Emilio Anglés (Kellogg’s): «En un mes nuestros almacenes se vaciaron, la industria de gran consumo se lo tiene que replantear todo»

El roadmap digital de Kellogg's se revisa cada seis meses, se ha diseñado con máxima capacidad de adaptación a un mercado en el que la cadena de suministro deja de ser lineal, crece la personalización y cobran fuerza los smarthome devices, el experto en innovación Eugenio Mallol habla con el Power, Controls and Information Systems Manager de Kellogg's, Emilio Anglés
29 de junio de 2021 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Emilio Anglés (Kellogg’s): «En un mes nuestros almacenes se vaciaron, la industria de gran consumo se lo tiene que replantear todo»

Eugenio Mallol.- Eres ponente habitual en foros y un directivo cuyo criterio se tiene en cuenta en el ecosistema 4.0. Cuéntame cuál fue tu impresión de la reciente edición de Advanced Factories y, en general, de la situación de la industria española.

Emilio Anglés.-Las sensaciones fueron muy buenas, teniendo en cuenta que salíamos de un año muy atípico. El ambiente que se respiraba era de mucho optimismo. Actualmente, muchas empresas o están ya en el camino de la transformación digital, o se plantean muy seriamente la implantación de tecnologías habilitadoras de la industria 4.0. Salí muy contento sobre todo por haber tenido la oportunidad de hablar cara a cara con proveedores, aunque no estaban las grandes corporaciones por temas de restricciones. Se nota que ha habido un antes y un después.

Eugenio Mallol.-Somos conscientes de que tenemos que reaccionar, pero es clave que lo hagamos sabiendo en qué punto estamos, que el mundo ha cambiado, hemos vivido flujos de demandas brutales, hemos tenido que cambiar de canal, hemos revisado la relación con proveedores. Cambiar siendo conscientes de que el mundo ya no es el que era.

Emilio Anglés.-En Kellogg’s, en abril del año pasado, cuando comenzó el confinamiento, teníamos los almacenes prácticamente llenos de producto y en menos de un mes nos los vaciaron. Éramos una compañía esencial. Se acercaba Semana Santa y habíamos planificado el paro anual por mantenimiento, pero negociamos hasta el último momento con ventas si lo hacíamos o no. Al final, de nueve turnos paramos seis. Los fabricantes de productos de gran consumo, sobre todo de alimentación y bebidas, nos hemos visto afectados por la crisis y eso ha hecho que nos lo hayamos replanteado todo. Nosotros estamos apostando por la innovación como punta de lanza para intentar ser más competitivos, aunque también hay que decir que a nuestro ritmo, porque el tipo de márgenes operativos con el que trabajamos no es el mismo que el de la automoción, farma o las energéticas. Aun así, creo hemos reaccionado rápido. Estamos trabajando en un proyecto llamado Smart Factory desde hace cuatro años y el roadmap, que era a cinco años, lo hemos ampliado para otros cinco, es decir, hasta 2025. Pero lo revisamos cada seis meses. Porque siempre estás sujeto a estos cambios.

Eugenio Mallol.-Esta disposición a revisar el roadmap de transformación digital cada seis meses me recuerda una conversación con el CIO global de Liberty, Alexandre Ramos, en la que me explicó cómo había convencido a la gente del área de negocios para subir la compañía a la nube. Les dijo que “en adelante tenemos que ser capaces de cambiar rápido, y esto no significa pasar de A a B, sino de A a lo que sea”, situar a la compañía en un estadio tecnológico que le permita adoptar nuevas tecnologías con carácter disruptivo de forma inmediata, apenas dos o tres meses después de que aparezcan.

Emilio Anglés.-Lo que tengo claro es que los datos son el nuevo oro de las compañías, junto a un buen despliegue de dispositivos IoT, acompañado de un marco sólido de ciberseguridad, a los que podemos acceder mucho mejor con las infraestructuras actuales y de forma mucho más económica que antes. Una vez disponemos de los datos de fábrica, y el 5G será una gran palanca para ello, podremos crear los gemelos digitales de nuestras máquinas y evitar problemas antes de que se produzcan, prevenir tiempos de inactividad, desarrollar nuevas oportunidades de negocio, planificar el futuro mediante simulaciones o personalizar la producción para reducir el time to market. Estas tecnologías nos permitirán mejorar la flexibilidad e incrementar la productividad. Lo hemos visto con el Covid. Yo creo en un mix de ‘on premise’ y nube pública, porque una fábrica tiene que seguir funcionando y si lo basas todo en los datos y en la disponibilidad en tiempo real no puede fallar.

