¿Necesitamos tecnocracia? La nueva tarea de los expertos
En tiempos de incertidumbre como los actuales cotiza la figura del experto, frente a la ideología, según el autor, que pone de relieve la falta de estrategia de país en el reparto de los fondos del Plan de Recuperación y recuerda la energía innovadora desatada a raíz de la pandemia cuando se dio paso a personas con conocimiento técnico y una buena red de colaboración
Jehyun Sung / Unsplash
Resulta doloroso escuchar que muchas labores de limpieza y prevención de incendios forestales en nuestros montes no se han podido realizar porque la normativa ha complicado el trabajo de los expertos, muchos de los cuales tienen que echar mano de empleados en precario, y ha impedido retirar del campo determinadas especies arbóreas y vegetales protegidas. A cambio de mantenerlas (o no desplazarlas) se las ha cubierto de un manto de ceniza.
Tampoco es sencillo convivir, en esta multicrisis, y cuando apenas queda un año y medio para que acabe el plazo para repartirlos, con la sensación de improvisación, provisionalidad y dependencia tecnológica de terceros que transmite el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
Al preocupante hecho de que el Gobierno presente un Perte de los microchips de 12.000 millones de euros y anuncie que piensa destinar 9.000 de ellos a la parte de fabricación, contra el criterio de los expertos, se suma una retahíla de convocatorias de ayudas con dudosa capacidad para transformar nuestro modelo productivo.
Los principales paquetes de ayuda previstos para el primer semestre de 2022, con cuantías superiores a los 500 millones, tuvieron como mayores beneficiarias a las administraciones local y autonómica y al sector de la construcción (30%), tanto residencial como de obra pública, el automóvil (12%) y la digitalización de pymes.
Para el segundo semestre de 2022, el presupuesto se incrementa por encima de los 10.700 millones de euros y se ha optado por trocear las convocatorias en paquetes más pequeños. Aun así, los operadores de telecomunicaciones podrán acceder a 697,5 millones a través de distintas variantes del plan UNICO; para la digitalización de las pymes y autónomos están previstos otros 1.000 millones del Kit Digital; se destinará un amplio volumen de fondos a formación, con 393 millones para el Plan de Modernización de la FP; otros 400 millones para el Perte del Agro; y, como el que no quiere la cosa, mucho para ferrocarril, o lo que es lo mismo obra pública: 1.407 millones para el Corredor Atlántico y el Corredor Mediterráneo y 569,93 millones para la Red Transeuropea de Transporte, además de las líneas de Cercanías. No suena a cóctel verdaderamente transformador.
Vivimos tiempos de enorme incertidumbre. La subida de tipos de interés puede tener un efecto devastador en el dinamismo de una economía sacudida por la guerra de Ucrania y la inflación de oferta y el nudo gordiano energético asociados a ella. La tecnología y la innovación son el camino de la solución, pero algunos aspectos de la revolución digital contribuirán a sembrar todavía más incertezas nuestro tejido productivo, en ámbitos como el empleo o la desigualdad.
La tendencia a la contraglobalización es una realidad que dificulta dar respuestas armonizadas, implicando a los distintos bloques que polarizan el mundo, a desafíos como el alimentario. Y, como se está viendo en la ejecución del Plan de Recuperación, un escenario con gobernantes que no tienen claro el orden de prioridades, que no son capaces de dotarse de una estrategia de país, es propicio para los oportunistas.
Es este el momento de los expertos, no de la ideología. Probablemente no sea necesario abandonar la política en manos de la tecnocracia, pero sí debemos abrirnos a la nueva dimensión que está adquiriendo el concepto de experto. Lo comentaba recientemente con el único español que interviene en la redacción de las 10 principales tendencias tecnológicas del año que elabora el World Economic Forum, Javier García: el selecto grupo de personas que intervienen en él son expertos con conocimiento de base científica, pero no adscritos a una sola disciplina, no acuden en su condición de especialistas, sino porque están en diálogo con una red de relaciones y de excelencia a nivel global que les permite entender la relación entre tecnología, economía y sociedad.
Entre las muchas cosas que la pandemia ha puesto en evidencia, dos están relacionadas con la innovación: la sociedad suele esperar hasta el último momento para reaccionar (con el calentamiento global estamos todos ya de los nervios), pero cuando se desencadena el hecho fatídico se alinea con los expertos y descarga toda su energía transformadora.
El relato de Ezequiel Navarro en Collaborate Summer 2022 es un compendio de todo esto: el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, contactó con un grupo selecto de directivos con gran conocimiento tecnológico y buenos contactos a nivel global y se puso a su disposición. La prioridad se puso inmediatamente en la producción de respiradores, que era el auténtico desafío y pronto el movimiento se extendió y coordinó a nivel de todo el país. Es el momento de los expertos.