¡Que inventen otros! España, sin peso en la cúpula de las grandes asociaciones tecnológicas de Europa
Los comités ejecutivos de las principales organizaciones europeas, público-privadas o industriales, en sectores clave como el hidrógeno, la fotónica, la nube Gaia-X, las matemáticas, la supercomputación o la nanomedicina carecen de una representación fuerte de nuestro país
Hydrogen Europe representa a más de 250 compañías y 27 asociaciones pertenecientes a toda la cadena de valor de uno de los sectores tecnológicos con más potencial de crecimiento de la próxima década. Acaba de designar presidente a Jon André Løkke, CEO de Nel Hydrogen, quien ha decidido renovar el comité de dirección de la poderosa entidad con nombres de la industria como ZEROe, la plataforma de proveedores de Airbus para lograr el avión de emisiones cero, CNH Industrial (IVECO) o la patronal francesa. Entre los directivos que se mantienen está Aivars Starikovs, de la Asociación del Hidrógeno de Letonia.
¿Por qué a España le cuesta tanto ocupar puestos de responsabilidad en los consorcios público-privados y en las grandes asociaciones empresariales posicionadas en tecnologías clave del futuro? Lo veíamos recientemente en la elección de los 24 miembros del comité de directores de la Gaia-X European Association for Data and Cloud, que tiene que definir la futura federación de nubes europea. Sólo un representante español, Daniel Sáez-Domingo, del Instituto Tecnológico de Informática (ITI). Pero como es obvio, a la vista del número de componentes, ese no es el verdadero órgano ejecutivo donde se toman las grandes decisiones, sino el comité de dirección, en el que no hay ningún nombre propio de nuestro país.
Uno de los ámbitos que deben desplegarse con toda su fuerza en los próximos años, en los que España sí tiene una voz potente, es el de la supercomputación. El proyecto MareNostrum5, uno de los tres pre-exascala planificados en Europa, estará alojado en el Barcelona Supercomputing Center, uno de los cinco centros presentes en la junta directiva de la European Technology Platform for High Perfomance Computing (ETP4HPC). Pero ningún representante español más en ese órgano: ni entre las pymes, ni entre las empresas europeas, ni en la presidencia, ni en las vicepresidencias, nada más.
La Plataforma Tecnológica Europea Photonics21 une a la mayoría de las industrias fotónicas líderes y las partes interesadas relevantes en I+D a lo largo de toda la cadena de valor económico en toda Europa. Hoy tiene más de 2.500 miembros. En su comité ejecutivo tampoco hay representantes de nuestro país, aunque sí están presentes en el extenso comité de grupos de interés (stakeholders), con 88 miembros. Tampoco estamos presentes en el European Consortium for Mathematics in Industry, que preside Nataša Krejić de la universidad serbia de Novi Sad, cuyos trabajos se encuentran en la raíz de toda la revolución digital.
En el caso de la Nanomedicine European Technology Platform, otra de las entidades situadas en uno de los campos de mayor expansión en el futuro, hay una española en el comité de dirección que encabeza Ruth Schmid de Sintef . Se trata de la gallega Lorena Diéguez, de RUBYnanomed. Habría que aprovechar que durante el programa Horizonte2020, las actuaciones de la plataforma Euronanomed han estado coordinadas desde la Universidad Carlos III de Madrid, por el profesor Ignacio Baamante.
Y los Smart Agrihubs, podrían considerarse otro de nuestros consuelos. Podemos decir que el Clúster Regional Ibérico (RC) está liderado por la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de Andalucía, y codirigido por una empresa de asesoramiento con experiencia en el sector agroalimentario portugués. Es una red público-privada con un fuerte enfoque en nuevas políticas con el fin de reforzar la digitalización en el sector agroalimentario y se integra con la Estrategia de Especialización Inteligente (S3P) mediante la asociación S3P Agrifood T&BD.
Debería ser una estrategia de país posicionar a empresas e investigadores en instituciones clave para el desarrollo de las tecnologías que van a definir el futuro de la economía. Otras sociedades competidoras hace tiempo que lo están haciendo.