«Estamos trabajando en un proyecto llamado Smart Factory y hemos ampliado el roadmap hasta 2025. Pero lo revisamos cada seis meses»

Eugenio Mallol.-No creo que haya nadie pensando ahora mismo en ubicarse completamente en una nube pública, salvo empresas de nueva creación.

Emilio Anglés.-En la industria 3.0 había computerización y conectividad. Esto muchas compañías lo tenemos superado. Luego está la parte de visibilidad y transparencia, y nosotros estamos en ello: vemos lo que está pasando y lo entendemos. Y a continuación vienen las fases 5 y 6 que incluyen toda la parte más predictiva y el self optimizing, que yo me pueda optimizar de forma autónoma. Hasta la fase de transparencia, debes tener sistemas ‘on premise’, a partir de ahí te puedes permitir el lujo de crear tus sistemas de analítica de datos en la nube y de dotarlos de inteligencia artificial para hacer las preguntas correctas que te muevan a la acción e impulsar tu negocio.

Eugenio Mallol.-Ha habido una gran campaña de marketing de las nubes públicas. Pero la industria es consciente de que no puede llevarse todo ahí y, de hecho, hay mucha inversión en data center privados. La clave está en la orquestación.

Emilio Anglés.-Nosotros estamos generando tal cantidad de datos en fábrica que el verdadero valor vendrá cuando los puedas cruzar. Pero para crear modelos multivariable necesitas una serie de infraestructuras que en las fábricas no podemos tener, tendremos nuestras nubes privadas y enviaremos nuestra información allí. De hecho, parte ya la tenemos, pero tendremos que desarrollarlo.

Eugenio Mallol.-Dime qué tecnologías clave identificáis en ese roadmap de Kellogg’s hasta 2025.

Emilio Anglés.- La posibilidad de tener el ERP y las aplicaciones de gestión de la planta de Valls en la nube facilitó mucho que de un día para otro todo el mundo pudiera teletrabajar. En cuanto a fábrica, estamos en un despliegue de aplicaciones que hemos desarrollado con los proveedores de IT, para tener una paperless plant, una fábrica sin papel. Este proyecto está dividido en seis módulos: uno cubre lo que llamamos la perfomance; otro módulo está pensado para mantenimiento autónomo, llevamos más de 12 años con un proyecto de lean manufacturing, con diferentes niveles de madurez, en el que no queremos ayudantes de máquinas, sino conductores de máquinas; otro módulo realiza toda la parte de checklist; otro se dedica a la gestión de calidad, incluida la parte de protección de producto, que es muy importante para nosotros; y otro módulo clave es la digitalización del plan de producción, porque nuestro ERP se bajaba a hojas de excel, se imprimía y se llevaba a las líneas. Todo esto ahora está digitalizado para que de forma integral vaya de la mano del módulo perfomance, que incluye packaging line analytics y process line analytics. La orden de producción se genera en SAP y baja a nuestro sistema MES a través de la conexión que tenemos con todos los equipos de la planta y de un sistema de historización, que fue un trabajo previo antes de empezar a implementar el proyecto Smart Factory. Lo importante es llevar la información a los operarios y que éstos puedan tomar decisiones en la línea en tiempo real.

Eugenio Mallol.-Una compañía como Kellogg’s tiene un efecto tractor sobre el entorno, sobre los proveedores y los clientes. Pero también una dependencia tecnológica de ellos, porque muchos de los primeros son pymes y la forma de llegar a los segundos es cada vez más omnicanal. El diferente ritmo de digitalización, unas veces por exceso y otras por defecto, puede ser un problema.

Emilio Anglés.-La transformación digital nuestra como gran corporación va de la mano de la de nuestros proveedores y clientes. Nos vemos forzados a cambiar o intentar innovar dentro de nuestros procesos productivos para poder dar un buen servicio. El IoT, por ejemplo, está cada vez más relacionado con los smarthome devices. Hay cifras en Estados Unidos o en Reino Unido que indican que el mercado de dispositivos del hogar inteligentes crecerá del 23% a casi el 50% ¡a finales de 2022! Eso hace que nuestros clientes vayan a tener frigoríficos conectados que les digan cuándo y qué productos comprar para tener dietas sanas y equilibradas. Este tipo de aproximaciones tecnológicas las debemos tener en cuenta, porque nos hará cambiar la forma en que trabajamos y producimos. Hace unos años, las empresas de gran consumo estábamos en el centro del mercado, y los clientes giraban a nuestro alrededor. Nosotros les decíamos qué tenían que comprar. Ahora no, esto ha cambiado, son los clientes los que están en el centro, y con un simple móvil pueden decidir qué, cuándo y cómo consumir. Esto nos obliga a ser cada día más ágiles y flexibles. Sólo veo una vía: dotarnos de tecnología, automatizar nuestros procesos y robotizarnos.

