para acercarle a nuestros productores la agricultura de precisión y las posibilidades que la i4.0 les ofrece”.
La empresa asegura que su futuro está en la transformación y comercialización de diferentes derivados de la castaña, y su estrategia es seguir centrándose en la personalización de cada producto y la retroalimentación con el consumidor para variar los mismos. Actualmente casi el total de la producción de castañas secas se exporta a Taiwán, aunque la compañía ha empezado a elaborar harina a partir del producto, recomendable para deportistas debido a la poca grasa que tiene, para intolerantes al gluten por su ausencia del mismo y personas preocupadas por su salud por las propiedades de la castaña.
Con el tiempo, Campelo ha ejecutado un proyecto para la deshidratación de castañas en sus instalaciones, (un proceso que anteriormente se llevaba a cabo en las casas de nuestros proveedores). “Hemos desarrollado un procedimiento de deshidratado único en el mundo, y que no es más que nuestra innovación: hacer lo que hacían nuestros abuelos con técnicas modernas”, expone Campelo.