«El mercado de dispositivos del hogar inteligentes crecerá del 23% a casi el 50% ¡a finales de 2022!»

Eugenio Mallol.-Precisamente, esta crisis ha dejado claro que la nutrición de precisión, cada vez más personalizada y con nuevas funciones ha venido para quedarse. En Kellogg’s, como gran corporación, vivís ese imperativo.

Emilio Anglés.-De hecho, es una de nuestras máximas preocupaciones. Y cada vez más, nuestro departamento de I+D, obviamente haciendo una escucha muy activa de lo que están pidiendo nuestros consumidores, trabaja para adaptar los productos tradicionales a estos nuevos requerimientos. La compañía ha hecho una apuesta muy importante comprando empresas de cereales o de alimentación cuyo core de negocio es toda la parte más healthy. Aprendemos de ellas para incorporar todo esto a nuestros productos, variar la forma en la que los fabricamos e incluso su composición para que sean más atractivos. De igual forma, estamos apostando por trabajar conjuntamente con startups de innovación nutricional para ver estas tendencias del mercado. También a nivel de sostenibilidad: desde hace muchos años estamos apostando por la conservación de los recursos naturales. Tenemos un programa muy importante en el Delta del Ebro de apoyo a los agricultores en producción ecológica de arroz. Y actualmente el 100% de la energía que consumimos en la fábrica de Valls y compramos a nuestros proveedores es verde.

Eugenio Mallol.-Uno puede ser verde porque ha conseguido reducir los costes un 20% gracias al proyecto Smart Factory, claro.

Emilio Anglés.-Esa es otra pata. Cuando hablamos de reducir un 20% nuestros costes energéticos, hace 15 años ya se estaba trabajando en esto. Hicimos un despliegue de contadores de electricidad, gas, aire comprimido, vapor, en nuestra planta. Eso nos ha permitido dar visibilidad al consumo energético y tomar decisiones para invertir. Kellogg’s tenía el objetivo de reducir, antes de 2020, un 20% ese coste en todas sus plantas. Lo hemos conseguido, estamos en torno al 22%, dando visibilidad a los datos. Teníamos un coste de 1.265 kw por tonelada producida en 2005 y actualmente estamos por debajo de los 1.000 kw. Aparte de los proyectos de reducción de costes energéticos, ha habido mucho trabajo de implementación de herramientas de lean manufacturing que han permitido ser más eficientes en materia energética y reducir mucho nuestro desperdicio. En Valls, desde hace más de 35 años tenemos una depuradora casi tan grande como la del propio municipio, hace tres años instalamos un campo solar y actualmente toda la energía del edificio social y las oficinas la consumimos a partir de él. La sostenibilidad es una de las cosas que nos están pidiendo los consumidores y se ve cada vez más en las empresas.

«La personalización es una de nuestras grandes preocupaciones, la compañía está comprando empresas innovadoras para aprender»

Eugenio Mallol.-Al analizar las necesidades de la industria agroalimentaria, la mayoría de empresas señalan como prioridad conectar la información de los diferentes departamentos y acabar con los silos. Antes comentabas vuestra visión de fábrica sin papeles. Pero muchas empresas lo ven como un mundo, no quieren enfrentar a departamentos.

Emilio Anglés.-En cualquier empresa hay tres factores que permiten romper los silos en un proyecto de transformación digital. Tenemos que mover la típica cadena de suministro lineal hacia una cadena de suministro totalmente interconectada, desde los proveedores hasta los consumidores pasando por nuestras fábricas. Para esto, lo primero es crear un buen plan de comunicación a todos los niveles de la compañía. En segundo lugar, fomentar la colaboración entre las diferentes funciones diarias de la organización. Y, finalmente, crear una cultura digital alineada con la estrategia de la compañía. Esta es la forma de romper los silos y va mucho de trabajar con las personas, es la única manera que he conocido y que he visto que funciona. De entrada, en las fábricas que llevan muchos años con rutinas e inercias, el poder explicar bien de qué va el proyecto de transformación digital, que va a cambiar la vida de los operadores y tienen que adaptarse.

Eugenio Mallol.-Eres un directivo colaborador de Atlas Tecnológico, muy activo en la localización de empresas en Catalunya y comprometido con el proyecto.

Emilio Anglés.-Disponer de un ecosistema como Atlas que permita poner en contacto proveedores de servicios y expertos Industria 4.0 con clientes finales sobre todo Pymes, que quieran afrontar sus proyectos de digitalización será clave, para afrontar los retos que nos presenta este entorno VUCA al que nos estamos enfrentado después de la crisis que hemos vivido y yo no tengo ninguna duda que Altas Tecnológico será una actor clave en los próximos años para la transformación digital nuestro país.

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